Oscuridad de lobos

Capítulo 13:

***Mathías***

 

—Por favor, abre la puerta —pedí.

Podía escuchar alguno de sus sollozos del otro lado de la puerta. Por alguna razón me dolía verla así... después de todo estábamos destinados a estar juntos, aunque ninguno así lo quisiera.

—No es necesario que tengas lastima de mi. Puedes irte, no te estoy obligando a nada.

—Es mi turno de hablar. Me llamo Mathías White, la ultima vez que lo supe tenía veintisiete años —dije ignorando su petición por completo—, solía ser alfa de la manada Full Moon, al principio todo iba bien, pero con el paso de los años la necesidad de tener a mi mate cerca aumentaba, sentí celos de todos aquellos que encontraban a su alma gemela. Me volví un monstruo, maltrate a los habitantes de mi manada, incluso a mi familia... llegue a matar personas inocentes solo por encontrarte.

》No estoy contándote esto para hacerte sentir mal, solo quiero que sepas que te entiendo. Maddison el pasado puede doler, pero tal como yo lo veo, puedes huir o aprender de el.

Su agitada respiración se calmo y los sollozos cesaron. Escuche sus pisadas hasta llegar a la puerta y abrirla. Me levante justo a tiempo para sentir sus cálidos brazos a mi alrededor.

—¿Porque me abrazas? —pregunté asombrado.

—En serio lo siento. Fuí una tonta... las cosas serían diferentes si no te hubiese rechazado —murmuró en mi pecho.

¿Que estaba ocurriendo? Ella no parecía ser Maddison.

—Tu no eres Maddison.

La rubia se separo de mí, y me observo con una sonrisa para luego hacer algo que, en toda mi estadía en la manada nunca le había visto hacer. Reír. Si, Maddison estaba riendo por mi tonto comentario cuando hace uno segundos se encontraba llorando... se veía tan feliz. Libre de sus problemas. Pero en el fondo sabía que esto solo era momentáneo.

—Deberías estar siempre así —solté sin pensarlo.

Ella dejo de reír y me observo fijamente: —Solo hay una forma de que eso ocurra.

—¿Cual?

—Que tu estés a mi lado —susurró contra mis labios. Podía sentir su respiración en mi rostro, sus manos acariciando mi cabello, generando corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.

Su cercanía me estaba poniendo nervioso.

Dí un paso hacía atrás intentando alejarme pero termine chocando con la pared del pasillo. Ya no tenía escapatoria.

—Se que aún me amas —musitó contra mi cuello, mi respiración comenzó a acelerarse—, y no voy a descansar hasta que estemos juntos. Ya cometí el error de rechazarte una vez, no volveré a hacerlo dos veces.

—Maddison para —pedí en un hilo de voz.

—Sabes que no lo haré —respondió con suficiencia—, y, por favor no me llames Maddison. Dime Maddie.

Cerré los ojos intentando resistirme a su provocación, no era idiota, sabía que sus palabras eran serias, ella haría lo que fuera por conseguir nuevamente mi afecto.

Sentí miedo, si llegaba a enterarse de que Liana era la culpable de todo... no dudaría en matarla.

—Solo amame... —pidió tomando mi rostro entre sus manos. El calido gris había sido sustituido por un amarillo vibrante.

No lo pensó dos veces y unió sus labios con los mios en un beso desesperado, cargado de emociones y necesidad.  
 




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