Una suave brisa comenzaba a hacerse presente; el otoño estaba cerca. Me levante del escritorio y camine por los alrededores de la mansión, hoy sería un día tranquilo.
Mis hombres ayudaban a todos en la aldea, asegurándose de mantener todo en orden.
—¡Alfa Maddison tiene que ver esto! —grito exaltado uno de los guardias, interrumpiendo por completo mis pensamientos.
Corrí tras el hasta llegar a la entrada de la casa, varios licántropos estaban reunidos entorno a un círculo.
—¿Qué esta pasando? —pregunte confusa.
—Hacíamos nuestro recorrido cerca del bosque cuando uno de nosotros tropezó; creíamos que había sido una rama pero...
—¡¿Pero que?! —bramé. La situación estaba empeorando y no tenía un buen presentimiento.
—Era un cuerpo. Estaba cubierto por la hierba y el musgo, todavía respira así que decidimos traerlo.
Camine hasta ellos para observar el cuerpo, era un hombre. En su rostro y cabello abundaba el musgo; lo aparte de su rostro pero al contacto de mis dedos con su piel sus ojos se abrieron.
—¡Busquen a Liana! ¡Ahora!
Por alguna razón mis ojos no podían despegarse de los suyos, su mirada era oscura y penetrante.
—M-Mate —balbuceó.
—Tranquilo, no sabemos como te encuentras... llevenlo a una habitación de huéspedes —pedí.
Dylan, mi beta, junto a otro guardia intentaron moverlo pero este forcejeo. Me tomo de la muñeca y suplicó que no lo dejara.
—No voy a irme, te ayudare pero debes obedecerme. ¿Como te llamas?
—M-Mathías —susurró.
Lo acompañe hasta la habitación y espere a Liana junto a el.
—¿Que fue lo que te ocurrió?
Quería saber la respuesta a mi pregunta, con solo verlo podías darte cuenta de que estuvo en el bosque por muchos años. Su vestimenta estaba rota, llena de tierra y hierba; sus brazos aun estaban cubiertos por raíces y hojas secas.
Mathías estaba por responderme cuando la puerta se abrió de golpe.
—Maddie ya estoy aquí —habló una agitada Liana.
—Gracias por venir tan rápido Lia —camine hasta la salida para irme pero él me detuvo.
—Q-Quedate, no me dejes ahora que t-te encontré.
¿De que rayos hablaba? ¿Acaso nos conociamos? ¿Porque me estaba buscando?
—Maddie lo mejor es que esperes fuera.
Asentí y abandone la habitación. Las palabras del polizón retumbaban en mi mente una y otra vez.
Volví a mi oficina intentando calmarme, ¿Que sucedía conmigo? Mis nervios estaban al límite, no podía estar más alterada. Sentí la presencia de Liana a través de su olor, estaba por tocar la puerta pero se lo impedí.
—¡Pasa de una vez Liana! —la morena obedeció mi orden y entro— habla de una vez antes de que mis nervios colapsen.
—Maddie el estuvo bajo un hechizo por treinta años.
El desconcierto debía ser notorio en mi rostro, pues Lia reprimió una carcajada.
—Su cuerpo estuvo dormido este tiempo, fue algo así como un trance, detuvieron su vida mientras dormía lo que explica porque no envejeció... hay algo más.
—¿Que? No puede ser tan grave... —Observe su rostro, su mirada no se encontraba con la mía. Me evadía— ¡Dime de una vez Liana!
—El hechizo solo podía romperse cunado él te encontrara.
—No estoy entendiendo nada Lia —mis manos temblaban sobre el escritorio, no tenía un buen presentimiento. Algo me decía que lo que iba a decirme, cambiaría mi vida por completo.
—Eres su mate.