Oscuridad (nagi y Elizabeth) Libro 2

LAS ESCONDIDAS


Elizabeth fue al edificio número 4 más precisamente se ocultó en un salón antigüo amplio cuyo uno mueble era un gran piano situado al fondo ubicado sobre una gran tarima. Las paredes del lugar tenían varios retratos de alumnos y profesores del pasado. Candelabros salían de las paredes cuya luz fue iluminando lentamente el lugar a medida que iban encendiéndose. Abundabs el dorado y el marrón como gama de colores allí. La chica Zombie entró esperando que Shiba no se encuentre en ese lugar. Miró a su alrededor en busca de un posible escondite. Debajo del piano sería muy obvio por lo tanto descartó esa idea. En esos momentos alguien la tocó detras y la chica saltó como los gatos del susto. 
- Elizabeth soy yo, Erika - la chica demonio reía felíz - Pensé que se trataba de Shiba pero entonces te ví ¿También te esconderas aquí? Hay lugares mucho mejores ¿Sabes? 
- ¿En serio? ¿Dónde? 
- Por aquí, ven...
Erika tomó de la mano a Elizabeth y la llevó a un mueble que había en un rincón del salón de música. Era un poco estrecho en verdad. Esto soprendio a la chica zombie.
- Adentro hay unos cuantos instrumentos - prosiguió Erika - Pero creo que las dos entraremos bien. ¡Apresúrate! ¡Shiba...!
Pero antes de que la chica demonio pudiera terminar oyeron sus pasos, la puerta se abrió de un solo golpe para dejar entrar al chico lobo
-¡Las tengo! ¡Erika! ¡Elizabeth! ¡Las encontré! - reía de la alegría.
Las dos se sorprendieron al ser encontradas tan rápido, en verdad Shiba era un excelente rastreador. 
- ¡Maldición! ¡Fuiste muy rápido! ¡Ni siquiera pude esconderme! - protestó Erika
- Yo puedo encontrar a cualquiera - se vanaglorió el chico lobo
- ¿Y los demás? - preguntó Elizabeth
- Natsume está debajo de un árbol durmiendo la siesta, ya lo encontré - dijo Shiba - Ray estaba tomando té en la enfermería.
- ¿Qué? No se lo estaban tomando en serio - comentó Erika
- Y encima Nagi tiene que pagarles lo que les prometió - continuó Elizabeth algo molesta - Oye eso ¿Y Nagi? 
- Todavía no tuve mucho tiempo para buscarlo - respondió Shiba. - Cuando es invisible su olor también disminuye mucho. Su olor se confunde más con el ambiente y es más difícil percibirlo.
Elizabeth pensaba en el chico invisible ya que la intrigaba bastante saber dónde estaba en esos momentos. Shiba les recordó a ambas que debían ayudarlo a encontrar a Nagi
- Ayúdenme a encontrar a Nagi

- ¿Natsume y Ray también te están ayudando? - quiso saber Erika
- Si - respondió Shiba - Nos veremos todos en el edificio número 2 en diez minutos. Vamos.
Al llegar la cara de ortiva del chico vampiro los recibió con su acostumbrado humor ácido
- Al fin están aquí - dijo sin una pisca de humor
- Oye ¿Lo encontraron? - preguntó Shiba
- No - respondió Natsume
- ¿Al menos lo buscaron? Espero que no hayan sido perezosos - esperó Erika
- Si, lo busqué - dijo Natsume - Pero es invisible ¿No? Si no puedo verlo no hay nada que pueda hacer.
- Siendo invisible solo tenemos el olfato para encontrarlo - Comentó Ray - Pero ni siquiera Shiba puede olerlo ¿Qué más podemos hacer? Además el área donde puede esconderse es demasiado grande.
- Entonces ¿Nos rendimos? - dijo Erika 
- ¿Qué sucede si nos rendimos? - quiso saber Natsume
- No lo sé - contestó Shiba
- No podemos dejar a Nagi solo - argumentó Elizabeth 
- Así es, si nos rendimos debemos decirle a Nagi - dijo Shiba pensativo
- De todas formas debemos encontrarlo - finalizó Erika
Natsume empezaba a quejarse por tener que hacer demasiado trabajo y Ray propuso buscar un lugar por vez.
- Shiba ¿No hay nada que puedas hacer para que sea más fácil? - preguntó Erika 
Shiba intentaba rastrearlo agudizando su olfato, sabía que estaba cerca pero lo confundian los demás olores del lugar que dificultaban la labor.
- ¿A qué te refieres con cerca Shiba? Dices que está cerca ¿No?
- El aire aquí huele diferente - dijo el chico lobo - Pero cuando hay un movimiento en el aire...¡No puedo olerlo! 
- ¡Eres un inútil! - le espetó Ray furioso

