—No, no, no, no. ¡No! Eso no puede ser cierto, ¡Las cosas cambiaron hace quince años! Los licantropos ya no dependemos de un compañero eterno. Me niego a aceptarlo —grité enojada.
—Tienes toda la razón Maddie, pero debes recordar que él no es de esta época. Según lo que investigue, si se aleja de ti, morirá.
—¡¿Porque a mí?! ¿Que hice para merecer esto? —exclamé frustrada.
—Debes hablar con él. Solo así aclararán sus dudas.
—Iré con el —sentencié. Salí de la oficina y me encamine a la zona de huéspedes. Suspire y abrí la puerta de su habitación; Mathías se encontraba despierto con la mirada en el techo— Tenemos que hablar.
Se incorporo y me observo de pies a cabeza, lo que me hizo sentir un poco incómoda, pero no lo demostré.
—Primero debes explicarme donde estoy.
Asentí y me senté en el borde de la cama.
—Comencemos por el principio: soy Maddison, alfa de la manada del norte, estamos en el año dosmil cincuenta y cuatro —su rostro reflejaba asombro al escucharme— podría decirse que este es el futuro. Todo es diferente ahora, y lo preferimos así.
—¿A que te refieres con diferente?
Guarde silencio. No sabía como responder su pregunta —... Liana me dijo que piensas que soy tu mate.
—¡Lo eres!
—No, no lo soy. No puedo serlo porque ya no existen los mates. Actualmente todos somos libres, no estamos atados a un vinculo eterno; cada licántropo es libre de estar con quien quiera.
—Pero tu...
—De verdad lo siento Mathías, pero entre nosotros no puede haber nada.
—¡Eres mía!
—¡No soy de nadie! Y mucho menos tuya.
—Moriré... te necesito, ¡Me necesitas!
—No lo harás. Viviras aquí, trabajaras y aportaras algo a la manada, nos seguiremos viendo eso evitara que te debilites.
—¿Que debo hacer para que me aceptes?
—No puedes hacer nada.
Escape lo más rápido que pude de su mirada, por alguna razón no podía verla. Mi pecho ardía y leves punzadas de dolor me atacaban, estaba sintiendo su dolor. El dolor que sentía al yo rechazarlo, pero ¿Que pretendía? No podía simplemente llegar y reclamarme como si fuera un objeto.
Aún no logro entender como soportaban tener a un licántropo posesivo cerca, ¿Acaso no se valoraban lo suficiente?
—¿Como te fue? —pregunto Lia apareciendo de la nada.
—Mal, y deja de hacer eso, lo detesto. Te aprovechas de tus habilidades de bruja para todo.
—Sabes que nunca dejare de hacerlo. ¿Que ocurrió?
—Discutimos. Creo que nunca podremos llevarnos bien... ¡Es tan dominante! No comprendo como se supone que pueda quererlo cuando él solo me ve como a un objeto.
—Entiendo, pero ya hablamos de eso...
—No es de esta época —completé— lo sé, pero eso no le da el derecho de querer ejercer poder sobre mí. Es un recién llegado Liana, no tiene mi confianza... en fin, quiero que me ayudes, necesito que rompas nuestro vínculo, esta sufriendo por mi culpa y puedo sentir su dolor.
—¿Estas segura de esto?
—Si, solo no quiero estar conectada con su cuerpo y sentimientos.
—Bien —Liana procedió a conjurar el hechizo; a pesar de llevar tantos años conociéndola aún no lograba comprender del todo sus hechizos— desconextiun adsolutus.
El tortuoso dolor en mi pecho desapareció lentamente, ya no llevaría conmigo esa carga. Pero aún así debería soportar su mirada.