Fuertes golpes en la puerta interrumpieron el sueño de Ehilen.
Abrió los ojos completamente desorientada y se sentó en la cama.
Giró su cabeza para ver la hora y no encontró su celular, miró en derredor y en el suelo, frente a los pies de su cama, estaban los trozos de aquel aparato, que ella enfurecida aventó a la pared la noche anterior. Los golpes en la puerta eran persistentes y se podría decir que hasta ensordecedores.
–Victor, ve por favor dónde la casera y pide la llave de emergencia, ¡Ehilen tiene que estar acá!– la voz de Débora se escuchaba quebrada a través de la puerta.
–¡No voy a perder más tiempo, la voy a abrir a la fuerza!– contestó el chico.
–¡Enseguida les abro! Perdón, no los escuché– terminó de quitar el cerrojo y la cadena de la puerta y Débora se abalanzó sobre ella, la abrazó con fuerza y llorando undio la cabeza en el cuello de su amiga. –¿Que pasa? ¿Porque tanta angustia?– Débora no dejaba de llorar y con el nudo que tenía en la garganta, tampoco podía hablar.
–Casi morimos de un infarto cuando llegamos y no nos abrías la puerta– dijo Victor – en las noticias mencionaron la aparición del cuerpo de una joven morena, de entre 16 y 18 años, con tus rasgos físicos, ella supuso lo peor (dijo señalando a Débora) y no esperamos al final de la clase, salimos corriendo en cuanto me lo comentó–
A Ehilen se le llenaron los ojos de lágrimas, ¿como podía pensar que sus amigos la ignorarian? Sin duda ellos eran lo mejor que le había pasado en la vida, sabía que con ellos podía contar siempre, se preocupaban por ella y eso la hacía sentirse feliz.
–Pasen y siéntense, prepararé unas malteadas mientras "mami" se tranquiliza– esbozó una sonrisa.
Los chicos entraron y se sentaron en la cocina, Débora parecía estar un poquito más tranquila y cuando al fin pudo hablar...
–¿Porque estás faltando a clase? No contestas el teléfono, nos manda directo al buzon, no sabíamos nada de tí desde ayer, casi me vuelvo loca cuando ví la noticia en el celular y al intentar comunicarme no atendias la llamada ni respondías los mensajes–
– Perdón amiga, juro que no fue mi intención asustarte. Últimamente no me he sentido bien y ando con el ánimo por los suelos, sinceramente no sabía que estaban intentado comunicarse conmigo– señaló a los pies de su cama –creo que ahora estaré incomunicada por un tiempo–
Los chicos miraron incrédulos los trozos del aparato esparcidos en el suelo y un pequeño hueco en la pared de yeso. Eso no era habitual en Ehilen, no solía mostrar ira o frustración, lo normal es que todos los problemas los vieran con diversión. ¿ Que estaba pasando con ella?
–¿Se puede saber que carajos pasa contigo?– preguntó Victor en tono molesto.
Esto si era raro, el alegre y divertido chico, estaba enojado y hablando en tono demasiado serio para su personalidad.
Ehilen se giró dandole la espalda a ambos y comenzó a llorar –mis padres, no sé nada de ellos y cuando intento llamarlos, la máquina me dice que el número no existe–
Los muchachos se miraron entre ellos, Débora tomó su celular y marcó al número de ambos. Efectivamente, no existían esos número.
– Llamaré a mamá, quizás sepa algo de ellos. No pueden haber desaparecido así sin más–
Ehilen comenzó a recordar todo lo sucedido, desde la noche en la colina, todo su mundo estaba de cabeza al averiguar muchas cosas sobre ella y sus poderes.
Sentirse sola y abandonada, aunque lo peor de todo para la chica, no era lo de sus papás.
Aunque realmente los amaba, después de todo, ella prácticamente se crío con la mamá de Débora, esa mujer tan dulce se habían convertido en su niñera desde que su madre la conoció en el jardín de infantes al que asistía Ehilen.
Lo que ayudó a las chicas a entablar una hermosa amistad, sincera y duradera.
Los papás de Ehilen, si bien eran amorosos cuando estaban con ella, pasaban demaciado tiempo fuera de casa a causa de su trabajo, viajaban mucho y a veces no regresaban en meses.
El dolor más grande para la muchacha, en realidad era no poder contarle a sus amigos, o al menos a Débora, todo lo que estaba sucediendo a su alrededor y porque su vida estaba de cabeza.
¿Cómo le explicas a alguien, cosas que ni tu entiendes del todo? ¿Cómo explicas sucesos que no tienen lógica? Si se las contaran a ella, creería que la persona está loca.
Lo único de lo que estaba segura, es que su vida ya no tenía ni TON ni SON.
La única persona que podría ayudarle a saber lo que estaba sucediendo era su "primo".
En cuanto esté a solas iba a hacerle un extenso interrogatorio y está vez, no lo dejaría marcharse hasta obtener respuestas concretas.
–¡Hey! Despierta, te estoy hablando hace rato– gritó Débora ya al borde de la histeria– mamá dice que revises tu correo, tus padres se comunicaron con ella y le dijeron que por problemas con la línea telefónica, habían perdido sus números y estarían sin comunicación un tiempo, pero te escribieron un e-mail–
–¿Cómo se supone que entre al correo? si el único dispositivo de comunicación con el que contaba, entró en modo "descanso eterno"– dibujó comillas en el aire.
Victor comenzó a reír a carcajadas, tomó su mochila y sacó una tablet grande, de esas que vienen con teclado y se usan como laptop.
–Tén, te la regalo. Tiene para colocarle chip, así no estarás incomunicada–
–¡No!, ¿como crees?, no puedo aceptarla, es muy costosa, cuando pueda me compraré otro celular–
–Te dije que es un regalo y si no lo aceptas, no volveré a dirigirte la palabra– Ehilen sabía que hablaba enserio– mamá me compró otra y está ya no la iba a usar, ¿Que mejor que dártela a ti que la necesitas?–
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Editado: 30.01.2025