Oscuro paraíso (la oscuridad del angel)

CAPITULO 22

Connie 🌹

Octubre 11,2019.



















 

Ser consciente de nuevo duele. La manera en la que trato de volver al aquí es desesperada, desastrosa, pues crea en mí una dura batalla que me es difícil de ganar. No puedo hablar, no puedo respirar cómo es debido, tampoco he logrado abrir mis ojos por completo; ellos se sienten pesados y también adoloridos. Es eso mismo lo que me guía fuera de la bruma de inconsciencia, el dolor es lo único claro que tengo por ahora en mi presente.

Escucho voces cerca de mí, también al ruido que emite alguna máquina y el movimiento de algo más. Mis sentidos se van reactivando de a uno por uno, trato de adaptarme lo mejor que puedo, pero el proceso de ello es lento. Rápido me siento abrumada por la impaciencia y por los escenarios fatídicos y aterradores que regresan a mi desordenada cabeza.

La sesión con la señora Emily, las alucinaciones o sueños en donde se me fueron revelando muchas cosas extrañas. La persecución de ese ser horrible en el que ella se transformó. La batalla contra la misma, el descubrimiento de los cuerpos en su sótano y al final la aparición de Marco ahí.

Me digo a mí misma que sea fuerte, que mi tarea por ahora es estabilizarme porque no ganaré nada si dejo que el miedo me consuma y siga manteniéndome vulnerable, pero es demasiado. Todo el temor, además del dolor físico y la horrible mpresión que experimenté gracias a esa horrible criatura, siguen residiendo en mí, y, ahora gracias a esos horribles recuerdos, se han avivado con más fuerza.

- ¡Está despertando!

Escucho la voz de alguien cerca de mí. Ya soy capaz de percibir el alboroto que me rodea. Mis ojos aún no se adaptan a la nueva iluminación, todo es tan borroso y extraño. Yo misma me siento extraña y la desesperación dentro de mí empieza a quemar porque aún no soy capaz de conectarme conmigo misma.

- ¡Emma, Barend, rápido! ¡Traigan a una enfermera!

Berit...

Esperen... ¿enfermera? ¿Estoy de nuevo en un maldito hospital?

- ¡Rápido, por favor! ¡Al fin despertó!

No puedo comprender nada ahora, pero el escuchar la voz de mi hermana es lo que me impulsa a resistir tanto caos dentro y fuera de mí. Al menos por ahora. No sé qué tengo puesto en mi nariz, tampoco alrededor de mi cuello y mi espalda se siente horrible. No puedo ver nada y eso me preocupa, pero me digo a mí misma que no deba alarmarme, que tal vez sea por haber sido brutalmente encandilada por la luz del día. Darme cuenta de ella y de su brillantes me hace sentir extrañamente aliviada por dentro, es cómo si no la hubiese visto por mucho tiempo.

- ¡Connie, Connie, aquí estoy! ¡Soy yo!

Después de unos tortuosos momentos esperando con impaciencia a que mi campo de visión se aclare..., soy capaz de ver a mi amiga Berit a mi lado, abrazándome. Los ojos se me llenan de lágrimas y un nudo siento invadir mi garganta al escucharla llorar. Quiero hacerlo también, no puedo describir la sensación maravillosa que siento de verla de nuevo. Es cómo si ambas nos hubiésemos distanciado por un largo tiempo.

- Be- Berit...- mi garganta se siente rasposa al intentar hablar. Incluso mi voz sonó extraña. Hay un tubo en mi nariz y una extraña cosa de plástico que ahora cubre mi boca. Sin embargo, hago mi confusión por eso a un lado para tratar de hablar -. Be-Berit... Y- yo...-

- Shhh, no, no. No hables por ahora pequeña. - ella toma mi mejilla para acariciarla. Ver sus ojos esmeralda tan brillosos por las lágrimas hace que el nudo en mi garganta se sienta más insoportable -. Todo está bien. Ya estás de nuevo con nosotros.

No puedo evitar darle importancia a esa reacción en ella y a la mirada tan conmovida que me dedica ahora. Algo más pasa, y la ansiedad que me llena de golpe gracias a esa conclusión que empieza a hacer eco en mi cabeza..., me impulsa a insistir con ella. No tengo fuerzas, extrañamente siento mi cuerpo extremadamente pesado y cansado, pero aún así hago un esfuerzo desde mis adentros para tratar de averiguar más.

- Be-Berit... ¿Q-qué pasa? ¿P-por qué dices eso?

Las alarmas en mi cabeza suenan, aturdiendolo todo por completo, cuando la veo destrozarse frente a mí. Ha alejado su mirada hacia abajo, mientras empuña con sus dos manos el manto que me cubre. Niega una y otra vez, sin dejar de emitir torturados lamentos.

- Fue mi culpa, fue mi culpa.

- ¿D-de qué hablas?

- De que no te protegí lo suficiente. Por mi culpa estás aquí, Connie. Casi te pierdo.

No, me está matando verla así. Ella no tiene culpa de nada. La culpable sólo he sido yo por haberme confiado tanto, por haber asistido con esa mujer esa noche. Por no haberle hecho caso a las advertencias de Berit desde el principio.

Fuí una idiota...

Una idiota que, al parecer, está metida en más problemas de lo que creía. Fue por lo único que creo que valió la pena haberse arriesgado tanto esa noche con la señora Emily, porque al menos descubrí que tenía razón en mis sospechas y que algo realmente malo siempre ha estado siguiendo mis pasos.

Todos esos sueños, esas revelaciones en ella y esos nombres que me llegaban cómo recuerdos..., siempre tuvieron un significado. Tal vez uno muy peligroso.

Lamia...

¿Yo... soy Lamia? ¿Soy esa criatura horrible?

- Oh Connie... Lo siento tanto. Lo siento.

- Berit, calma. P-por favor, no hagas esto.

- Si no te hubiera dejado sola... tú no hubieras estado en peligro con esos hombres que intentaron atacarte. - la confusión me invade de lleno al escuchar eso último. ¿Qué? ¿De qué está hablando? ¿Qué hombres?-. Son unos malditos por haberte dejado así. Menos mal que Marco pudo darse cuenta a tiempo de lo que sucedía e intervino para quitartelos de encima.

Mis ojos se abren de golpe después.

- ¿Ma-Marco?

Ella asiente, mientras limpia sus lágrimas con la manga de su suéter. Después me frunce el ceño.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.