Oscuridad de lobos

Capítulo 10:

***Mathías***

—¡No! ¡¿Qué diablos sucede contigo?!—bramé— Me aborreces y me alejas de tí, cuando por alguna razón mi amor por ti disminuye vienes y me reclamas como tuyo, ¡Me niego a aceptarlo Maddison! ¡Eres un monstruo, casi matas a Liana!, nunca te lo perdonaré... desearía que ella fuera mi mate...

No pude terminar la frase, su mano golpeo mi rostro provocando que mi nariz sangrara.

¿En que momento se había puesto de pie?

—Escuchame bien Mathías, porque no lo repetiré otra vez —musito conteniendo su ira mientras sostenía mi barbilla—, eres mío, soy tu mate y ahora me perteneces. Dejare vivir a Liana con una condición, no le hablaras ni la mirarás, trabajarás conmigo y dormirás en la habitación contigua a la mía.

Todo estaba perdido. No quería que Liana sufriera por mi culpa, debía aceptar su propuesta.

—Dejame verla por ultima vez, por favor —suplique—, solo... una ultima vez, aceptaré el trato, haré lo que pidas.

—Tienes diez minutos —acepto liberandome de su agarre.

Subí las escaleras a paso apresurado hasta llegar a la habitación donde el médico la había atendido. Entre sin tocar la puerta, no tenía mucho tiempo.

—Lia —susurré al verla dormida. Abrió sus parpados lentamente hasta dar conmigo.

—Hola Mati —saludo con una sonrisa, amaba eso de ella, a pesar de todo siempre estaba feliz.

Bese su frente con delicadeza, aún estaba débil y vendas cubrían su magullado cuello.

—Vine a despedirme —el desconcierto invadió su rostro—, Maddison te dejará en paz a cambió de que me aleje de ti

—No,no,no, no lo hagas Mathías, por favor no te alejes de mí —sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Lia no quiero perderte, eres lo mejor que me ha pasado desde que llegue aquí; nunca me lo perdonaría si algo malo te pasara. Debo hacerlo, por tu bien.

Me levante de la cama dispuesto a irme, no quedaba mucho tiempo. Pero ella sujeto mi mano.

—Hay... algo que debes saber —la mire esperando a que continuara, pude ver la ansiedad florecer en su rostro—, la razón por la que ya no sientes nada por Maddison es por mí.

¿Qué? ¿De que estaba hablando?

—Tu estabas muy mal y yo... no soporte verte así; cree un hechizo que deshizo tu amor por ella, lo siento... por favor no me odies —murmuró.

Tome asiento a su lado nuevamente; entrelacé nuestras manos y sonreí.

—No te odio, no podría hacerlo Lia, de no ser por tí seguiría amando a un monstruo...

—Nadie debe saberlo, ni siquiera ella.

—No diré nada —prometí. Bese sus labios una ultima vez en un calido beso antes de irme.

"Se fuerte" fue su ultima petición antes de que abandonara la habitación. Cumpliría a su palabra, sería fuerte... por ella y por mi.

Volví al living en busca de Maddison. Estaba sentada en uno de los muebles perdida en sus pensamientos. Era extraño ver como hace unos días moría por una muestra de su afecto, y ahora solo sentía repulsión al verla.

—Sigueme —ordeno tomándome por sorpresa.

Subí nuevamente las escaleras a una distancia prudente de Maddison, llegamos al segundo piso de la casa y seguimos subiendo hasta dar con el tercera y ultimo piso.

Una pequeña sala nos recibió, seguida  del umbral que nos separaba de las habitaciones.

—Mi habitación es esta —dijo señalando la puerta a la izquierda— la tuya será esta de al lado.

—¿Quien duerme en la tercera?

—Nadie. Solo estamos tu y yo.

Asentí lentamente, el ambiente se había vuelto tenso. Estaba por abrir la puerta de mi nueva habitación pero ella me detuvo.

—¿Que tiene ella que yo no? —su pregunta me dejo atónito.

Mire su rostro, sus ojos brillaban, ya no eran de un gris calido, ahora eran amarillos, un amarillo tan brillante que provocaba mirarlo por largos ratos. Sin embargo estos lucían tristes.

—Maddison... yo, ehm...

—No... no debí preguntártelo —evito nuestro contacto visual y se escabulló hacía su habitación.

Permanecí ahí de pie, pensando en todo lo que había sucedido en el día.

Ese día en el que conocí una extraña parte de Maddison...

 




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