Oscuridad en tu mirada

CAPITULO 12

"UN CORAZON Y ALMAS PERDIDAS"

 

CAPITULO 12

 

EMMA SINCLAIR

 

Mi cerebro aún trataba de asimilar las palabras de Daniel, la mirada angustiosa de Elle, y todos los presentes enojados. Corrí tan rápido para alcanzarlo que se perdió de mi vista, cuando estoy a punto de darme por vencida, una figura detrás de un árbol me hace acercarme. Mis ojos caen en Daniel, se encontraba sentado en el suelo con las manos en su cabeza.

—¿Daniel?, ¿estás bien? —inquirí acercándome a él con pasos cuidadosos.

—¿Por qué estás aquí, Emma? Ve con Elle, después de todo yo fui el que la lastimó. No soy digno de que estés aquí.

La voz de Daniel me sorprendió, ver un chico tan devastado y arrepentido de sus palabras. No era Daniel el grosero, el frío, el lastimado por algo, era Daniel él que estaba frustrado por lo que había dicho de su hermana.

—No digas eso, sé que no quisiste decir esas palabras en el comedor —aseguré.

—¿Ah, sí?, ¿por qué estás tan segura? —frunció el ceño —. Tal vez solo quiero que me odien.

—Simplemente, lo sé —comenté sin mayor importancia.

—Apenas nos conocemos y crees saber todo de mí, no me conoces en absoluto, Emma —zanjó sin inmutarse, supongo que activó las barreras.

—Tal vez no, pero, no eres esa clase de chicos —agarro su rostro en mis manos buscando su mirada. Tenía la piel fría, pero sobre todo su mandíbula estaba rasposa, sus hermosos ojos azules brillaban, tenían un brillo de peligro, pero nada me importo en ese momento.

—Si lo soy, aléjate de mí, no soy bueno para nadie, lo que dijo mi hermana es cierto, escúchala, es lo mejor para ti —debatió con una expresión de conmoción en su rostro.

—Yo decido que es lo mejor para mí, Daniel —le dije con una sonrisa en mi rostro, lo rodeé con mis brazos, él lo correspondió sollozando.

De pronto descubrí que Daniel era un chico roto, no tenía intenciones de referirse a Elle como lo hizo. No sé qué le ocurrió en el pasado, pero eso lo marcó. Para algunas personas puede sonar estúpido que alguien no superé los traumas del pasado, pero siempre he creído que no podemos juzgar a una persona por sus problemas, desde nuestra perspectiva puede sonar ridículo, pero desde la otra persona puede ser el mismo infierno o podría considerarlo su mayor defecto.

Las personas pueden destruirte en un instante con unas cuantas palabras y acciones. El mundo es un lugar cruel, donde los más débiles e indefensos son arrastrados a la oscuridad, son lastimados y esas cicatrices no sanan fácilmente.

Daniel es uno de ellos, su trauma no ha sido fácil, no todos tenemos un corazón fuerte. He llegado a la conclusión con tan solo observarlo en los pocos días de conocerlo que solo tiene miedo a confiar en los demás.

Aquella vez que intento besarme me puse nerviosa, no sabía qué hacer, no quería arruinarlo, pero no fue porque no me gustase, solo tenía miedo de hacerlo mal.

 

(...)

 

ELLE WALTON

 

Me duele el corazón.

No duele por dolor, duele por Daniel, por mi familia y amigos. ¿Han tenido que soportarlo toda la vida?, ¿era la única ciega? La despiadada mirada de Daniel, no creo olvidarla nunca, no sé por qué ha cambiado, ¿puedo culpar a su novia? O ¿se trata de algo más? Daniel se cerró completamente.

Antes, en el pasado, éramos los mejores hermanos, Daniel, sin importar lo que hiciera me apoyaba, al igual que yo a él. Fui la primera en apoyarlo cuando nos enteramos de su ex, como lo haría una hermana, sin embargo, es hora de que lo supere, necesita sentirse vivo otra vez y recuperar su brillo.

(...)

—Daniel, ¿mi enfermedad me hace diferente a los demás? Las chicas de la escuela dijeron que solo soy una chica enferma —pregunto insegura.

—No, hermana, eres la chica más maravillosa, cualquier chico sería afortunado de tenerte, ¿te has visto en un espejo? —me levanta de la cama guiándome frente al espejo y se coloca detrás de mí.

—Mira esos ojos, Elle, tienes el rostro de una princesa, hermanita.

—¿De verdad dijiste eso? Suena tan horrible viniendo de ti, Daniel —comenté con una tonta sonrisa en mi rostro.

—Sí, es verdad —confesó apenado soltando su agarre de mis hombros.

—Eres tan lindo, Daniel —mi sonrisa se enganchó al verlo estresado, arrepentido por sus palabras, sabe que lo molestaré por eso.

—Oh, no, Elle, eso es asqueroso. Es como si me coquetearas —hizo una mueca de asco.

—¿Ah, sí?, ¿cómo sabes que no estoy coqueteando? —inquirí con una sonrisa maliciosa.

—¡Aléjate! —hizo una mueca de asco.

—Ven lindo Daniel, seré tu princesa.

—¡No, aléjate Elle! —gruñe y sale disparado hacia la salida.

—¡Daniel, voy a ser Bella y tú serás la bestia! —corrí a buscarlo.

(...)

Una sonrisa se expande por mis labios al recordar aquel momento, ¿cómo puede una persona cambiar de la noche a la mañana?, Mis lágrimas me traicionan al recordar la escena del comedor, la escuela sabe que tengo una enfermedad, esto es lo que quería evitar. En mi antigua escuela los chicos me molestaban por mi enfermedad, no saben lo doloroso que es ver a una persona que disfruta de lo que puede ser su muerte. A pesar de eso, no fue la escuela la que me rompió el corazón, sino mi estúpido exnovio que conocía acerca de mi enfermedad e hizo una apuesta con sus amigos para que me desmayara en frente de él.

Posteriormente en la escena del crimen estaba toda la escuela, fue cuando dijo a todos acerca de mi enfermedad del corazón. Es obvio que me desmayaría, mirando cómo me señalaban, me juzgaban, se burlaban. Aunque mis hermanos me ayudaron a dispersar los rumores poco a poco fueron desapareciendo, pero la herida que me causó aún no está sanada. Si en ese momento hubiera sido otra, juraría que mataba a todos esos chicos burlones.




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