Osbcure

Capitulo 4: El diario

Baje por las escaleras con el cuchillo en mano. Siempre veía abajo en espera de alguna sombra que me espera para atacarme, sabía que no será la única vez que me toparía con una criatura amorfa que intentaría matarme pero aunque asustado le aria frente, pues intuía que eso era lo que ellas querían.

Llegue al fondo y al dar la vuelta me encuentro con un corto pasillo de no más de dos metros y al frente una puerta de madera donde se podía ver con facilidad como de la mitad para abajo tenía unas grandes marcas de unas garras inmensas que casi traspasaban la madera descompuesta.

« Sea lo que sea que haya echo esas marcas tiene que ser algo muy grande. » Pensé caminando con paso decidido a encontrarme con algo terrorífico. Respire profundo tomando la perilla y la vire a la izquierda, la puerta se abrió y la cerré a mis espaldas con un golpe sonoro. Estaba en una especie de sótano pero tenía varias puertas y pasillo. Al frente tenía una puerta doble con un panel codificador a mi derecha otro pasillo que tenía una puerta al final y luego doblaba a la izquierda y a mi izquierda otro pasillo que daba a otra puerta y que giraba a la derecha. El lugar estaba construido de tabones de maderas mohosas, superpuestas en una forma desordenada y los pasillos estaban alumbrados por unas lámparas largas llenas de telarañas que tapizaban casi todo el techo. La puerta que tenía al frente tenía que poseer un código para abrirla así que ni me tome la molestia de intentarlo. Comencé a caminar por el pasillo a mi izquierda recorriendo las paredes con la vista, observando y topándome con un gran cuadro. Enmarcado con un marco antiguo de metal envejecido por el tiempo, desgastado centrando una pintura por lo opaco de sus colores era antigua y empolvada. Me paro frente a ella y la observo la figura amorfa que se dibuja frente a mí. Es un ser infernal, mitad hombre mitad escorpión, una especie de escorpión lovecraftiano salido de las peores pesadillas que alguien pueda si quiera pensar. En la esquina derecha inferior había una firma pero no logro divisar en ella un nombre. La pintura esta agrietada. Pero en el marco hay una etiqueta donde puedo leer algo.

- ¡Escorpión es el principio! – sigo viendo fijamente el cuadro hay algo misterioso en él. Me dispongo a seguir caminando pero perpendicular al primer cuadro había otro colgado. Eh inmediatamente me atención es atraída hacia él. Es igual al otro tanto el marco de metal corroído como el estado de la pintura pero este al parecer es una especie de “sirena” sacada del 5 infierno. Estaba nadando cerca de unas algas, en mi mente le busco una forma de explicar su morfología pero no la ello. La más extraño es su cabeza con dos parees de protuberancias alargadas parecidas a cuernos. A la derecha, en la parte inferior estaba de nuevo la firma y en el marco estaba la etiqueta donde puedo leer.

- ¡Capricornio! – Detallo el arte produciéndome una especie de desasosiego que no puedo explicar. Sigo mi camino por el pasillo y dejo las pinturas atrás hasta llegar a la puerta, antes de virar la perilla veo a mi derecha. otro pasillo y más pinturas colgadas de las paredes esperando a que las observe, pero la verdad era lo último que quería. Abro la puerta hecho una ojeada a su interior asegurándome que no hay nada que me aseche y entro en ella. Era una especie de depósito de unos tres metros por 2 y medio, a mi izquierda había unos estantes con todo tipo de objetos tales como embaces, platos, libros, adornos, juguetes y un pequeño bolso de una tira vacío. Y al final frente a mí, otro estante lleno de porquerías. Comencé a buscar algo que me servirá para protegerme de esas cosas que me acechaban afuera pero también recordé que necesitaba unos fósforos o un yesquero para encender la lámpara a gas, así que ese se convirtió en mi prioridad. Tire todo al suelo pero no encontré nada que me sirviera para ninguna de las dos cosas.

- ¡Maldita sea! - masculle. A mi izquierda solo había una torre de muebles formando un pequeño montículo.

- ¡Esto me serviría de algo! - golpee uno de los muebles y comprobé que la madera era dura.

- ¡Sí! ¡Esto servirá! - Me disponía a sacar unos de los muebles del comedor para romper una de sus patas pues esto por lo menos me serviría para golpear a creatura que se me atravesara pero al mover las sillas algo cayó al suelo. Una especie de libro muy pequeño que salió de entre la torre y cayó al suelo. Me agacho y lo tomo. La recubierta era dura y a marcador pude leer. “Diario de Ale”.

- ¡Ale! – reconocí el nombre de inmediato era el nombre que estaba marcado en la lámpara de gas. Tome el diario y lo abrí. Todas las hojas estaban arrancadas a excepción de unas cuantas y me dispuse a leerlas.

 

 

Diario de Ale

Junio  de 2000

 

Junio 18.

Mi padre hoy me ha vuelto a visitar a mi cuarto mientras dormía. Mi hermano menor me ha contado que es un juego muy divertido y que papa cuando está feliz se ríe mucho y le da caramelos, muchos caramelos. Yo también quiero jugar pues no quiero que papa seas infeliz.




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