Oscuridad de lobos

Capítulo 5:

* * *Maddison* * *

Solo quiero dejarme llevar, y que las cosas a mi alrededor fluyan por si solas, desconectarme un instante de todo. Ser solo yo. Vivir a mi manera aunque sea un segundo.

Sonreí melancólica ante el recuerdo de aquellas palabras. Aquellas que formaban parte de mis olvidados sueños... nunca me sentí capaz de liderar la manada, de convertirme en alfa, ¡De lidiar conmigo misma!... no soy capaz de hacer frente a situaciones "fuertes" por así decirlo.

Y aquí estoy ahora, en medio del bosque utilizando mi sentido del olfato para encontrar a quien se hace llamar mi mate, "mi alma gemela"... cuanto aborrezco esas estúpidas palabras.

Oh Mathías, juro que cuando te encuentre...

Seguí el rastro de su aroma hasta llegar al final del espeso bosque. Ahí estaba el, recostado en un árbol observando el hermoso lago que marcaba el limite de la manada.

—¿Qué haces aquí? —pregunto con desgana. Por alguna razón sus palabras dolieron.

—¡¿Que qué hago aquí?! En primer lugar soy tu alfa, me debes respeto, en segundo lugar son mis tierras, puedo ir y venir por donde me plazca... y, en tercer lugar.... vine a buscarte —susurré lo ultimo, mi orgullo me impedía decirlo con normalidad.

—Tienes razón, soy yo el que esta de más así que seguiré mi camino — se levanto dispuesto a seguir huyendo de mi.

¡¿Que diablos pasa por su cabeza?! ¡No hay lugar a donde ir! Su lugar es en casa conmigo, y con el resto de la manada claro.

—¡Mathías vasta! No tienes a donde ir, tu... ¡tu debes obedecerme!

—No lo entiendes ¿cierto?... —murmuró sosteniendome la mirada, era la primera vez que veía esos oscuros ojos invadidos por la tristeza—no valgo la pena, mi vida no tiene sentido. Solo... quiero morir.

Acorte la distancia entre nosotros y lo apegué una vez más al árbol. Mi respiración estaba agitada.

—No vuelvas a decir eso —masculle enojada; sus oscuros ojos me observaban atentos, de pronto todas las cosas que quería gritarle por obligarme a venir hasta aquí, se esfumaron de mi mente. La tristeza me invadió por completo.

¿Que sucedía?... yo... sentía su dolor. ¡¿Pero como?! ¡Liana deshizo nuestra unión! Debía hablar con la bruja cuanto antes.

Carraspeé y me aleje rápidamente de Mathías al darme cuenta de lo cerca que estábamos.

—Volverás conmigo a la manada, te guste o no.

No dijo nada, solo asintió y camino tras de mi. Su mirada me hacía sentir incomoda, por más que tratara de "disimular" sabía que me estaba recorriendo de pies a cabeza.

—¡Puedes dejar de mirarme! —exclamé cabreada.

—No —respondió tajante.

—Que infantil eres —murmuré deteniendome—. Ahora yo iré detrás.

Mathías rió de forma seca y murmuró un "y yo soy el infantil" que pude escuchar gracias a mi audición de licantropo.

Aún faltaban unos metros para llegar a casa, contemplé los árboles y arbustos a nuestro al rededor, todo estaba tranquilo y en ordén. El cielo despejado no emitía brillo alguno, la luna estaba oculta y unas pocas estrellas nos acompañaban. Volví la vista al frente. Me dí cuenta que nunca lo detallé; su cabello era castaño con algunas hebras doradas, en altura me sacaba dos cabezas, llevaba unos pantalones simples con una remera azul claro y zapatos deportivos, a pesar de estar años bajo un hechizo aún conservaba su figura.

—Ahora tu deja de mirarme —pidió tajante como siempre.

Era extraño ver como su personalidad se volvía fría y distante conmigo... pero cuando estaba con Liana lo veía sonreir. Un sentimiento extraño me embarga cada vez que lo veo "feliz" junto a la bruja. ¿Celos tal vez? No. Yo no podía sentir algo por él... ni por nadie.




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