Oscuro paraíso (la oscuridad del angel)

CAPITULO 23

Christopher.

Enero 14, 2020 🌹

  






























 

Mis sentidos se activan al detectar un veloz movimiento hacia mí, es Mireya, quién ahora se ha transformado en una criatura horrorosa. Intenta abalanzarse sobre mí, pero la logro atrapar para sujetarla del cuello y después estampo contra el suelo a su horrible rostro de bruja. Soy capaz de escuchar cómo su quijada truena y después veo cómo el azulejo sobre el pavimento se quiebra y se tiñe de rojo.

Estoy por soltarla al percibir el caos que se ha desatado a mi alrededor con las otras criaturas y con los chicos Anónimos que ahora se encuentran luchando con ellas, la oficina ya se ha vuelto un desastre, sin embargo, ante esa distracción, algo logra apoderarse de mi mano y de pronto  soy violentamente atraído hacia el suelo. Mi cabeza estampa muy fuerte sobre él. Trato de regresar al aquí rápidamente, pero soy completamente aprisionado por el cuerpo de la maldita bruja a la que hace un momento le destroce el rostro.

Está encima de mí, a horcajadas, sosteniendo mi cuello con sus dos enormes y grises manos con garras, estas desgarrando la piel de esa zona sin piedad. Está llena de sangre, esta escurriendo hasta su vestido rojo. Su horrible nariz, que antes se había vuelto puntiaguda, ahora está hecha una horrible y asquerosa masa sobre su rostro, su boca también derrama sangre, pero aún así mantiene esa sonrisa macabra que no hace más que aumentar a la ira dentro de mí.

— Parece que aún no terminas de entender de qué va esto. El peor error que puede hacer alguien es confiarse, hasta de lo más inofensivo. — Susurra con un tono de voz extrañamente divertido. Aprieto mi mandíbula al ver cómo ella acerca su rostro a mí. Sus ojos profundos me miran fijamente, mientras que la sangre que sale de ella se derrama sobre mí—. Esto aplica en todas las razas y en todos los mundos que puedan existir. Tú ya lo has visto, ella también, por eso está pagando de esa manera. Sigue siendo una maldita escoria condenada por sus propios delitos, y el tuyo, querido Christopher, fue el querer luchar por algo que ya está más que perdido.

— E-eso aún está por verse.— es lo único que me permito decirle antes de que me atreva a liberar mi mano de su peso y, después de hacer un movimiento rápido hacia ella para tirar del amuleto de triángulo que cuelga de su cuello, la coloco en su estómago, invoco al poder destructivo dentro mí que se estaba preparando y después, cuando ya lo siento hormiguear en mis palmas... lo libero contra su cuerpo.

Este explota de un segundo a otro, llenando todo de color carmesí y tiñiendolo también de carne viva.

Con gran esfuerzo trato de levantarme, sujetando mi cuello con mi mano. Estoy seguro de que le ha dejado un gran daño después de someterme con esas enormes garras. Compruebo que estoy sangrando cuando miro la palma de mi mano que previamente hacía presión sobre mi clavícula, pero no me preocupo por eso ahora, sé que la hemorragia se detendrá pronto gracias al poder de sanación, así que, al estabilizarme por completo, guardo ese amuleto en mi bolsillo y trato de intervenir con los chicos y con su lucha para ayudarlos.

Una alarma se ha activado en el lugar  por el fuego que he provocado con el poder destructivo.

Maldición...

Olvidé donde demonios estaba, olvidé que en este lugar también había humanos.

— ¡Chris!

Soy advertido por la voz de los chicos y, tarde logro comprender, cuando el peso de alguien enorme me da de lleno y me arroja contra la pared detrás de mí.

Quedo desorientado por unos segundos, lo único que soy capaz de ver es un escenario lleno de luz dorada e intensa, y a un sin fin de figuras oscuras que se mueven de un lado a otro frente a mí. Unas encimas de otras, arrojándose y atacandose con todo lo que pueden.

— ¡Chris!

Es la voz de Jess la que me hace activar de golpe y, otro sonido detrás de mí, es lo que despierta al pánico temprano en mis adentros.

Maldición...

Mis ojos se abren hasta el tope al ser consciente de cómo la pared en la que yace aún mi cuerpo recargado... empieza a emitir un sonido extraño. Estoy a punto de alejarme de ella, cuando esta termina destrozándose, llevándome con ella en el proceso. Los gritos de todos resuenan después, pero soy capaz de sujetarme de un fragmento del suelo que, para el colmo, ya está empezando a quebrarse también. Me atrevo a mirar hacia abajo y la escena que encuentro ahí me congela los huesos. No... No es la enorme altura a la que me encuentro lo que me asusta, pero lo que sí me preocupa es que yace mucha gente ahí, viéndome colgar desde un piso dieciocho. Están mirándome, sus caras de horror y su fuerte barullo de pánico es lo que ha incrementado el mío.

<<Si no haces nada vas terminar de joderte...

Ellos no pueden ver lo que eres.

No pueden darse cuenta...

Tienes que ser fuerte, ¡resiste!>>

La gente no deja de gritar y pedir ayuda. Son demasiados, tal vez se trata de las personas que estaban hospedadas en el hotel y que fueron desalojadas trás esa sirena de alarma que les advirtió del incendio aquí arriba. Mis ojos indagan más y trago grueso al ver los autos que pasan también de un lado a otro, olvidé que estábamos en medio de la ciudad. No entiendo lo que la gente dice, pues cabe recordar que estoy en un país diferente y extraño para mí, pero aún así sus miradas llenas de angustia es lo único que necesito ver para saber lo aterrados.

Por mí...

Maldición...

<<¿Qué hago?

¡¿Qué hago?!

No puedo recurrir a las alas por si ya no resisto más.

Tampoco puedo permitirme caer...

De una u otra manera ellos se darán cuenta que soy diferente.>>




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