Oscuridad de lobos

Capítulo 21:

Observaba un punto fijo en la habitación, por orden de las sagradas brujas debía descansar. Pero no podía hacerlo, mientras Maddie corriera peligro.

Retiré el vendaje de mi abdomen y observe como la herida terminaba de sanar, al igual que mis rasguños. Estaba harto. Me levante del sofá y caminé hasta la oficina en donde ellos se encontraban.

—Deberías estar descansando —habló una de ellas con su típica voz neutral.

—¡No! ¡Necesito saber que diablos esta ocurriendo, la persona que amo esta en riesgo y ustedes me piden que descanse! —exclamé exaltado.

—Entiendo tu preocupación, pero con gritos no conseguirás nada. Quieres saber que pasa, de acuerdo te lo diremos.

La líder me observo a través de su capa, sin embargo yo no podía ver su rostro.

—Lo que habita en el interior de la alfa Maddison es un amorfo, un ser sin forma que la consume lentamente. En estos momentos el amorfo es mucho más fuerte que ella.

—¿Como? Maddie siempre logró tener el control —el rubio parecía confundido. Al igual que yo.

—Ella obtuvo energía y no una cualquiera. Parte de su poder se debe al hechizo de una bruja.

—¿Quien sería capaz de hacer algo así? —pregunto Melissa.

Por desgracia creía tener la respuesta a su pregunta, mire a Cameron y el asintió dandome a entender que también lo sabía.

—Liana —respondimos al mismo tiempo.

Nos hizo creer que se había marchado pero todo fué engaño.

—Lo sabemos. Ahora escuchenme bien, hay tres formas de salvar a Maddison, ninguna es fácil, todas contienen riesgos. Recuerden que toda acción tiene una reacción.

Los tres asentimos preparados. Dispuestos a hacer cualquier cosa para salvarla.

—La primera —procedió a hablar la segunda sagrada—: transferir el amorfo a alguien con la misma sangre de la alfa. La segunda: eliminar el amorfo con nuestro poder sagrado, pero si lo hacemos, ella perderá sus genes de licantropo. Y finalmente la tercera: borrar su memoria de forma que olvide sus malas acciones, pero Maddison también perdería sus recuerdos.

—Les daremos unos minutos para pensarlo. Estaremos vigilando a Maddison —finalizaron abandonando la habitación.

Me encontraba anonadado, ninguna de las opciones parecía factible. Pero si debía elegir una...

—Busquemos a Kylie.

—Mathías no es algo tan fácil, la detesta, no creo que acepte hacer esto.

—¡No tenemos otra opción Cameron! Si no lo hacemos ella desaparecerá.

—¡¿Y crees que para Kylie es fácil?! ¡¿Que aceptara de inmediato?! ¡Ni siquiera sabemos cuales son las consecuencias!

—¡Vasta! —gritó la pelirroja interrumpiendo nuestra discusión— Con pelear no ganaremos nada.

—¿Qué sugieres? —murmuré intentando calmarme.

—El tiempo se agota y debemos ser rápidos. Buscaremos a Kylie e intentaremos convencerla.

—Y si no funciona...

—Pues no quedara de otra que utilizar la segunda opción.

—¿Que pasa con la tercera? —indagó el Cameron.

—No borraremos su memoria a menos que sea nuestro ultimo recurso.

—Que esperamos. ¡Busquemos a Kylie!

 

* * * * * *

Montreal.

Una de las primeras ciudades de Canadá y hogar de Kylie. Nos encontrábamos justo en la entrada de la ciudad, ocultos en la penumbra. El aire gelido de la noche me gustaba, sentía que me otorgaba por unos instantes algo de libertad.

—Bien no hay nadie, podemos salir. La casa de Kylie esta a unas calles.

Melissa podía telestransportarnos pero no conocía el lugar, Cameron era el único ya que una vez al mes solía ver como se encontraba la gemela a petición de su hermana. Salimos del oscuro callejón sin salida en el que habíamos aparecido de la nada. Seguimos al vampiro hasta llegar a un pequeño edificio de cuatro pisos.

—Kylie vive en el tercer piso —anunció.

Cameron saltó hasta colgarse de la pared, sus manos y pies adheridos a esta. Trepó hasta llegar a la ventana del tercer piso, logró abrirla y entro.

—¿Como se supone que llegaremos ahí?

Tome a la pelirroja en brazos, me impulse y salte. El rubio se asomo por la ventana a tiempo para sujetarla, Melissa mordió su labio para no gritar. Volví a impulsarme y con su ayuda logré entrar en la oscura habitación.

—Escucho su respiración por este lado —susurré.

—¡Auch! —se quejo Melissa, seguido de oír un golpe seco— Idiotas esperenme, no tengo una visión super desarrollada como ustedes —se quejo.

Cameron entrelazó sus manos, pude ver a la bruja sonrojarse. Carraspee algo incomodo.

Desearía estar así con Maddie...

—Sigamos —pedí.

Cruzamos el pasillo que conectaba con la sala y llegamos a su habitación.

—¿Entraremos así sin más?

—No tenemos más opción. Se nos acaba el tiempo.

Abrí la puerta lentamente, el chirrido que emitió provoco que su cuerpo se moviera.

—Kylie... —murmuré tocando su hombro. Lissa encendió la lampara de noche.

Era idéntica a Maddison, a diferencia de su cabello que tenía algunos mechones rosa. La gemela se removió en su cama mientras abría lentamente sus párpados.

—Hola Kylie...

Su rostro reflejaba confusión y miedo.

—¿Q-Quienes son? ¡¿Que hacen aquí?!

—Tranquila —habló Lissa—, no te haremos daño, mi nombre es Melissa, ellos son Cameron y Mathías. Se que estas asustada pero debes confiar en nosotros.

—¡Ayuda! ¡AYUDENME!

—Detente, detente... ¡Detente! —el grito de Cameron consiguió que se callara, aún así seguía asustada, podía oler su miedo.

—Kylie no te haremos daño, necesitamos tu ayuda... es, sobre Maddison.

Y ahí pareció entenderlo todo, sus ojos se agrandaron mientras negaba rápidamente, como si quisiera apartar el nombre de su mente.

—No, no,no. No conozco a ninguna Maddison, alejense, ¡Déjenme en paz!

—¡Ella te necesita! —bramé llamando su atención—, esta muriendo y necesita de tu ayuda.

Su grisáseos ojos me miraban fijamente, llenándose de lágrimas poco a poco.




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