- Oye jajaja ¡Inútil! - dijo Erika divertida
- ¡¡Cállate!! - exclamó Shiba a Ray 
Mientras ellos se peleaban Elizabeth quedó pensando en lo que Shiba dijo, por ahí cerca estaba él en verdad. Fue cuando lo detectó.
- ¿Elizabeth? - preguntó Natsume quien vió el cambio en su rostro
- El aire acaba de moverse...recién... - dijo Elizabeth
- ¿Qué? - preguntó Ray
- ¡Por aquí! - exclamó Elizabeth
Todos salieron corriendo siguiendo a la chica zombie. Esa sensación ella la conocía muy bien, era la misma que tuvo cuando vivía en la aldea de los Zombies y en la librería. Así llegaron al salón de clases
- ¿Nagi? - preguntó Elizabeth 
El salón estaba vacío, no se veía nada ni a nadie. Ni siquiera una sombra. Pero en un mueble que había en un rincón el aire parecía ser diferente. Ella estaba segura de ello. No podía equivocarse. Su propio corazón dió un vuelco al percibirlo.
- ¡Oye! ¡Tú! - exclamó Ray
- Aquí no hay nadie - Dijo Natsume
- Shiba ¿Hueles algo? - preguntó Erika
- Mmmm.... parece más fuerte que antes - respondió Shiba
- ¡Aquí! - dijo feliz Elizabeth - ¡Lo encontré! 
- ¿Puedes verlo? - preguntó asombrado Ray
- No, pero.... - ella caminó hacia la ventana donde el aire volvió a moverse y pudo oír su respiración - Encontré a Nagi  - ella extendió la mano y sintió un calor al que estaba acostada
- Me encontraste - lentamente la silueta de Nagi fue apareciendo
- No puedo creerlo - dijo Erika
- ¿Cómo pudiste saberlo? - preguntó Ray
- ¿Te había dicho donde se iba a esconder? - preguntó Natsume
- No, nada de eso. Solo lo supe - respondió Elizabeth
- Realmente lo encontraste antes que yo - comentó Shiba - No puedo creerlo
Nagi permanecia en silencio apoyando su cabeza en su mano derecha mientras contemplaba la nada. En su mirar se notaba cierta tranquilidad de ensueño. Como si su mente estuviese en otro sitio. Lejos de allí. Muy lejos. Durante ese tiempo que pasó escondido siendo invisible pudo meditar sobre sus temores del pasado. Cuando hubo cambiado desde que empezó la relación con Elizabeth. En verdad podía sentirse tranquilo sabiendo que siempre lo recordaría, no estaría solo nunca. Por tal razón no prestaba atención a lo que los demás decían.
- ¿Cómo supiste que estaba allí? - quiso saber Erika
- Sentí que el aire cambiaba - respondió Elizabeth pero al ver que ninguno lograba entenderla siguió - No importa jajaja solo lo supe
- Bueno me encontraron, el juego ha terminado - interrumpió el chico invisible
- Pareces feliz - dijo Natsume
- ¿Creíste que te abandonaríamos si no podíamos encontrarte?  - quiso saber Erika
- No, no es eso jajaja - respondió Nagi
- Bueno de todas maneras me alegro de que te hayamos podido encontrar - comentó Erika
- ¿Así que este es el fin del juego? - preguntó Ray
- No - comentó Nagi - Para el informe necesitamos dos actividades más. Tenemos que jugar otro juego del mundo humano
- ¡Espera! Lo olvidé - dijo Shiba - Ahora debemos ir por el demonio. Ese que muere si le arrojamos semillas de soja
Tanto Ray como Natsume quedaron descolocados sin entender nada de nada. Pero el chico lobo siguió diciendo que había que arrojarles semillas de soja al que buscaba a los demás Mostrandose muy divertido.
- En ese caso necesitamos buscar a un nuevo demonio - comentó Natsume
- Yo propongo que vuelva a ser Shiba - exclamó Erika feliz pero al aludido no le gustó nada la idea
- Bien por tí Shiba, es lo que querías ¿No? - comentó Ray risueño
- No, quería arrojarle semillas de soja al demonio y no que me las arrojen a mi. Además acabo de cumplir con ese papel, que lo haga otro.
- Yo no, se ve aburrido. Prefiero irme a casa antes de hacer eso. - dijo Natsume
- Estoy de acuerdo - intervino Ray
- ¿Qué? Erika entonces tú.... - dijo Shiba
- ¿Lo dices en serio? ¿Quieres atacar a una pobre chica? - respondió ella - Si me atacas a mi qué soy una pobre muchacha indefensa tendré que arrancarte la cabeza...defensa propia 
- Si ya veo lo inocente que eres - contestó Shiba
- Entonces ¿debo hacerlo yo? - Dijo Elizabeth
- ¿No prestaste atención? ¿Por qué quieres acortarme la vida? - protestó Shiba - Está bien, seré yo...que remedio...
- Shiba ¿Quieres que lo haga yo? - preguntó Nagi
- No, eres demasiado débil y no podrías hacerlo. - contestó el chico lobo
- Vaya complicación - comentó Nagi
- Muy bien, está decidido - dijo Ray - ¿Dónde jugamos? 
- Creo que necesitamos algo de espacio, vayamos al centro del jardín - dijo Shiba
- ¿Y de dónde sacamos las semillas? - quiso saber Natsume
- Las venderán en la tienda de la escuela - respondió Shiba
Así entre quejas y charlas todos salieron del salón de clase rumbo al jardín mientras planeaban los detalles del siguiente juego. Nagi era el único que quedaba aún en el salón. Éste miró a su amada.
- Elizabeth, vamos - dijo extendiendole su mano. Ella tomó su mano con suavidad y se la acercó. Su calor penetró en el corazón de la joven quien sonrió feliz al tenerlo a su lado. - Gracias - él sonrió también
- ¿Por qué? 
- Por encontrarme - dijo Nagi - La verdad es que Shiba tenía parte de razón. Temía que nadie pudiera encontrarme, aquel temor no se fue de mi del todo. De pronto temí que dejaran de buscarme y me dejaran solo ¿Sabes? Pensar que eso sucedería me dñhizp que sintiera ganas de llorar
Ella acarició su rostro con ternura, anhelaba poder alejar esos miedos de su corazón, quería verlo reír siempre. Lo amaba tanto que no se imaginaba una vida sin él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.