* * *Mathías* * *
—¿Que harás hoy por la noche? —indagó la morena desde su escritorio.
—Lo mismo de siempre: Tirarme en la cama y pensar en porque mi vida es así —respondí mientras terminaba de acomodar el estante lleno de libros.
—¡No seas aguafiestas! —exclamó divertida. Su sonrisa me fue contagiada.
—Ya dime, ¿Porqué la pregunta?
—Quería saber si te gustaría dar un paseo conmigo.
—No lo sé, no confío en brujas... —dije en tono juguetón, Lia y yo nos volvímos buenos amigos al pasar tanto tiempo juntos.
Exactamente hoy se cumplían cinco semanas desde que, por así decirlo, volví a la vida. Las cosas con Maddison seguían en el mismo punto en el que comenzamos, tras haber regresado del bosque su trato hacía mi se volvió más frío, ni siquiera quería verme, por lo que tenía prohibido salir de mi habitación luego de ayudar a Liana.
—Que charlatán eres, si no confiarás en las brujas no seríamos amigos. Anda Mati, dí que sí.
—Si Maddison se entera estaré en problemas, sabes lo que dijo...
—Lo sé —interrumpió—, últimamente esta muy rara. De igual forma vendrás conmigo, si algo llegara a pasar yo me haré cargo.
—No es necesario que asumas mis problemas Lia, se defenderme solo.
—Créeme, no es bueno enfrentar a Maddie.
—... correré el riesgo. Iré.
La morena sonrió complacida por mí respuesta.
* * * * * *
La noche cayó rápidamente tras estar todo el día entre libros y polvo. Volví a mi habitación a ducharme, una vez estuve limpio y cambiado espere a que Lia pasara a buscarme.
—¿Listo? —preguntó apareciendo frente a mi. Dí un respingo, me había tomado por sorpresa. Odiaba que hiciera eso.
—Casi me matas del susto —bramé enojado.
—Calma lobito, era la única forma de que Cameron no me viera.
—¿Cameron?
—El vampiro —aclaró—, llego hace media hora, lo encontré en los pasillos y quería saber a donde iba, es un idiota que abre la boca fácilmente —espetó.
—Creí que eran amigos.
—Maddie es mi amiga, el no. Bien dejemos de hablar de ese idiota, ya vámonos.
Liana tomo mi mano antes de que siquiera pudiera responderle, en un abrir y cerrar de ojos estuvimos fuera de la mansión.
—¿C-Como? —balbuceé aún en shock.
—Fue solo un simple hechizo de teletransportación —respondió encojiendose de hombros.
¡Claro! A ella le parecía algo si importancia.
—¿Puedes decirme donde estamos? —pregunte dejando el tema.
—En el pueblo de la manada; vengo aquí cuando necesito relajarme. Ayudar a los habitantes con sus problemas y a Maddie es agotador.
—Te entiendo, cuando era el alfa de mi manada todos acudían a mi en busca de ayuda, era frustrante pues no tenía la ayuda de mi luna...
—¿Luna?
—Si, ella es la acompañante del alfa, algo así como la reina de la manada.
—Todo era tan diferente antes —musitó observando las desoladas calles del pueblo mientras avanzábamos a paso lento.
—Si... aún no termino de creer que las cosas cambiaron gracias a mi. Me volví alguien frío y sin escrúpulos... solo por la ausencia de ella.
—Es por eso que las sagradas brujas te hechizaron, querían darte una lección.
—¡Y si que la aprendí! Estuve tantos años esperándola y cuando por fin la encuentro ella me rechaza —reí de forma seca al ver en lo que se estaba convirtiendo mi vida.