Oscuro paraíso (la oscuridad del angel)

CAPITULO 8


























 

Connie 🌹

Julio 28, 2019.

- Vamos, Bernardo, muévete por favor. Se me hará tarde.

Los ojos grises y enormes del obeso gato, al que por cierto Berit ya le reconoce cómo su hijo, sólo se enfocan en mí con genuina confusión y me deja esperando con las manos puestas en la cintura. Últimamente se ha portado muy pesado conmigo. Este sacó toda la bipolaridad de Berit o eso parece.

- ¡Anda, Bernardo! ¡Tengo que irme ya!

Sigue sin hacerme caso, ahora sólo empieza a lamerse sus también obesas patitas. Suspiro, frustrada. No quiero considerarlo gracioso, pero no puedo evitarlo al presenciar la divertida y curiosa escena del minino mandándome al diablo.

Tengo media hora tratando de echarlo, pero ni siquiera parece estarme escuchando y tengo miedo de levantarlo. Ha estado muy extraño conmigo, incluso ha llegado a gruñirme, cómo si me desconociera. Temo que vaya a atacarme. Me parece muy extraño su cambio, porque desde el primer día él había sido muy cariñoso y no se me despegaba.

Ahora parece que no me tolera y no lo entiendo...

Está recostado encima de la mochila azul que llevaré a la casa de la señora Emily. Después de que me trajo le prometí que iría a verla para ponernos al corriente de nuestras clases de inglés y de alemán. Según nos veríamos hoy a las tres, ya que a esa hora llega de su empleo. No tengo idea de qué es a lo que se dedica, nuestra platica de la otra vez no fue muy abierta, pero durante todo ese rato que estuvimos conversando ella fue muy amable.

Sus anécdotas acerca de su vida en Norte América fuero entretenidas. Me ha dicho que la gente de Nueva York está muy loca y que todo el tiempo está estresada. Manhattan... Creo que así se llama de donde ella viene.

Me ha caído bien, admito que la primera impresión que tuve de ella me sacó mucho de balance, creo más que nada por la reacción tan extraña que tuvo ella cuando nos vimos por primera vez. También me dejé influenciar por la inquietud que me causó su apariencia y su detallada forma de mirarme, pero al haber tenido un poco más de cercanía con ella... me he dado cuenta de que no es más que una tierna e ingenua mujer a la que por cierto le gustan mucho las flores cómo a mí. No pude evitar notar ese detalle. ¡Su jardín es uno de los más hermosos que he visto! Me animó su atención a eso. La rosa negra que me obsequió la he refugiado en un florero que está sobre una mesita en la habitación de Berit.

Berit...

Por supuesto que no le he contado de lo ocurrido con la señora Emily, pues estoy segura de que el pánico y la negación serían su primera respuesta al respecto. No entiendo cómo puede creer cosas tan horribles de esa agradable mujer, quizá es porque no la ha tratado ni un poco y prefiere guiarse por las habladurías de sus amigos. Es posible, no quiero creer ni insinuar que ella es de ese tipo de personas que sólo buscan crear rumores y regocijarse en la miseria que ellos dejan a la víctima involucrada, sería decepcionante. Sin embargo... tengo que admitir que sus amigos sí parecen tener talvez ese tipo de intención.

El otro día que jugábamos verdad o reto en casa de su compañera de clases, sólo escuchaba cómo mencionaban nombres de otras chicas y hablaban pestes de ellas. Lo único que me quedaba hacer fue observar, sintiéndome también fuera de lugar por todo lo que escuchaba. No me parecía correcto, apesar de que no conocía a ninguna de las mencionadas.

La he visto un poco cambiada desde que está aquí, desde que salió del orfanato. No la culparía si sólo les sigue la corriente a sus nuevos amigos para tratar de encajar con su nuevo ambiente. Entiendo lo difícil que puede ser adaptarse con nuevas personas y aún más difícil el hacer que ellos te acepten también a ti. Sin embargo, me pongo a pensar si sería muy necesario dejar de defender tu original opinión y adoptar a la de los demás, apesar de que no estés de acuerdo con ella, sólo para estar dentro de su círculo social.

Olvidar quiénes somos o cambiar sólo para impresionar a alguien más... sería uno de los peores errores que podamos cometer, porque así empezaríamos con el primer paso para empezar a perdernos a nosotros mismos.

Si Berit le diera una oportunidad a la señora Emily... estoy segura de que cambiaría sus absurdos prejuicios, pero más que nada me interesa que baje su pánico por ella. Es muy exagerada a la hora de advertirme. Ahora espero que no me descubra, pues es capaz de prohibirme salir, lo sé. Conozco lo maternal que puede llegar a ser.

Ahora sólo tengo un par de horas antes de que llegue del dentista, fue a un blanqueo dental con su madre adoptiva. Me da miedo tanta atención que se pone últimamente para verse radiante, me da la sospecha de que ya sabe algo acerca de su próxima fiesta sorpresa. Dios, sólo espero que no sea así. Nos estamos esforzando mucho en ella y también en el hecho de seguir manteniéndola en sorpresa.

- ¡Bernardo, fuera! ¡Anda!- logro ahuyentar al gatito, quien después de levantarse perezoso, me echa una mirada amenazante.

Hago lo mismo, no hay nadie, así que no me importa lo ridícula que me veo haciéndolo. Retar a gatos con la mirada puede parecer algo raro... ¿No? Pues no me importa, este ya me sacó de quicio. Por su culpa llegaré tarde. También le prometí a la señora Emily ayudarle con unos arreglos en su casa. No pude evitar ofrecerme cuando ella mencionó algo acerca de que tiene un incorregible desastre en su oficina.

Rápidamente tomo la mochila que antes servía de cama para Bernardo y la coloco sobre mi hombro. Pego una nota para Berit encima del espejo sobre su buró de madera, ahí le he explicado la mentira piadosa que dice que he ido a la casa de Connor. Me miro en el gran espejo, por el puedo ver cómo se asoma por la ventana el gran cielo azul claro y me quedo contemplándolo por un largo tiempo.




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