Mes 09, día 29/4.109
-Tienes que estar relajada y no presionarte, esto requiere de practica y esfuerzo, pero también requiere de que estés relajada porque un mal movimiento y puedes tener una esfera que no vas a poder controlar –Observo como papá ayuda a Sofía a ubicar sus manos en la posición que él considera correcta y luego las mueve para que ella aprenda el movimiento y le sea más fácil seguirlo.
Odio esto.
Al igual que Sofía.
Pero su padre insistió en que debía aprender a controlar lo que puede hacer para que no cause un accidente en casa, aparte del que ya causo. Así que aquí estamos, es un campo abierto en la isla de Ares, casi desierto de no ser por la hierba y los escasos árboles que están bien lejos de nosotros.
Papá nos trajo aquí porque era un lugar solo y no podían causar daños mientras aprenden, o esa era la intensión hasta que Sofía golpeo a Ethan accidentalmente.
¿Qué hace Ethan aquí?
Pues vino a entrenar porque, a diferencia de Magno, él planea aprender lo que puede hacer con el aura, sin embargo, Magno vino, al igual que William y Jackeline, entonces papá tiene una fila de hijos observándolo, porque bueno, mis amigos y los amigos de William han estado siempre con nosotros y son de la familia.
-¿Cuánto crees que tarde en aprender? –Pregunta Ethan y lo veo poner ocho piedras delante de nosotros- Ochenta dólares a que nos pasamos toda la tarde aquí –Lo fulmino con la mirada, pero entonces mi hermano se inclina y pone otras ocho piedras.
-Terminara a la hora del almuerzo.
-Yo digo le toma tres horas –Magno se inclina y deja su apuesta y mira a Jackeline expectante.
-No tengo ochenta dólares –Se queja ella.
-Pon lo que tengas, tesoro –William fulmina a Magno cuando el apodo deja sus labios. Magno se aclara la garganta y continua- No importa lo que tengas, lo importante es que lo perderás –Jackeline entre cierra sus ojos y pone dos piedras sobre la pila, sonrojándose.
-¿Qué hay de ti, Anahia? –Resoplo, pero comienzo a recoger las piedras a mí alrededor. Tengo confianza en Sofía y si gano, ella Jackeline y yo nos iremos a comer por ahí.
-Una hora y las esferas de luz estarán dominadas –Tiro las ocho piedras sobre la pequeña pila y miro al frente.
El grupo de hombres se ríe de mi optimismo, pero los ignoro, tengo confianza en Sofía, sé que ella aprende muy rápido y no me decepciona cuando una hora después, ella crea y desaparece esferas de luz a su voluntad. Los chicos están atónitos mirándola y luego refunfuñan cuando se ven obligados a hacer la transferencia a mi cuenta.
Si.
Eso les enseñara a no subestimar a las mujeres.
-No puedo creer que hayan apostado sobre mí –Sofía refunfuña mientras toma un bocado de risotto. Magno, tan coqueto como siempre, pasa un brazo por sus hombros y deja un beso en su mejilla. Sofía se sonroja furiosamente y los chicos ríen.
Si. A los idiotas les gusta hacer eso. Con ella y con Jackeline. Aunque según ellos, Jackeline ya no es afectada por sus encantos. Lo que ellos no saben es que Jackeline es un charco una vez que ellos no están a la vista.
-Cariño, deberías sentirte alagada de que Anahia confió tanto en ti. Yo no lo hubiera hecho –Magno retira su brazo de los hombros de mi amiga y toma un bocado de carne.- Esto está bueno –Magno habla con la boca llena de comida y todos empezamos a tirarle nuestras servilletas hasta que la cierra, riendo. Eso capta la atención de siete chicas que están en la mesa al lado de nosotros y posan sus miradas soñadoras sobre Magno. Él solo les guiña un ojo y sigue con su comida- Como sea, Anahia ha sido muy solidaria en compartir su ganancia con nosotros.
-Sí, debe darle remordimiento –Ethan estira las manos sobre la mesa y luego vuelve a su silla- Tenemos la tarde libre ¿Qué vamos a hacer?
-Correr
-¿Para qué tú y Anahia nos dejen atrás? No gracias, tengo mejores cosas que hacer que sentirme humillado.
-Eres un flojo, Ethan –Magno lo empuja y entonces la discusión sobre flojos, gordos y otros insultos más, está presente en la mesa hasta que una mano con uñas de color rosa posa un papel sobre la mesa.
Stella.
Y detrás de ella su hermana, Lilian.
-Lamento interrumpir la pequeña batalla, pero creí que esto podía interesarte –Su mano deja el papel sobre la mesa y el primero en tomarlo es mi hermano.