¿ERRORES CON UN DULCE RECUERDO?
CAPITULO 6
ELLE WALTON
Un nuevo día. Un día de recordar errores.
Existen dichos como, el que no arriesga no gana, otro como, el que tenga miedo a morir que no nazca. Cada vez me pregunto qué tanto deben haber cometido un error, aquellos que crearon los dichos donde tu cabeza está al aire a punto de ser azotada por tus pensamientos.
Los pensamientos empiezan a llegar uno por uno, error por error, no puedo evitar llegar al punto donde mis labios besaron a Aarón. Intento levantarme, pero siento como si mi cabeza fuese a explotar, cierro los ojos por un momento tratando de olvidarlo, sin embargo, es en vano. Los recuerdos de la noche anterior son muy vivos en mi cabeza.
Me besé con Aarón, dios santo. No puedo decir que se sentía totalmente mal, porque no era así, su beso por algún motivo fue especial.
Sacudo mi cabeza alejando esos pensamientos que probablemente dañarían mi mente.
La única duda e inquietud que surgía en mi gran cabeza ¿Cómo lo voy a ver a la cara después de lo que pasó?
Okay, piensa y razona con cabeza fría, vas a decir que no recuerdas nada y no recuerdas ese beso, sí, eso harás.
¿A quién engaño? Recuerdo perfectamente todo lo que pasó, fue el mejor beso de mi vida—me doy una cachetada—tonta, no pienses en eso, buaa, no voy a volver a tomar alcohol, jamás.
El agua caía desde mi cabello hasta lo más profundo de mi ser, había hecho tantas cosas estúpidas anoche, principalmente no haber echado a Aarón de mi habitación en cuento lo vi. Cierro los ojos y la escena del beso se repite en mi cabeza como un disco rayado, al notar que tengo una mano en mis labios, la separo abrupto, termino de lavarme rápidamente, tratando de ignorar mis pensamientos, al estar frente al closet opte por ponerme un pantalón ancho negro, una camiseta blanca y botas de tacón trenzadas.
(...)
El día estaba nublado y fresco al llegar a la preparatoria Redlands. Los pasillos están llenos de estudiantes, la primera clase está a punto de comenzar, lo cual es casi imposible moverse sin chocar con alguien, mi corazón casi se detiene al ver a Aarón, respiro hondo y sigo mi camino.
Me dirigí a mi primera clase, Emma se encontraba sentada leyendo un libro, —Hola Emma —saludé con una sonrisa en mis labios.
Ella giró su mirada y sonrío alegremente, —Hola, ¿Cómo te fue en la fiesta de ayer? —preguntó expectante. Le conté a Emma todo lo de anoche, mi borrachera y el beso con Aarón, al terminar me mira boquiabierta. Casi se le entra un pájaro y se lo traga, lo juro, —¡¿Te besaste con el chico sexy y el más mujeriego de la escuela!?—soltó casi gritando a todo el país, le cerré la boca con mi mano.
—Silencio Emma, quieres que toda la escuela escuche —susurre.
—Perdón, pero qué tal el beso, ¿fue bueno? —inquirió Emma formando una sonrisa de boca cerrada, alzó sus perfectas cejas.
—Si fue muy bueno, pero no te diré los detalles —confesé.
—Está bien, por ahora no me digas nada.
—Eh, por cierto, Emma, te iba a escribir ayer, pero se me olvidó. Hoy ven a mi casa para hacer el proyecto, ya le dije a Daniel, más luego te mando la dirección de mi casa —expliqué, Emma solo asintió.
Luego de terminar las clases, me dirigí a mi casillero a tomar las pastillas, Emma se había quedado por órdenes de la maestra. Al llegar, abrí mi casillero y me tomé las pastillas una por una, cuando lo cerré, una figura estaba apoyada sobre el casillero de al lado con una postura bastante peculiar, llevaba un suéter negro y jeans ajustados. A veces me pregunto si no tiene ropa, solo blanco y negro.
—Hola, Elle —su voz fue lenta y arrogante, esbozó una de sus odiosas sonrisas.
—Eh, hola —la voz me suena nerviosa, al verlo solo recordaba el intenso beso de ayer y mi estúpido abrazo.
—Entonces el beso... —expresó Aarón, pero antes de que pueda terminar lo interrumpo levantando una mano cerca de su rostro.
—¿Qué pasó ayer? ¿A qué te refieres? ¿De qué estás hablando? — lo dije tan rápido que me dio una mirada de pocos amigos.
Aarón puso los ojos en blanco, pero luego su rostro cambio a una sonrisa, —Entonces así va a hacer, sé que recuerdas ese beso ¿Tal vez intentas que te recuerde un poco la memoria? —inquirió coqueto, tratando de acercarse, pero por cada paso que él daba, yo retrocedía.
La sonrisa de Aarón se agrandó al ver mi rostro conmocionado, se acercó y apartó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, me estremezco por el repentino toque, mis pies no podían reaccionar, es como si estuvieran pegados, sus ojos se clavan en los míos buscando la verdad detrás de mis recuerdos, siento que traspasan mis barreras, su mirada fría, profunda y oscura como todo lo de él.
El sonido del reloj nos hizo separarnos como una especie de hechizo.
BIG BIG BIG BIG BIG BIG BIG.
No te imaginas cuanto te detesto reloj.
—¿Qué es eso?, ¿viene de ti? —preguntó con una cara de idiota confundido, hundió el ceño que no le quedaba para nada bien, parecía el Balrog del señor de los anillos.
Mira en dirección a mi muñeca en donde sale el sonido. Dios, no sabe de qué se trata este reloj, sus ojos curiosos buscan los míos.
—¿Eh? Es la alarma, tengo que ir al comedor, adiós —respondí nerviosa, casi al borde del colapso, caminé rápidamente hacia la cafetería volando en mis pies.
—¡Sé que recuerdas Elle Walton! ¡Haré todo lo posible para que lo admitas! —exclamó Aarón, sé exactamente qué debe tener una arrogante sonrisa en sus labios, caminé aún más rápido acelerando mis pasos.
Cuando llegué a la cafetería, traté de calmarme y buscar mi respiración, ¿por qué siempre me pasa esto? Maldigo la sopa y las papas fritas. Emma no estaba por ningún lado, lo que me pareció un poco extraño, decidí ir a buscar mi comida y sentarme en una mesa sola. Al pasar diez minutos dos personas se sientan en frente de mí, echo un vistazo hacia arriba y me encuentro con dos caras sonrientes.