Os pido posada

Capítulo 1: Cuando la mire a los ojos.

Christian

Abrí mis ojos e inmediatamente la puerta de mi habitación se abrió dejándome visualizar la figura de mi madre, cerré los ojos por un momento y tras realizar esto escuché la voz de mi progenitora.

—Mamá esta muy temprano para que vengas a decirme lo mismo de cada mañana. -dije sin mirarla.

—Tienes que pensar en tu futuro Christian, debes casarte con Vanessa para tengas un futuro sólido. -suspire porque ella no entendía por las buenas que no me interesaba para nada Vanessa. Solo la veía como la hermana que nunca tuve. Pero esto al parecer mi madre no lo entiende.

—Por el amor de Dios Georgina, cuántas veces te tengo que decir lo mismo.. ¿cuántas? -abrí los ojos luego de escuchar estás palabras salir de la boca de mi abuela. —Ya eres muy grandecita para que yo tenga que repetirte tanto las cosas, ¿crees?

Mi madre se cruzó de brazos, dió media vuelta y salió de la habitación sin decir más.

La abuela entro a mi estancia a paso lento.

—No le hagas caso cariño. Ella solo trata de presionarte para que hagas lo qué ella te dice, pero por nada del mundo vallas a cometer semejante estupidez. Aférrate a la esperanza de encontrar el amor y olvídate de las palabras que tu madre te digas. Encuentra el amor de tu vida tal y como yo encontré el mío -le sonreí a la abuela por sus palabras —Cuado encuentres al amor de tu vida cariño, mírala a los ojos y en ellos encontrarás un brillo inigualable. Encontrarás un refugio, un lugar donde te sentirás protegido, lugar donde serás inmensamente feliz junto al lado de ella, de tu amor.

Me encanta hablar con la abuela, porque ella siempre lograba entusiasmarme hasta más no poder por sus hermosas palabras, ella es una romántica empedernida y con sus bellas palabras estaba logrando que yo también lo fuera.

—Se que cuando la encuentre mis ojos no se podrán apartar de ella, abuela.

Mi abuela se hecho a reír y poco después me abrazó.

—Me encantaría estar viva para conocer a tu amor, cariño. Me muero por ver a la mujer con la que compartirás el resto de tu vida.

—Estaras viva abuela, se que lo estarás....

Mi hermosa abuela asintió levemente mientras dejaba un beso en mi mejilla.

De verdad esperaba que ella estuviera viva para conocer a mi amor. Porque la situación de la abuela es un tanto crítica.

Después de pasar un agradable rato con la abuela, me levanté de la cama, estire las sábanas y finalmente me di una ducha.

Tras hablar con la abuela me sentí mucho más animado. Ella me impulsa a seguir en busca de mi amor. Y me encanta eso.

Una vez listo decidí bajar las infinitas escaleras solo para escuchar la voz de mi madre atormentadome como siempre.

—Hijo entiende de una vez por todas que... -cerre con fuerza mis ojos ante estas palabras. —Entiende que cuesta lo mismo enamorarse de una pobre que de una con dinero.

—¡Ya mamá! ¡Ya! -exclamé y me marché sin decir más.

No soportaba escuchar a mi madre hablar todo el tiempo de lo mismo. Juro que me volvería loco y la escuchaba otro minuto más.

Camine hacia la puerta de salida de la casa lo más rápido que pude y al salir el viento fresco golpeó mi cara.

—¿Otra vez discutiste con tu madre? -me giré al escuchar la voz de Gonzalo, el jefe de seguridad.

—Si. Me es inevitable hacerlo -él hizo una mueca y yo le presidí. —Christian entiende que tu madre solo busca lo mejor para tí. No la culpes por hacerlo.

—Se que ella solo busca lo mejor para mi, pero no es la forma de hacerlo. Estoy cansado de que me traten de imponer algo que no quiero. Cansado de hacer lo que otros quieran, y obviar lo que yo realmente quiero. -mire a Gonzalo a los ojos y termine diciendo —Yo voy a labrar mi propio futuro y eso ella lo tiene que entender.

—Tendrás que luchar mucho por labrar tú solo tu propio camino Christian, porque tu madre no se quedará de brazos cruzados.

—Si no entiende por las buenas que no me casaré con Vanessa Rivas Santander, lo entenderá de la peor manera Gonzalo.

—Cuidado con lo que harás Christian... Recuerda que eres el sustento de esta familia. Eres el único que le queda a tu linaje.

Suspiré con notable frustración luego de escuchar estás palabras de parte de Gonzalo. Porque muy en el fondo sabía a qué se refería al decir que: soy único que le queda a mi linaje. De la familia Moussier

Soy el único desendiente. Por eso no podía comerte locura porque la única esperanza que le queda a esta familia de tener herederos soy yo. Todo el peso recae sobre mis hombros.

Aunque no lo quiero es así.

—Estoy seguro que el día que le presentes al amor de tu vida ella va a ceder. Ella solo quiere  tu felicidad. -negué con la cabeza ante sus últimas palabras.

—No... Yo no estoy muy seguro de eso. Sabes cómo es mi mamá, ella es insistente  y no descansa hasta que todo lo que quiere se cumpla al pie de la letra. —Y se que si no le presento a una mujer de apellido, no estará tranquila..

—Te juro que ella cederá. Cederá cuándo vea tu felicidad, te juro que lo hará Christian.

—No lo creo Gonzalo. No lo creo. -inquirí mientras mi mirada se perdía entre los ojos de Gonzalo.




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