El niño muy ansioso sacó lo que había traído consigo y lo observó un momento, recordó lo que la joven le había dicho y quizo meter la pastilla en su boca cuando de pronto un ruido de afuera lo asustó. Apurado corrió hacia la manta que estaba en el piso la levantó y, ahí guardó las pastillas, después se acostó en ella. Sus antebrazos cubrían su rostro y sus piernas permanecían dobladas, el frío estaba por todos lados y esa manera de acostarse lo cubría un poco. Cerró sus ojos con fuerza esperando que ese ruido se valla, pero este seguía y, cada vez se escuchaba más cerca.
- ¿Qué podría ser? ¿Acaso será ella?_pensó el niño ansioso hasta quedarse profundamente dormido .
Un golpe fuerte, pasos y ...
-Levántate. _dijo la mujer, esperando a que el pequeño niño despertara.
No había respuesta por parte del niño y la expresión en el rostro de la mujer cambió en un segundo.
- !Levántate!—golpe.
- Ugh, duele._ susurró el niño, con el rostro ardiendo por el dolor.
El rostro pequeño no tardó en enrojecer pues, su piel era tan blanca,aunque siempre estuviera sucia, y el golpe había sido tan fuerte ...
Sus ojos se abrieron de par en par al ver el rostro enfurecido de la mujer, todo su cuerpo se estremeció, sintió miedo y rápidamente desvió su mirada hacia el piso.
- ¿Desde cuándo duermes hasta tan tarde?_preguntó la mujer fulminado al niño con su mirada, sin esperar respuesta.
- Me dormí ... _ dijo el niño tartamudeando.
La mujer se quedó en silencio unos segundos, sorprendida y muy enojada agarró al niño del cabello y lo jaló hacia ella, frente a frente, con una mirada aterradora.
- ¡¿Qué acabas de decir?! ¡¿Por qué me estás respondiendo?! ¡¿Desde cuándo?! _dijo exaltada la mujer, mientras ejercía más fuerza en su mano derecha que tenía el cabello del niño.
Mucho dolor se concentraba en la cabeza, al ver la reacción de la mujer el niño no pudo ni siquiera quejarse, si decía otra palabra era seguro que la mujer lo golpería aún más fuerte.
- Ahora no piensas de nuevo hablar, pues muy bien, no quiero escuchar esa horrible voz otra vez. _dijo la mujer.
Soltó el cabello empujando al niño contra la pared, sin mirarlo más, se fue del lugar llevándose con ella el plato de comida.
-Tengo hambre _pensó el niño cansado.
La tarde transcurrió, llegó la noche y el hambre lo había debilitado mucho. La puerta no se abrió en ningún momento lo que desesperaba al niño, que se encontraba tirado en su manta viendo la puerta negra de metal.
- Quiero salir ... dijo el niño en voz baja.
Con el cuerpo temblando se levantó, se acercó a la puerta pero algo lo detuvo, recordó las palabras de la mujer, y pensó en lo que le pasaría si lo llegara a encontrar, suspiró un poco. Las ganas de salir no se iban, así que con temor decidió salir otra vez. Como antes hoy también estaba oscuro pero con una luz blanca que provenía de la redonda luna.
Otra vez se sentía libre, solo mirando la luna sus pies empezaron a moverse en dirección recta, nada lo detenía.