Con cuidado revise los cadáveres en busca de algo pero ninguno tenía nada. Tome el bate y me disponía a largarme de allí por donde había venido de igual forma las demás puertas estaban cerradas y no conseguí ninguna llave al igual que algún código tanto para la puerta de este piso como para la puerta donde estaba mi esposa y mucho menos encontré un yesqueros o fósforos para la lámpara, así que ya no tenía nada que hacer en ese lugar. Así que tome el bate y camine en dirección a la salida pase por los cuadros de Capricornio y Escorpión echándole una rápida ojeada y luego vi al frente, al final había otra puerta que vi cuando llegue pero nunca comprobé si estaba cerrada. Me había olvidado completamente de ella, estaba a la mitad del pasillo cuando escuche que la puerta del final chillaba y se abría poco a poco. Me detuve en seco.
« ¡No llegare! » Así que solo di media vuelta y regrese corriendo por donde vine. Corrí como un endemoniado y casi tropiezo con los cuerpos. Pensé por un segundo en entrar de nuevo donde me había encerrado hace algunos minutos pero sabía que si lo hacía no podría volver a salir, así que cruce a la derecha y me detuve en el cuadro de Tauro cuando a mis oídos les llego un sonido de unas pisadas lentas y pesadas. Sentía como la rejilla a mis pies vibraba.
« ¡Es esa cosa gigantesca! ¡El cabeza de caja! » Corrí aún más deprisa agazapado como una rata y cruce a mi derecha y me pegue de la pared. Escuche como esa cosa llega al cruce del pasillo y se detuvo. Me sudaban las manos y mi mandíbula temblaba. Estaba completamente cagado. No sé por qué pero quería comprobar que fuera el cabeza de metal así que con el cuerpo tembloroso me asome con cuidado por la esquina y pude comprobar con horro que si era él. Estaba de pie viendo a los cadáveres. No tenía el martillo pero en su cintura le colgaba lo que al parecer era unas enormes cadenas cada una con un gancho en la punta. Me quede absorto, viéndolo fijamente y al parecer sintió mi vista ya que giro su “cabeza” hacia donde estaba yo. Tarde unos segundos en volverme a esconder, temí que me haya visto pero esos segundos bastaron para ver bien su “cabeza” y para mi sorpresa no era una caja de metal era…
« ¡Una caja fuerte! » la pude reconocer estaba oxidada y tenía una perilla donde están los números y debajo de esta una manilla. Me quede quieto pensando por unos segundos en esa cosa. ¿Qué demonios era ese lugar donde me hallaba? Podría ser el infierno o algo parecido, pues en un lugar así es donde pueden existir tales criaturas o acaso ¿estaban en un sitio aun peor?
Pude escuchar como las cadenas chocaron contra el suelo y me volví a asomar. El gigante tomaba los cuerpos con sus grandes manos y les perforaba el pecho con los ganchos de metal para luego tomar el otro extremo de la cadena y comenzarlos arrastrar por el suelo y para mi sorpresa no se encamino por donde vino, esta vez comenzó a caminar hacia donde yo estaba. Me levante rápido y corrí en la otra dirección cuando vi en el suelo a mi derecha cerca de donde estaba la escopeta escondida, una de esas cosas grises con la tabla aun clavada en la cabeza. Estaba recostada de la pared y al verme se comenzó a reír fuertemente. Tome el bate y le borre su hermosa sonrisa. Llegue al otro extremo y cruce a mi izquierda y me recosté en la esquina de la pared, escuchando los pasos, las cadenas y como los cuerpos era arrastrados. Mientras escuchaba los pasos vi al frente y pude ver el cuadro que tenía al frente. Era un ser parecido a un alíen, en forma de abanico sin ojos a simple vista. De color negro, alto, delgado con 2 pares de piernas con dedos largos, brazos que sostenían unas cadenas a los lados y colgando de ellas dos jaulas. No era necesario para mí leer la etiqueta
« ¡Libra! » y volví a asomarme. El gigante llego a donde estaba el que tenía la madera clavada en la cabeza, lo tomo y lo engancho como los demás y los arrastro en mi dirección.
« ¡Maldita sea! » Me levante y corrí a mi derecha y me quede de pie asomado por la esquina. El sujeto salió al pasillo viro a la derecha con los cuerpos arrastras tras él. Algunos aún se movían, llego hasta el final abrió la puerta y desaparición seguido de los cuerpos. Al verlo desaparecer salí al pasillo y camine titubeándome frente a otro cuadro que había ignorado a mi derecha. En él se retrataba una especie de ángel de color ceniza, con figura femenina y sobre sus cabellos llameantes había una aureola. Tras ella, como fondo había un cielo nubloso y tormentoso.
- ¡Virgo! – leí mientras comencé a caminar, pase por de nuevo por el cuadro de Libra y seguí a la puerta por donde había entrado el grandulón, quería comprobar si estaba cerrada, a mi derecha en la pared había otro cuadro y lo reconocí a los lejos.
- ¡Sagitario! – un centauro relinchando con cabeza de caballo y sosteniendo un arco y una flecha entre sus manos. Llegue a la puerta pero antes de comprobar si estaba abierta pegue el oído de ella para ver si escuchaba algo. Pero no escuche nada. Trague saliva y tome la perilla pero estaba cerrada.