***Mathías***
—¡Dejala en paz! —bramé. Ella solo rió ante mi petición.
Me aleje lentamente intentando buscar la salida.
—¿Ya no me quieres Mathías? —habló con sorna.
—¡Tu no eres Maddison!
—Soy mucho mejor que ella, ¿Acaso no lo ves?
Retrocedí dos pasos más, la puerta estaba cada vez más cerca.
—Nunca podrás ser como ella, es superior a ti.
Sus brillantes ojos amarrillos me observaron con odio, las garras se hicieron presente en sus manos y pies, el espeso pelaje blanco platinado cubrió todo su cuerpo. Ella saltó sobre mí. Enfurecida. Un fuerte rugido escapó de su boca, no podía entenderla pues aún conservaba mi forma humana. Debía hacer algo rápido. Mis ojos dieron con la mesa de noche, sobre ella yacía el teléfono de Maddie, si lograba tomarlo podría pedir ayuda.
Sus afilados dientes amenazaban con morderme, mientras sus patas delanteras se encontraban sobre mi pecho inmovilizandome. Sabía que no me haría daño, aún seguía siendo su mate.
—No puedes dañarme, te pertenezco al igual que tu a mi. Nuestro vinculo es más fuerte ahora; si algo me pasa tu también sufrirás.
Un quejido escapo de su boca, pues yo tenía razón. Liberó su agarre y se posicionó frente a la puerta.
—¿Qué es lo que quieres? ¡¿Porque haces esto?! —Necesitaba distraerla para poder tomar el teléfono.
Su cuerpo volvió a la forma humana, completamente desnudo. Me coloque de espalda a ella, no vería el cuerpo de Maddie sin su permiso.
Rió ante mi acto.
—Que idiota eres —podía escuchar sus pasos, probablemente hacía el armario—, me tienes aquí, sin nada de ropa y solo te das la vuelta. ¿Sabes lo que muchos darían por tenerme?.
Había diversión en su tono. Lo estaba disfrutando.
—No soy como ellos. Nunca la tocaría sin su consentimiento.
—¡Olvidate de Maddison! No va a volver, ahora yo tengo el control y debes aceptarlo.
Guarde silencio, no me apetecía discutir con ella. Me encontraba sentado en el suelo, me moví un poco hacía el frente, el telefono estaba tan cerca...
—Ya puedes voltear. Estoy vestida.
¡Maldición!
Me levante del suelo y la observe fijamente, al igual que ella a mi. Nuestro contacto visual no se detenía, mis pies se movieron automáticamente, retrocedí hasta dar con la mesa sin apartar la mirada.
—¿Porque no puedes verme de la misma forma que a ella?
¡¿Qué diablos?!
—Yo... —sujeté el teléfono y lo guarde en el bolsillo de mi pantalón sin que lo notara— no lo sé... cuando estoy contigo no siento lo mismo que siento por Maddie.
Su expresión se volvió alicaída mientras asentia lentamente. —Entonces ya no hay nada que me impida acabar con todos —una sonrisa siniestra se adueñó de su boca, tan rápido como si aquella pizca de tristesa nunca hubiese estado allí. Sin darme tiempo a reaccionar huyo destrozando la puerta, ttomé el teléfono y marque el número de la única persona que podía ayudarme en estos momentos.
—Cameron ella se ha liberado, necesito tu ayuda —las palabras salieron solas de mi boca, escuché un vamos para allá y colgé el teléfono.
Las cosas estaban fuera de control. Todo se veía disperso... solo esperaba que Maddie estuviera bien. Tenía que estar bien.
Gritos comenzaron a escucharse, mis sentidos de licantropo estaban activados, corrí escaleras abajo hasta llegar a la primera planta. Un enorme lobo blanco atacaba a varios empleados, dos cuerpos yacían en el suelo sin vida, pude reconocer a uno de ellos como Dylan —ahora antiguo beta de Maddie— su mandíbula estaba rota y sangre salía de esta.
Cameron y Melissa estaban frente a ella, la bruja intentaba detenerla con un hechizo. —¡Es demasiado fuerte maldición! No puedo detenerla.
—¡Maddie! —grité llamando la atención en la sala. Los empleados sobrevivientes huyeron, solo estábamos los chicos, Ella, y yo— Maddie escuchame, se que estas ahí en alguna parte, te necesito, por favor debes luchar... por favor.
Por un misero momento llegué a pensar que regresaría, pero no fue así. Melissa aprovechó su dictracción y recitó un hechizo. Su cuerpo intentaba moverse pero sus patas no se movían, estaban adheridas al suelo.
—Debemos pensar en algo rápido, el hechizo no la detendrá por mucho —advirtió la pelirroja.
Intente concentrarme pero no podía pensar en otra cosa que no fuera Maddie. Tenía miedo. Miedo a perderla; fueron tantos años sin su compañía, el hechizo, nuestro encuentro, su rechazo hacia mi... y, cuando por fin las cosas parecían mejorar pasaba esto.
—¡Las sagradas brujas! Lissa debes invocarlas, solo ellas pueden detenerla.
Melissa asintió y se alejó para comenzar la invocación. El enorme lobo blanco emitía quejidos mientras intentaba liberarse, por un momento quise acercarme, lo intente, pero ella solo gruñó mostrando todos sus afilados dientes.
Se que aún estas ahí. Eres fuerte Maddie.
La ira aumento en su rostro, sus gruñidos cada vez eran mas fuertes, estaba cegada por la rabia y no dudaría en matarnos.
—Melissa lo que sea que estés haciendo hazlo rápido por favor —suplique alterado.
—Falta poco... un momento...
Consiguió liberarse. Un fuerte gruñido escapo de su boca, saltó sobre mí rasgando mi remera. No tenía otra opción. Me transforme en lobo y logré quitármela de encima. No le haría daño, nunca podría, solo sería una distracción mientras la ayuda llegaba.
—¡Resiste Mathías! —gritó Cameron— ¡Un poco más!.
Resultaba difícil mantenerme de pie sin lastimarla. Sus dientes mordieron mi lomo, solté un aullido de dolor, al igual que el mio su lomo tenía una marca igual gracias a la conexión. No pareció importarle el dolor, posiciono sus patas delanteras sobre mi pecho mientras sus brillantes ojos amarillos me observaban con odio, estaba a centímetros de mi cuello.
—¡Pairilis ùine!
Los gruñidos cesaron al tiempo que su cuerpo cayó inerte aún lado del mio. Me levante con un poco de esfuerzo por el dolor en mi lomo y observe a las causantes de lo ocurrido.