Nick se inclinó hacia adelante y comenzaron a sonar sus huesos como si se estuviesen partiendo en pedazos, su cuerpo se cubrió por un pelaje color plata, su cara se estiró hasta tomar la forma de un perfecto osico, con largos, blancos y filosos colmillos.
Ehilen reculó hasta tropezar con una silla y cayó. Estaba aterrada, continuó arrastrándose por el suelo hasta quedar con la espalda contra la pared.
Nick solo observaba desde lejos con la cabeza agacha y el rabo entre las patas.
Parecía que los ojos de Ehilen se saldrían de sus órbitas.
El muchacho regresó a su forma humana para poder tranquilizar a su prima, ya la habia sustado demaciado y sabía perfectamente que le estaba cauzando pánico, no era algo facil de entender, ni siquiera para ella que siempre era fuerte y valiente en todo, a pesar de su pequeño tamaño.
–No te haría daño jamás, no debes temerme, lo hice para que pudieras darte cuenta de que te hablo enserió, nada de lo que digo es un juego–
–¡Aléjate de mi! ¡Vete ahora mismo!–
–Me voy, pero si me necesitas solo di mi nombre–
Nick se sentía mal por ella, en todas las reencarnaciones tenía que hacer lo mismo para que le creyera y siempre terminaba distante hasta que aparecían a atacarla nuevamente y debia obligarla a macrcharse con él para protegerla y a pesar de tanto esfuerzo siempre la perdía.
Se dirigió al balcón con el alma rota al ver a su pequeña prima en ese estado y de un salto desapareció.
¿Que había sido todo aquello? ¿De verdad se estaba volviendo loca? No tenía ninguna clase de lógica, ni lo que había escuchado ni lo que había visto.
Es verdad que un hombre la siguió la noche que fue a ver las luces, también había intentado atacarla otro en el bosque, pero quizás lo que vio esa noche era solo un perro monstruoso en tamaño y aspecto. Y lo que acababa de ver lo había soñado.
Se repetía estas cosas una y otra vez.
Estuvo toda la noche intentado convencerse de que era eso, solo una pesadilla.
A la mañana siguiente no fue a estudiar, no había pegado un ojo en toda la noche, a eso del mediodía debió quedarse dormida porque se despertó exaltada cuando golpearon la puerta.
Tomó el cuchillo, lo escondió en su espalda y abrió sin quitar la cadena. Al ver a Debora y Ana del otro volvió a cerrar, guardó el cuchillo y abrió la puerta por completo para que pasáran.
–¿Porqué no fuiste a clase? Te ves horrible–
–Gracias por tanta sinceridad Debora, me estoy por enfermar creo– mintió –no pude dormir bien–
–Pensamos que te había ocurrido algo– dijo Ana preocupada –has estado rara desde la fiesta y recuerdo verte entrar vuelta un saco de nervios–
–Estoy bien, seguro fue ahí que me contagie con algún virus, deberían ir a sus casas, no quiero enfermarlas–
–¿Nos testas echando? No nos iremos– dijo la voz de la razón –Eres mi mejor amiga y no te dejaré sola en un momento así, los chicos llegan en un rato.
–Haz lo que quieras, no tengo ganas de discutir, solo tengo mucha hambre–
–¿Alguien dijo hambre? Acá llegó tu héroe mi Lady– dijo Victor en tono burlón entrando por la puerta e hizo una reverencia elevando la mano en la que traía la pizza.
Eric apareció por detrás del chico y le dio una bofetada en la cabeza.
–Enderezate cabeza de chorlito, se te llega a caer la pizza y te mato–
Ehilen no pudo evitar reírse, que sería de su vida sin estos cuatro locos.
Comieron, jugaron a diferentes cosas, cantáron, Victor hizo toda clase de payasadas, algo normal en él.
Por un momento se le había olvidado todo lo sucedido.
Hasta que los chicos se retiraron al caer la noche.
Ahí volvió la soledad y el maquinar en su cabeza. Si realmente debía marcharse tendría que dejar a las cuatro personas más importantes de su vida después de sus padres y eso le rompía el alma.
Pasó muchas horas pensando en cómo comprobar todo lo que Nick le había dicho. Porque una cosa es que no le mintiera sobre los hombres lobo, pero como ella podía saber realmente ¿si el era su primo? Que en verdad debía alejarse de donde vivía. Eran muchas cosas que necesitaban explicación y confirmación. No sé iba a quedar solamente con la palabra de Nick, ni lo conocía, ni se llevaban bien. Primero debería demostrarle para que ella creyera todo lo que le dijo.
Aunque aun sentia miedo por lo de la noche anterior, se armó de valor y le llamó.
–¿Nick? ¿Estas ahí? Necesito hablarte– esperó unos minutos y nada–Que locura, es hombre lobo no adivino ¿como va a saber que le estoy llamando?–
En ese momento escuchó un sonido en el balcón y la puerta se abrió.
–No soy adivino, tampoco hombre lobo, bueno, no del todo. Aún así te escucho–
Ehilen lo observó. Se mantuvo un silencio incómodo en la habitación por un par de minutos.
–¿De que querías hablar?– Nick rompió el silencio, le llamaba la atención que su prima solo le hubiese tomado 24hs para recuperarse de lo que había visto.
–OK, quieres que te crea y yo necesito explicaciones, demuéstrame que lo que dices es verdad–
El joven se quedó pensativo un tiempo y luego dijo –tengo algo que mostrarte, regreso en un rato–
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Editado: 03.01.2024