Os pido posada

Capítulo 15: Esposa.

Adazla

Estoy nerviosa.

Como no estarlo si en menos de veinte minutos me caso.

Observé el reflejo que proyectaba en el espejo y sonreí.

Me veo hermosa, como una auténtica princesa.

Tanto Vera como Mara se habían lucido con todo lo que me habían hecho. Todo está perfecto desde el vestido hasta las zapatillas.

Escuché varios golpes en la puerta.

—¡Adelante! -indique y la puerta se abrió dejándome ver a Alán, quien me repaso desde la cabeza hasta los pies. —Oh, eres tú.

—Estas hermosa. -dijo mientras caminaba hacia mi —Pareces una princesa sacada de un cuento de adas.

—¿De verdad piensas eso?

Alán asintió.

—Eres la novia más hermosa que he visto.

—No pensarás eso cuando veas a tu futura esposa.

—No creo que ella sea tan bella como tú. -Alán tomó mis manos entre las de él, y dejo un beso en el dorso de mi mano. —Sin duda alguna Christian tiene mucha suerte.

Sonreí levemente tras escuchar estás palabras. Y la sonrisa que mantenía en mis labios se agrando el aver a Vera entrar a la
habitación.

—Adazla, harás que ese hombre colapse d ellos nervios... Date prisa, porque si no lo haces me casaré yo con él. -estas palabras Vera las verbalizo sin fijarse en que Alán estaba presente.

Vera algunas veces puede ser tan despistada.. por Dios.

—¿Tú crees que yo dejaré que el cometa semejante locura? Primero lo arrastró al fondo del mar.

Vera se sorprendió al escuchar estás palabras.

—¡Ja! Vea usted... -ella se acercó a  Alán. — Te apuesto que antes de que arrastres a Christian al fondo del mar, yo estaría encima de tí. -susurró con una sonrisa en sus labios —Si yo quisiera.

—¿Encima de mi? -inquirió Alán mientras acortaba la distancia que lo separaba de Vera. —Dudo que alguna vez pudieras estar encima de mi.

Vera giró su cabeza hacia mi y soltó una pequeña carcajada.

Alán entrecerró los ojos al ver como ella reía con ganas.

—¿De verdad lo dudas? -tras estás palabras Vera extendió su mano para tomar la corbata de Alán y posteriormente  darle un—De verdad, dudas que yo pudiera estar encima de ti Alán..

Vi al mencionado cerrar con fuerza. Y al Vera ver esto se atrevió a dejar un beso en los labios de él.

Abrí mi boca, mientras niego en repetidas ocasiones.

—Si así lo deseo te puedo hechizar, Alán. Puedo hacer lo que me dé la gana contigo....

Estas palabras eran totalmente ciertas porque el indomable Alán esta abrazado a ella. Y eso es algo que pienso que no ocurriría.

—Ese perfume... -susurró él, mientras olía el cuello de Vera. —Me recuerda tanto a ella...

Vera sonrió y luego de hacerlo se acurrucó contra el cuerpo de él.

Me gusta verlos de esa manera. Me encanta saber que ellos están destinados a estar juntos. Es un alivio total ver cómo mi pequeña hermanita busca su propia felicidad.

Y pués... Me encanta que sea con él, con Alán.

—¿Te quedarías conmigo Alán? -la sal se llenó de silencio tras esta pregunta. —¿Si te lo pidiera, te quedarías conmigo?

Esta pregunta logró que Alán abriera los ojos.

—¿Quien eres tú para quedarme contigo?

Oh, no...

Alán apartó bruscamente a Vera de su lado.

—¡¿Alán, cuidado con lo que vas a decir?! -verbalicé mirándolo fijamente. Y él se encogió de hombros.

—¿Por que yo me quedaría contigo? Dame un motivó.

Vera pestaño en varias ocasiones intentando contener las lagrimas.

—Fue una estupidez pedirte eso. Pero no te preocupes que nunca más la volveré a cometer. -inquirió Vera bastante calmada, pero yo sé que en el fondo está que se muere por lanzarse sobre él —Te estamos esperando Adazla. No demores porque si lo haces me casaré yo con él...

Vera bromeó y hasta una gran sonrisa me brindó antes de salir de la habitación.

—¿Qué le sucede?

—No debiste decirle esas palabras Alán. Ella tiene un motivo de peso para pedirte que te quedes con ella pero tú has arruinado todo. -él se llevo las manos a su cabello y lo despeinó —En un futuro te costará bastante caro esas palabras, y lastimosamente yo no estaré hay para interceder por tí...

El abrió la boca para hablar pero unos toques en la puerta lo hizo detener.

—Adelante...

—Adazla sal ya porque mi hermana está dispuesta a contraer nupcias con Christian. La muy loca dice que él sería un excelente padre para su hija.

¡¿Niña?! Si el bebé que cargará Vera es una bebé, que Alán se ajuste los pantalones porque ellas dos juntas harán la vida imposible de Alán.

Giró mi cabeza hacia Alán, y este se encuentra mirando a Mara.

—Vamos antes de que esa loca me robe al novio. Porque ella es capaz de eso y mucho más..

—Vamos porque ella es capaz de casarse con Christian y con el idiota ese.

Empecé a caminar hacia la puerta, pero al escuchar la voz de Alán me detuve en seco.

—Adazla. -Alán se acercó a mí y sin perder tiempo depósito una pequeña caja en mis manos. —Espero que te guste.

—No tenías porque molestarte Alán. Pero de todas maneras gracias. -tome la cajita entre mis manos y me atreví a lanzarme a sus brazos. —Gracias Alán.

—Por nada. Ahora vamos antes de que esa... Mujer involucre a esos dos. -él me ofreció su brazo y yo lo acepte. —¿Dejarás que sea yo quién te entregué en el altar?

Mi padre. Cuanto me gustaría que él estuviera aquí conmigo.

—¿Te gustaría entregarme al altar?

—Me encantaría hacerlo.

Le regalé una sonrisa y ambos reanudamos el camino hacia la puerta. En cuanto salimos de la estancia reprimí las lagrimas. Porque por nada del mundo permitiré que esté momento se vea opacado por la tristeza.

Me voy a casar, y eso es motivó de felicidad.

—Si Christian no te hace feliz solo tienes que llamar para aque yo acuda a romperle el alma. Porque por más amigo mío que él sea no permitiré que te haga feliz.




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