Sus pies no se detenían, esta vez quería llegar un poco lejos. Giró la cabeza en dirección a la pequeña puerta mientras aún seguía caminando, frotándose los brazos por el frío llegó a otra calle con poca iluminación, no había mucho ruido, lo que tranquilizó al pequeño niño.
-¿A dónde estoy yendo?_ pensó inquieto el niño, mientras veía el piso de la vereda.
El suelo estaba por alguna razón un poco caliente, una calidez que el niño nunca había sentido, quiso recostarse en el piso por lo agradable que se sentía pero él tenía miedo de quedarse dormido o perderse. Con mucha hambre y frío se detuvo en un callejón, ahí vio tres pequeñas luces, algo rojizas.Con mucha curiosidad quiso acercarse, pero mientras lo hacía poco a poco, veía unas siluetas grandes, eran tres hombres jóvenes que estaban con unos cigarrillos en la mano, dos sentados y uno de pie. Los jóvenes se percataron de su presencia muy rápido, y los dos que estaban sentados se levantaron de mala gana.
-Ey ¿quién eres tú?_preguntó el más pequeño de los tres.
El chico que estaba a su lado prendió su encendedor y apuntó hacia el rostro del niño.
-Es un niño_dijo el otro mientras su encendedor recorría todo el cuerpo del pequeño.
-¿Qué hace un mocoso por estos lugares?_ preguntó indiferentemente el chico que permanecía sentado.
- E-esas luces ..._respondió el niño un poco intimidado.
- ¿Te refieres a esto? _ el que estaba sentado alzó su mano señalando su cigarrilo.
-Sí, ¿qué es eso?_preguntó el niño curioso.
-Jajaja por qué un mocoso siente curiosidad por esto?_ dijo el joven poniéndose de pie y acercándose al niño.
El niño no respondió y dirigió su mirada al piso con un poco de temor.
-Hey, no te asustes, no somos personas malas ¿cuál es tu nombre? _dijo levantando la cabeza caída del pequeño.
Siendo la segunda vez que le preguntaban eso, él no supo que responder de nuevo, estaba confundido.
-Y-yo no tengo eso ...
El joven se quedó en silencio, no le gustaba tener que cuidar de otras personas, pero por alguna razón muy personal quizo ayudar a ese pequeño niño.
-Bien, entonces vendrás conmigo, mi nombre es Marco, soy el mayor de este grupo_ dijo serio.
Los otros dos jóvenes no sabían que le ocurría a Marco de repente, para querer llevarse a ese niño con ellos, pero no se atrevieron a preguntar algo, pues no querían ser regañados.
-No puedo ir, tengo que volver a ese lugar, sino ella podría enfadarse._dijo asustado el niño, intentando dar la vuelta.
- ¿A dónde vas? ¿Tienes a un lugar al cual ir? _preguntó Marcos.
-Sí, yo tengo que volver._respondió el niño jugueteando con sus manos, que ya estaban muy frías.
- Bien, entonces ¿por qué saliste de ahí?_preguntó Marco, serio.
- Te llevaremos, si te acuerdas dónde es es, ¿verdad?_dijo él más pequeño del grupo.
-S-sí, lo recuerdo ...
Los tres jóvenes apagaron sus cigarrillos, y empezaron a caminar al lado del niño. El niño ya no se sentía tan asustado, y empezó a sentirse acompañado y tranquilo, su boca empezó a curvearse un poco mientras seguía el paso.
-¿Está muy lejos? _Preguntó el más pequeño del grupo.
-¿Lejos? Pensó el niño, entonces señaló con su mano el camino.
-¿Tienes padres? _preguntó Marco.
-El niño no tenía idea de qué responder, así que dirigió su mirada hacia Marco y le dijo "Una mujer, ella es mi mamá"
Dentro de él, Marco sintió un poco de alivio, y empezó a contarle un recuerdo pequeño.
-Me recuerdas a mi hermano menor, él era muy tímido y callado, yo siempre lo cuidaba cuando mis padres se olvidaban que existíamos. Era un buen niño, muy obediente y casi nunca se quejaba de todo lo malo que nos pasaba. Se llamaba Alex._dijo sonriendo.
El niño solo lo observó mientras caminaba, hasta que por fin llegaron.
-Aquí es_ dijo el niño alegre.
- Bien hasta aquí hemos llegado, regresa a casa y no vuelvas a salir, las calles son muy peligrosas y tú eres muy pequeño y débil_ dijo Marco sonriendo.
El niño no supo que responder, así que solo tomó su mano y le dijo:
-Volveré a salir, porque aún no he visto la luz del sol._ soltó su mano y se dirigió a la puerta.
Marco se quedó callado durante unos segundos y pensó:
- Este mundo está jodido.
El niño habría la puerta cuidadosamente y dando pequeños pasos pudo llegar a ese cuarto, su sonrisa abandonó su rostro. Otra vez, se sentía mal, sentía que todo su cuerpo estaba siendo presionado, no lo dejaba respirar bien.
Marco quien había esperado a que el pequeño entrará, dejó a un lado su nostalgia y dio media vuelta.
-¿Marco, ya nos vamos? _preguntó Fabian, el más joven del grupo.
-Sí, vamonos.
Los tres cruzaron varias calles y llegaron a un callejón, este pertenecía a una pandilla, a la cual su hermano menor había entrado, pero poco tiempo después de entrar a esta pandilla, fue asesinado por ellos mismos.
Marco quien era su hermano mayor, al enterarse de la muerte de su hermano, empezó a buscar venganza por todas partes. Su objetivo era matar a todos los que pertenecían a esa pandilla, uno por uno tenían que morir. Así que buscó a dos de sus amigos y se fue en busca de los culpables.