Oscuridad en tu mirada

CAPITULO 11

"Las palabras son un filo mortal"

 

CAPITULO 11

 

ELLE WALTON

 

—¿Te sientes bien, Emma? —indagué, preocupada por su repentino cambio de humor, Emma se apoya en su silla con la cabeza entre sus manos. Aún no ha comenzado las clases, pero varios estudiantes conversan ruidosamente.

—¿Eh? Si, solo tengo dolor de cabeza —confesó, Emma se masajeó la sien tratando de calmar el dolor.

—¿Por qué viniste si te sentías mal? —inquirí algo confundida.

—No puedo perder clases, no tengo dinero para darme el lujo de no asistir.

—Emma, si no vienes un día a la escuela no hará la diferencia. Es como comer un pan, si no lo comes está bien, pero si lo comes tampoco sucede nada —dije con simpleza.

—Lo sé y por eso...—pausa respirando pesado.

—Vamos a la enfermería.

—Está bien, puede que una pastilla logre calmarme.

La enfermera atendió a Emma y la mandó a casa, dijo que era lo mejor para ella. También la causa de su dolor de cabeza fue que había pasado por mucho estrés y no había podido dormir bien, debió ser por su padre. En cierta manera la comprendo, si algo le sucediera a mi padre me volvería loca.

Me encuentro sentada sola en el comedor de la escuela, extraño a Emma en este momento, no es cómodo comer sola y sin nadie con quien hablar. Alguien me toca el hombro, me asusto por el repentino toque.

—¿Qué quieres, Aarón? —doy un vistazo a mi reloj tratando de calmarme.

—¿Te asustas así de fácil, cerdita? —preguntó Aarón con una sonrisa.

—¡No vuelvas hacer eso, tonto! —expresé molesta acusándolo con la cuchara.

—Creo que estamos avanzando, ya no me llamas idiota —comentó apartando mi mano en otra dirección.

—Idiota —respondí, el hecho de que nunca quitará esa sonrisa arrogante de su rostro me molestaba, odiaba el ego, la suspicacia que tenía y la seguridad que impregnaba de él.

Aarón se ríe y menea la cabeza, —Eres tan linda, Elle —expresó con fluidez, pero que sonó tan falso como una persona sonriéndole a un ex.

—Y tú eres tan estúpido.

—He venido a proponerte algo.

—¿Qué es? —pregunté relajada tomando un sorbo de jugo, aunque tenía un sabor un poco raro, de igual manera me lo trago.

—Quiero que seas mi novia —soltó directo, sin tapujos en la lengua, me volteó en dirección a él y escupo el líquido en su cara.

Hace una mueca de asco y se limpia con una servilleta ¿Estoy escuchando bien? ¿Qué le pasa ahora? ¿Tiene un nido de ratas en esa cabeza? O de esos piojos que se comen hasta los pensamientos.

—Esa no era la reacción que esperaba, pero creo que es válida —respondió con simpleza, su rostro demostraba seriedad, no había muestra de burla.

—¿Te has vuelto oficialmente loco? —exclamé fuera de control, la cosa me pareció absurda de solo pensarla.

—No lo creo, al menos aún no —dijo inocentemente, apoyando sus codos sobre la mesa, viéndome a los ojos —. ¿Qué dices, Elle?

—¿Eres algún tipo de persona sin cerebro?, ¿no razonas bien?, Te faltó crecer más en el vientre de tu madre, ya sabía que no tenías coeficiente intelectual, eso de que corriste hasta llegar al útero de todos los espermatozoides no sirvió de nada, eres demasiado lento y estúpido —dije estupefacta, aún mi cerebro no se lo tragaba.

—¿Estás loca, Elle?, ¿de qué estás hablando? —contraatacó.

—Tú eres el que está loco —aseguré acusándolo aún sorprendida—¡¿Por qué demonios aceptaría ser tu novia?!—esas palabras sí que se salió de descontrol.

—Tus hermanos me dijeron que querías un novio y aquí estoy, soy un buen partido —confesó el crimen como si aquel comentario no influyera en mis ganas de arrancarle la cabeza.

—¿Mis hermanos?, ¿hicieron qué? —repetí incrédula, no podía creerlo, invadieron mi privacidad como si fuera del gobierno y pues soy privada.

No puede ser posible que hayan visto mi diario, ¿verdad? Esa posibilidad es una completa locura. Sin embargo, ¿de dónde sacarían la idea de que quiero tener novio? ¡Esos imbéciles leyeron mi diario!

Me levanto haciendo un ruido sordo, golpeando la mesa con ambas manos, —¡Eric David Walton y Michael Walton Lauder! —todos miraron en mi dirección, al igual que mis hermanos, quienes solo se encogieron en sus asientos.

¡Esos inútiles! Esto es tan vergonzoso.

 

4 horas antes.

 

AARÓN KOCH

 

—¿Están locos?, ¿por qué habría de hacerme novio de su hermana? —zanjé, entrecerrando los ojos, abrumado por la repentina estupidez, ¿Qué carajos pasa con ellos?

—Ayer leímos el diario de Elle, decía algo de novio y otras cosas cursis de chicas. Queremos que le cumplas ese último deseo, nuestra hermana tiene una enfermedad complicada —comentó Eric con una expresión de tristeza.

—Espera, pero ¿por qué yo exactamente?

Se miran mutuamente y dicen al unísono, —Porque te gusta —afirman sin pensarlo, pongo los ojos en blanco.

—¿Qué me gusta su hermana? Eso no está pasando —aclaré a la defensiva.

—Si te gusta o no, solo queremos que Elle cumpla lo último que quiere hacer —comenta Michael. Joder, desearía tener estos hermanos, decirle

a alguien que ni siquiera le importa el valor de novio, por lo menos hubieran buscado a alguien que le importe un poco.

Suspiro y pienso por qué estos chicos me dicen que sea el novio falso de Elle, ¿estará a punto de morir? No creo que ese sea el caso, se muestra tan alegre, aunque es un poco gruñona.

—¿Su hermana aceptará esta locura? —insistí confundido y ¿por qué carajos pienso aceptar esto? Debo estar loco.

—Al principio te tratará como un maníaco o como si tuvieras una sobredosis. Pero cuando lo procese, aceptará, conozco a Elle como la palma de mi mano.




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