La fotografía que rompiste reposa escondida en mi billetera
Fiel prueba del ímpetu de tu espíritu.
Los perfumes que no usaste decoran los vacíos de tu alcoba
El pequeño auto de juguete que arrojaste por las escaleras aún conserva su abolladura.
Viene a mi memoria
Aquella mirada alegre que escondía el saber de su destino.
Recuerdo, en noches de febril melancolía el dolor mudo de tus pasos
Que serán olvidados como el cadáver en pandemia.
El gentil puñetazo ha desaparecido de mi piel
Como lo hiciste tú.
Todo de ti me será un recuerdo diáfano
Cuando la nostalgia de la vejez me muestre tu rostro.
Temo al fin de diciembre
Porque en enero ya no estás.