Christian
Mire mi argolla de matrimonio y coloque en mis labios una gran sonrisa.
Adazla es la mujer que he anhelado todo esté tiempo. Dulce, cálida y lo más importante... Es que es mía, mi esposa.
Me levanté de la cama, totalmente desnudó, camine hacia el diminuto baño del yate y al ver el reflejo que proyecto en el espejo mi sonrisa se volvió más grande.
—Estoy casado. Obtuve el amor. -verbalicé sin dejar de mirarme. —Lo logré abuela. ¡Lo hice..!
Me siento el hombre más afortunado en este momento, estoy tan feliz de haberme casos con ella.
Adazla es la mujer idónea para mí. Ella es la indicada.
Entre a la bañera del yate, abrí la llave y dejé que el agua se escurrirá por mi cuerpo.
Recargue la cabeza hacia atrás, dejando que el agua cayera sobre mi rostro.
Tras llevar a cabo esta acción a mi mente llegaron recuerdos de la noche anterior.
Los besos que deje sobre su piel, sus gemidos de satisfacción y como ella me recibía gustosa.
Me encanta. Esa mujer para haber sido su primera noche de pasión, lo hizo excelente. Me declaró fanatico de excavar esa cueva, me encanta llenarla de mi. Y dejarla totalmente saciedad.
Si es por mi no la dejaré salir de la habitación en un par de días. Deseo y quiero saciar el deseo que tengo de ella. Y se que con un par de días no bastara para hacerlo.
—Viendote bien parece que estás a punto de hacerme el amor con el pensamiento esposo. -gire sobre mis pies al escuchar la voz de Adazla. —Ahora que te veo mejor.. ya no creo que me fueras a hacerme el amor con el pensamiento.. lo estabas haciendo.
La detallé de arriba hacia abajo y al verla totalmente desnuda al frente de mi me lleno de deseo.
—Pense que no volverías.
—¿Y perderme el espectáculo que me estás brindando? No.. ni muerta. ¿O es que te molesta que te haga visita conyugal? -ella entro a la bañera tras estas palabras.
—Me encanta esta visita conyugal y más si puedo aprovecharla para llenarte de mi -la abracé con fuerza. Logrando que sus hermosos pezones chocarán con mi pecho. —¿Qué dices cariño ahorramos el agua?
Ella sonrió.
—Esa es una excelente excusa para que me folles Christian. No lo negaré.
Apreté su trasero en mi mano y ella jadeó.
Me encanta esta mujer. Adoró perderme en su interior y se que ella le gusta tenerme dentro de ella muy dentro.
La cargué para que ella colocará sus pies alrededor de mi cintura. Luego de escuchar un gran jadeó de parte de ella bese su labio, dejando un mordisco en su labio inferior.
—Uhnn.. Esto es mejor de lo que Vera me ha contado.
—¿Ah si? -pregunte mientras centraba mi concentración en sus pezones. Ella en respuesta cerró los ojos con fuerza y se arqueó.
Esto es solo el comienzo de lo que te haré pequeña.
De este lugar no sales sin la follada de tu vida.
—Christian... -me lleve uno de sus pezones a la boca luego de escucharla jadear mi nombre. Y el otro lo apreté con mis dedos. —¡Oh...!
Lamí, chupe y torture sus pechos antes de bajar al lugar donde ambos deseamos perdernos.
—Quiero que grites lo muchos que te gusta cariño. Grita mi nombre, no te contengas.... -inquirí mientras acomodé mi miembro en su entrada, la cuál está más que lubricada y lista para recibir mis acometidas.
Adazla me miró a los ojos por un momento, justo cuándo entre mi miembro a su interior.
Sentí como la piel se le erizo por completo.
Bese sus labios antes de empezar a darle lo que tanto ella anhela.
—Te voy a coger muy duro esposa. Deseo llenarte de mi que mi semilla llene tu vagina y que se escurra por tus piernas. Ansío sentir tu coño aparentando mi verga. Deseo... Deseo tanta cosas que de solo pensarlas me coloco más caliente.
—Hazme cada una de las cosas que deseas Christian. Hazme más tuya de lo que ya soy.
Estas palabras me sirvieron de aliento para empezar a bombardear su interior.
Una, dos, tres, Cuatro… acometidas y en el baño se escuchan los gritos de placer de mi mujer.
—¡Si! ¡Más...! ¡Uhnn....! ¡Christian!
En este momento me siento el hombre más dichoso por tenerla a mi lado.
—¿Te gusta?
—M-me en.canta... -dijo ella en medio de la inmensa oleada de placer. Esta palabras inflaron mi ego. —Más....
Ante su pedido aumente mis acometidas y ella gimió más alto.
Hacerle el amor a mi esposa es y será para siempre sin duda alguna mi pasatiempo favorito.
—Uhnn... -estas jadeó salió de sus labios y poco después sentí como ella se acudía de manera involuntaria. Y esto es un indicio claro de que ella está a punto de llegar al punto más alto del orgasmo.
Acelere las acometidas y después de dos más, ella llegó al orgasmo.
Y unos minutos después yo la llené con mi semilla. Me vacíe en ella y mientras lo hice la abracé con fuerza.
—Te quiero. -dictamine sin esperar respuesta alguna de su parte, así que me sorprendí al escuchar su respuesta.
—Te quiero Christian. -dijo con voz entrecortada.
Me apresure a dejar un beso en sus labios.
—Eres lo mejor que me pudo pasar en esta vida, Adazla. Doy gracias por tenerte a mi lado.
—Eres un romántico esposo. -ella me beso. —Ahora hazme el amor otra vez..
—A tus órdenes querida...-susurre antes de empezar con la nueva tarea de hacerla venir otra vez...
Escuché sonar mi teléfono por enésima vez, así que no dude en tomarlo entre mis manos.
Vi el nombre de mi padre e hice una mueca.
Seguro que empezará con sus intentos de casarme con Vanessa.
Acepte la llama.
—Hola mamá.. -escuche un breve silencio. Y esto logró preocuparme. —¿Mamá que sucede? ¡Mamá...!
—Ella esta muy mal, tu abuela colapsó.
Estas palabras logrando que mi mundo se detuviera por unos segundos.
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Editado: 26.01.2024