Oscuro paraíso (la oscuridad del angel)

CAPITULO 12













 

Connie 🌹

Agosto 28, 2019.

El cielo despierto se anuncia ante todo el mundo con una apariencia gris y depresiva. El día presume sufrir nuestro mismo pesar y que llora en silencio para ocultar sus lágrimas del desvaneciente sol. Ellas no dejan de cubrirme y causarme escalofríos, pero ahora eso es lo que menos me importa...

Jamás fuí fan de la lluvia, ni de los días sin luz. Creo que de ahora en adelante... los detestaré un poco más porque, justo hoy, bajo este día tan oscuro y húmedo... es cuando se ha planeado la despedida de Selen.

Aún no puedo entenderlo...

Perdí fuerzas desde los funerales anteriores. Es increíble que tengamos que pasar por esto de nuevo. Es incomprensible... que haya tenido que pasar de misma y horrible manera.

<<¿Por qué lo hiciste, Selen?

¿Por qué ha pasado esto ahora con ella?>>

Esas y más preguntas no dejan de revolotear dentro de mí, desde el momento en el que Berit me enteró acerca de lo que había ocurrido con nuestra compañera. Lamentablemente... Selen fue encontrada por nuestras superioras, desangranda, con una navaja en su mano y una grave herida en su cuello, o, al menos, eso fue lo que según enteraron a mi amiga cuando la llamaron a casa de los Fothem.

Berit se puso realmente mal, difícilmente logramos contenerla sus padres adoptivos y yo. Tenía entendido que se llevaban muy bien, Berit es un ángel con todo el mundo, todas las chicas del orfanato siempre la han seguido cómo si fuese una celebridad. Así también lo hacía la desaparecida Selen.

Yo sigo en shock, no logro asimilarlo, pues fue con Selen con quién conviví por última vez antes de irme del orfanato. Fue con ella con quién había sacado, curiosamente, el tema de Chay y de su suicidio. No quiero pensar de más en lo que la habrá orillado a cometer lo que hizo... pero no puedo evitar preocuparme y temer por cómo la había visto esa última noche en la que hablamos. Nunca me había acercado tanto a ella... pero pude darme cuenta, sin embargo, que algo le pasaba. Sus ojos tristes y su mirada decaída no se habían borrado de mi mente y ahora, al recordarla de nuevo así... siento cómo si me encajaran un puñal en el corazón.

<<Ella estaba angustiada por Chay...

Ella tenía que su mejor amiga estuviera pagando en el infierno...

A ella... le importaba mucho eso.>>

Dios...

No tiene sentido entonces lo que hizo, porque ella creía mucho en una condena tras cometer un acto... así. Me lo confesó en la noche en la que lanzamos luciérnagas de papel al cielo. Entonces... si estaba tan asustada por esa posibilidad... ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué, creyendo en algo así con todo su corazón, lo prefirió hacer?

Trato de regresar al aquí y despejar a mi mente de todas esas a absurdas teorías, antes de que me vuelvan más loca. No es de mi incumbencia... pero la parte de mí, afectada por su decisión, no quiere dejarlo de lado. No puede evitar el querer investigar a fondo, porque ya van tres casos así...  y algo cómo eso... tiene que tener un maldito porqué.

<<¿Por qué hizo esto Chay?

¿Por qué también nuestra antigua superiora?

¿Por qué ahora ha pasado con Selen?

¿Qué es lo que las ha orillado a hacer esto?

¿Existirá alguna relación?>>

Un suspiro brota de mí y trato de contener, con la mayor fuerza que tengo ahora, al nudo en mi garganta que amenaza con romperme en fragmentos diminutos cuando veo cómo varias chicas, incluyendo a Berit, se empiezan a alterar y después tratan de acercarse al ataúd para evitar que lo metan al gran agujero que se ha hecho en la tierra y que ahora lo espera. 

Están todas las chicas del orfanato, sus lamentos por todo lados no dejan de estrujarme el corazón. Algunas empiezan a gritar el nombre de Selen entre sollozos, otras más empiezan a protestar para que no sea enterrada. Siento el mar de lágrimas alborotarse dentro de mis ojos, estoy segura de que pronto bañará a mi rostro por completo, pero algo me dice que tengo que seguir haciéndome la fuerte. No sé cómo lo estoy logrando, mis manos ya duelen de tanto apretar el material de mi falda negra, mis labios también empiezan a sufrir por estarlos mordiendo fuertemente, pero quiero seguir manteniendome así. Talvez está mal reprimirme tanto, y más cuando se trata de un dolor de esta magnitud... Pero no me gusta caer en cuenta de ello. No me gusta sentir todo ese tormento cuando me dejo llevar completamente por él.

Siempre he querido aprender a ser fuerte, siempre he preferido ser esa ancla para alguien más y soportar todo lo que sea para contener a otras personas. Algunos lo pueden ver hasta mal... y sé que es importante desahogarse, ya que es eso lo que limpia el alma, pero yo siempre he preferido mantenerme cómo una roca ante situaciones así. Al menos frente a los demás, porque siento que puede haber otra persona que necesita de un consuelo más que yo en ese momento. Cómo ahora lo veo con mis compañeras...

No me gusta ver a ninguna así...

Son mi familia.

La verdadera, la que siempre ha estado conmigo. Lo mínimo que merecen por tantos años de compañerismo... es el hacerles saber que no están solas.

Armandome de valor, tomo mis muletas y, después de indicarles a los señores Fothem lo que haré, me acerco a Berit, Marín, Juliet, Vania y Monnett, las que ahora lucen más destrozadas, para tratar de calmarlas y convencerlas de alejarse del ataúd. Los padres de mi mejor amiga tuvieron la amabilidad de acompañarnos al entierro y ahora ellos, junto a algunas superioras, me empiezan a ayudar, pero las niñas aún se resisten. Con gran fuerza logro alejar a Berit y a Marín, me las llevo de la mano y después se rinden hasta hincarse en el pasto húmedo y seco del cementerio. Yo con ellas, y después trato de tomarlas con mis brazos para acercarlas a mí.




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