MORGAN
El bosque se siente más frío a medida que voy internándome en el. Me he sentido bien aquí desde la primera vez que vine, bueno, supongo que fue la primera. No estoy muy segura.
Las personas en este lugar suelen evitarlo o simplemente ignorar el hecho de que existe. El por qué nunca lo he entendido. Mi padre es uno de ellos. Aunque si soy sincera, él evita muchas cosas.
No recuerdo a mi madre con exactitud. Los pocos recuerdos que me llegan de ella son escasos, solo tengo una vieja foto suya que encontré entre las cosas de papá. El nombre de Leihla Alexander no es muy mencionado en casa.
Hemos sido solo nosotros dos desde que recuerdo. Decir que hay muchas cosas que estoy segura no sé de él, es poco. Comenzando por el hecho de que me enseñó a usar todo tipo de armas, lo sé, dudo que sea una actividad padre/hija común. Aunque si soy sincera es algo que me apasiona, me hace sentir fuerte y ayuda a despejar mi mente de toda la realidad.
REED SPACE es un pueblo chico, las personas aquí se conocen desde hace mucho tiempo. Llegamos hace 5 años y aunque traté de llevar una vida común, fue imposible.
Las pesadillas solo empeoraron. Días y días sin dormir. El miedo que sentía al cerrar los ojos era aterrador. Las imágenes, desgarradoras. Despertar gritando en la madrugada con el corazón palpitando fuerte contra tu pecho, no es nada agradable. Mi padre solía quedarse a mi lado abrazándome hasta quedarme dormida.
Pero no solo ocurrían de noche, hubo un incidente aquella vez en clase de química.
Todo transcurría con normalidad, trataba de ponerle toda la atención posible al profesor Hatkins. Un dolor punzante en mi cabeza empezó a hacerse insoportable, sabía que eso no era nada bueno. Salí del salón lo más rápido posible. Mi visión comenzó a volverse borrosa a medida que me acercaba al baño de mujeres. Me las ingenié para llegar hasta el lavamanos. Al observar mi reflejo todo a mi alrededor desapareció.
La imagen de un niño atado de manos y pies apareció segundos después. Su llanto desesperado inundaba mis oídos. Verlo ahí dolía. Traté de acercarme, traté de ayudarlo, pero no podía. Era como estar y a la vez no. Mi cuerpo parecía no responder mis órdenes.
Una silueta confusa apareció frente a él. La desesperación y el miedo en los ojos del pequeño eran visibles. Observé como esa cosa lo rodeaba lentamente, murmurando cosas que no entendí, para con un solo movimiento terminar cortándole el cuello.
Un grito salió de mis labios al ver el cuerpo caer inerte cubierto de sangre, lágrimas empezaron a mojar mi rostro. Lo último que vi fueron esos ojos sin vida cerrarse.
Traté de acercarme una vez más, pero en ese instante la realidad me dio la bienvenida.
Mi reflejo tenía los ojos rojos y las lágrimas calientes corriendo sin control.
—Estás loca —Verónica estaba al lado de la puerta observándome asustada.
—Yo...no.... ¿qué paso? —murmuré, sequé mis lágrimas y traté de acercarme.
Ella solo retrocedió y salió corriendo.
No hace falta decir que no era la más popular de la preparatoria después de ello. Asistía solo para "integrarme" según mi padre. Los chicos solían murmurar cosas cuando pasaba, la mayoría con miedo. No los culpo yo misma me tenia miedo la mayor parte del tiempo.
El crujido de una rama detiene mis pasos. Lentamente observo a mi alrededor. No encuentro nada, todo está en completo silencio, así que decido continuar, pero otra vez lo escucho.
—¿Hola?
Nadie responde. Tranquilízate, me repito a mí misma, quizás solo sea tu mente jugándote una mala pasada.
Avanzo hasta un viejo árbol caído y me siento sobre el. Se me hizo costumbre venir a pasar el rato mientras papá está fuera de casa. Me tiene prohibido salir sola, lo cual es algo que no logro entender teniendo en cuenta que seré mayor de edad en unos meses.
Saco el celular de la polera negra que llevo puesta y decido reproducir algo de música.
Unas manos cubriendo mi boca y ojos es lo que siento antes de poder defenderme.
Me muevo como loca tratando de safarme, mi respiración está agitada.
《Concéntrate, Morgan》—las palabras de mi padre hacen eco en mi cabeza.
En un rápido movimiento me libero y estoy a punto de golpear a la persona que tengo en frente cuando esta ríe.
—Serás idiota —murmuro fastidiada, me agacho a recoger el celular que terminó en la tierra—. ¿Por qué hiciste eso?
—¿Asustada? —veo su risa maliciosa agrandarse, disfrutó verme en esa situación.
—Aún podría golpearte —mi voz suena amenazante, lentamente retrocede con las manos en señal de rendición.
—¿Siguiéndome otra vez?
—Ya quisieras —arqueo una ceja mientras me cruzo de brazos, no le creo nada —. ¿No se supone que no deberías estar por aquí?
—Creo que ya somos dos —respondo encogiéndome de hombros—. No necesito guardaespaldas—espeto rodando los ojos.
Empiezo a caminar lejos de él y siento sus pasos seguirme.
—Tan dulce como siempre— río por su comentario —. Ya, enserio, Morgan. Cualquiera pensaría que vienes aquí a enterrar un cadáver.
—¿Empiezo por el tuyo? —me acerco a él sin dejar de mirarlo fijamente, algo parecido al miedo cruza su mirada y termino riendo sola.
—No creerás que —trato de respirar —yo solo...
—No te muevas —susurra, mi risa cesa de inmediato —. Morgan, quédate quieta.
El sonido del gatillo de un arma me alerta y antes de que pueda decir una sola palabra me encuentro detrás de Jaden.
Observo su mano sujetar el arma.
!De dónde CARAJOS sacó un arma!
Mi mirada busca cualquier cosa que esté a nuestro alrededor, mis latidos van aumentando el paso.
El sonido de ramas crujiendo nos alerta, los disparos de hacen presentes segundos después.
Una silueta extraña aparece en mi campo de visión, pero no la distingo del todo, corre a nuestro alrededor ocultándose entre los árboles.
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Editado: 31.10.2020