Oscuro paraíso (la oscuridad del angel)

CAPITULO 28

Christopher.

Enero 15, 2020.





























 

Alguien me llama a lo lejos...

Una luz muy brillante se encuentra frente a mí, es tan intensa que incluso me logra lastimar la vista. No sé lo que ocurre, no sé en dónde me encuentro ahora, pero me siento muy ligero y... tranquilo.

Ya no siento mi cuerpo pesado.

Ya no hay dolor donde antes había.

Intento mirar a mi alrededor, sólo oscuridad absoluta es lo que veo detrás de mí. Estoy recostado sobre el suelo, es césped lo que descubro que está debajo de mí cuando inspecciono con mis manos. ¿Qué rayos? ¿Dónde estoy?

Un cielo muy estrellado y azul se presenta ante mí, es bastante hermoso, soy inevitablemente cautivado por su belleza. No hay luna, sólo es un cielo lleno de estrellas brillantes. Verlas me hace sentir extrañamente reconfortado.

- ¡Chris!

Una voz femenina me hace volver al aquí, así que busco por todos lados su fuente, pero no encuentro nada ni a nadie que me dé una respuesta de lo que acabo de oír.

- ¿Hola?

- ¡Chris, regresa! ¡Regresa!

Mis ojos se abren hasta el tope al darme cuenta de que ese sonido... viene de mi pecho.

¿Qué rayos?

Me inspecciono después y caigo en cuenta cuando veo que el sonido viene justamente del collar que me dió Jess antes de...

Jess...

De pronto empiezo a ser consciente de todo lo que pasó, del experimento que estábamos haciendo Abby, Eber y yo, del desastre que se empezó a crear en la casa de Eber, de las imágenes revelándose en la ventana de recuerdos de Abby, de la manera tan brutal en la que nos estaba consumiendo la energía oscura del amuleto, de cómo yo después caí inconsciente y viajé a todos esos recuerdos de Mireya y de Eber.

Sí...

Ya recordé.

Ya puedo acordarme de todo lo que viví dentro de cada una de esas memorias y de las respuestas que logré obtener. Ví a Caleb, a Mireya, a sus aliados de la Élite L-ux. A los integrantes de ese aquelarre, y, también, pude verlos a ellos, a los príncipes del Averno junto a Belia y Lucifer. Estuve en el infierno... con ellos.

¿Cómo demonios pude salir? ¿Dónde demonios estoy ahora? ¿Qué fue lo que pasó?

Recuerdo que estaba muy débil por la energía que sentía invadir a ese lugar y la cual me envolvió bruscamente, hasta asfixiarme. Estaba... matándome. De hecho me sentí morir, no lo estaba soportando, era demasiado todo lo que percibía ahí. Era más de lo que podía resistir. Había escuchado la voz de alguien cuando caí rendido y después ví una luz, la misma que ahora veo frente a mí.

¿Qué es ésto? ¿Qué significa esa luz? Parece... un portal. Parece...

- ¡Chris!

Escucho de nuevo y tomo el objeto colgante del collar, la pequeña ave de plata ahora emana un increíble resplandor plateado.

¿Pero qué...?

- Te necesitan, Chris.

Todo mi cuerpo se tensa al terminar de escuchar esa voz cerca de mí. Esa voz... que aún logro recordar.

- No puedes dejarlos, no aún, mi cielo.

Un nudo se crea en mi garganta tan rápido que me sorprende. Aprieto a la pequeña ave de plata con fuerza, sintiendo cómo mi mano empieza a temblar sobre esta.

No puede ser posible...

No...

- Chris, por favor, no me ignores. Estoy aquí por ti...

Su voz...

Claro que es ella...

Es ella.

Empiezo a derramar lágrimas incluso antes de enfrentarla y mi corazón termina de hundirse dentro de mi pecho cuando veo su rostro. El torrente húmedo que sale de mis ojos se vuelve más intenso, pronto siento mi rostro bañado por completo en lágrimas y caigo de rodillas después frente a ella, al no soportar el impacto que esto está teniendo sobre mí.

Es mi madre...

Es mi madre la que ahora se encuentra frente a mí.

Es ella la que ha salido de esa gran luz y la que en éste momento me mira con ternura y conmoción.

Luce tan hermosa, cómo un ángel. Su cabello sigue siendo rubio y ondulado, sus ojos son azules iguales a los que yo tenía cuando era humano. Lleva puesto ese vestido blanco que usó cuando fue la fiesta de navidad en casa de tío Ben.

No puedo evitar quebrarme al verla así, aquí, conmigo. Ella se acerca y después se hinca frente a mí para abrazarme. Al estar en el refugio de sus brazos... es cuando decido mandarlo todo a la mierda y derrumbarme cómo si fuera un niño pequeño de nuevo. Su niño... Aquel jovencito que quedó indefenso y destrozado después de su partida.

No puedo creer que esté pasando esto.

No puedo creer que la esté abrazando otra vez.

- Ma-mamá...

- Shh... Tranquilo, cariño. Estoy aquí.

- Me has hecho falta, tanta falta. - no puedo controlar mi llanto ni todo lo que siento ahora. No puedo hablar correctamente, sólo titubeo y me abrazo a ella con fuerza.

Jamás me había sentido tan aliviado cómo ahora.

Necesitaba de ella, aún lo hago, nunca he dejado de hacerlo.

- Oh, Chris, por favor tranquilízate, cariño.

- Es que no..., no entiendo...- ella se aleja de mí, pero no por completo porque me sigue tomando del rostro con sus dos manos cálidas y suaves -. ¿Cómo es posible que t-tú...?-

- Yo estoy aquí porque necesitaba decirte que te amo, que estoy orgullosa de todo lo que has hecho, Chris, porque has sido más fuerte y valiente de lo que nosotros fuimos. - trago grueso y después bajo mi mirada al sentir que más lágrimas salen de mí-. Te he observado, siempre he estado contigo, hijo. Siempre lo estaré, sólo házme el favor de no cometer el mismo error que yo, mi amor.

- Mamá...

- Por favor no te rindas, querido, por favor... Quiero que sigas siendo el héroe que has sido todo este tiempo. Quiero que sigas luchando también por ti, mi amor, porque apesar de todo lo que has pasado... eres un guerrero. - me hace levantar la mirada después hacia ella. Me sonríe tiernamente, sus ojos se iluminan con lágrimas al encontrarnos-. No eches a la basura todo lo que has logrado hasta ahora, querido. Por favor, sé que puedes hacerlo. Puedes hacerlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.