Oscuridad de lobos

Capítulo 14:

***Maddison***

 

Observé como el crepúsculo se apoderaba rápidamente del cielo. Estaba nerviosa. Pronto oscurecería y mi instinto tomaría el control.

Todos esperaban con ansias esta noche, esa en la que podíamos liberarnos por completo. Demostrar lo que realmente eramos: Licantropos.

Me había encargado de tomar las medidas necesarias para que nadie resultará perjudicado, ni nosotros, ni los habitantes de las manadas del este, ni a los humanos de la ciudad cercana... aquella a la que algunas veces solía ir, solo para verla a ella...

¡¿Que diablos pasa conmigo?! ¿Porqué rayos pienso en mi pasado?

Debía ser por la transformación. La luna llena comenzaba a hacerse presente. Mi cuerpo no tardo mucho en reaccionar, ya conocía esa sensación... mis huesos crujieron y mi cuerpo se lleno de un espeso pelaje platinado, pronto me encontré en cuatro patas.

Moví ligeramente la puerta que se encontraba entreabierta para salir de mi habitación.

—Dejame tener el control... —susurró.

—No quiero que le hagas daño a nadie.

—No puedo prometerte nada —no podía verla pero algo me decía que estaba sonriendo.

—¡Eres un monstruo! —bramé.

—¿Ahora te insultas a ti misma? —rió—Que tonta eres. Tomare el control de todas formas.

Y lo hizo.

Ya no podía controlar a ese gigante lobo plateado. Veía todo lo que ella veía pero no controlaba ninguna de mis extremidades.

Pude sentir su ansiedad; el estaba cerca. Salimos de la mansión y caminamos por el sendero que daba al bosque, llegamos al final de este.

Ahí estaba. Lo sabía por su olor.

Era... tan... hermoso...

—Es todo mio... —pensó.

—¿Que vas a hacerle? —pregunte un poco alterada. Ella no respondió. Ignorandome se acerco a el lobo negro azabache con ojos del mismo color. Su semblante dada miedo, pero el estaba tranquilo. Observando el reflejo de la luna en el lago.

Olfateó su cuello sintiendo su delicioso aroma.

Sentí celos. Yo quería hacerlo, quería olerlo, abrazarlo... besarlo... oh sus labios, sus labios eran tan suaves. Necesitaba probarlos de nuevo.

—Deja de hacer eso —mascullé.

—¿Acaso estas celosa? Que no se te olvide quien es la culpable de que dejara de amarnos.

—Cierra tu maldita boca —grité a la nada llena de ira.

Estaba harta. Harta de ella.

Desde que conseguí transformarme toda mi vida comenzó a ser un caos por su culpa, ¡Por su maldita culpa perdí a quienes amaba! Era hora de hacer frente y dejar aún lado el miedo.

Ya no quería que sus amenazas me intimidaran. Yo también era fuerte, podía vencerla.


* * * * * *


Desperté a causa de un incesante dolor en mi espalda, abrí los ojos lentamente para darme cuenta de que estaba en medio del bosque. Divisé una figura a unos metros de mi, intento levantarme pero recuerdo que estoy desnuda, busco detrás del árbol mas cercano uno de los bolsos que equipamos con ropa alrededor de toda la manada para que nadie vagara desnudo.

Camino hasta el bolso y me visto con una camiseta y shorts cortos. Aún con la mochila en mano camino hacía la figura, me detuve en seco al ver de quien se trataba; su cabello era completamente negro pero sabía que era el por su olor y rasgos.

—Mathías —susurré intentando despertarlo.

Soltó un quejido e intento moverse.

—¡No! No te muevas, voy a dejarte algo de ropa.

Dí media vuelta y me mantuve de espaldas, escuche como bostezaba adormilado comenzando a vestirse.

—Estoy listo —dijo por fin.

Lo observe, su fría y oscura mirada ya no estaba. Había sido sustituida por unos hermosos ojos avellana.

—Bonito cabello —susurró tomando un mechón platinado entre sus dedos.

Efectos colaterales de la transformación. Suponía que mis ojos debían estar amarillos.

—También me gustan tus ojos —sonreí admirando su rostro—, ya no sin intimidantes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.