Oh, dolor mío
Como aprisiona esta carne sedienta
Como duele esta prisión de huesos y lujuria
El ojo atormentado
Divaga el sendero claro de una piel desconocida.
Frotando mis manos cansadas
Para encender la hoguera mustia
De la ensoñación y el desvelo
Encontrar consuelo en el banal acto prohibido.
Un sueño más, como tantos otros
Ansío la libertad del dormido
Solo busca amparo en la grieta conocida
No, no me mires con ese oro negro
Mi brújula enloquece y encallo en tus besos.