Oscuro paraíso (la oscuridad del angel)

CAPITULO 30

Connie 🌹

Diciembre 7, 2019.


































 

Todas esas miradas puestas sobre mí de esa manera... me hacen sentir tan pequeña y vulnerable de lo que ya me sentía antes. Abandoné mi pequeño lugar de confinamiento esta mañana, temblando de pies a cabeza. Ahora siento que estoy a punto de explotar. No. Ya estoy cansada de llorar, de temer por lo que está a punto de pasar, de esperar lo peor, pero en estos momentos que me veo haciéndome camino en medio de un gran pasillo hasta mi respectivo lugar frente a un estrado... es cuando empiezo a verlo todo tan perdido.

Mi cuerpo débil y aún adolorido, no soporta el peso de este hecho aún. La tensión que percibo aquí es aplastante, pues bien sé que todos dentro de este lugar me creen un monstruo por lo que he hecho, tal vez otros me consideren una loca psicótica, enferma mental, y algunos sólo me ven cómo eso.

Una asesina.

Asesina...

Jamás esperé verme en una situación así, jamás en mi corta vida me visualice arruinada de esta manera. Estoy a punto de perder mi libertad y todo lo que tenía dentro de ella. Estoy a punto de perder la única oportunidad que tenía para conocer al mundo, y que había deseado toda mi vida tener. Tal vez me esté apresurando a sacar estas conclusiones, aún falta mucho que ver y demostrar, pero ya siento de antemano que todo lo que tenga o haga mi abogado para tratar de defenderme... no servirá de mucho, tal vez de nada y tampoco espero que los resultados de esos exámenes que se me han hecho, hagan algo para liberarme de una sentencia en una prisión juvenil, pues muy bien sé que no tengo ninguna enfermedad mental que pueda justificar lo que hice.

No fue homicidio culposo...

Eso es lo que ya han probado las evidencias de la parte acusatoria.

Todos aquí saben que quise hacerlo. O más bien... que ya lo hice.

Emily está muerta y con ella se llevó todo lo que tenía para probar la verdad acerca de lo que realmente estaba ocurriendo. Lo está, porque sé que no se ha acabado, porque, aunque todo ha ido extrañamente tranquilo a mi alrededor... sé que esas cosas siguen detrás de mí, siguen aquí, tal vez más cerca de lo que creo.

No, no puedo pensar en eso ahora, tengo que concentrarme y mantenerme firme en el aquí porque este día se decidirá todo para mí. Tengo que ser fuerte. Ahora avanzo, custodiada de unos policías, ambos lucen tan imponentes, cómo si no necesitara más intimidación en estos momentos. Ya no necesito mucho la ayuda del bastón, pero aún así siento dolor en mi cadera. Mientras caminamos hacia el lugar que me corresponde junto a mi abogado, obligo a mis ojos cansados e hinchados por las noches de insomnio, a pasearse por mi gris y poco iluminado alrededor. Trago grueso al ver tantas miradas de desconocidos enfocadas de distintas maneras en mí...

Algunos tratan de hacerlo con recelo, otros con temor, odio, y en algunos más veo lástima. No sé quiénes sean, sólo soy consciente del puesto que tiene aquel pequeño grupo de personas ubicado casi a un lado del estrado, en la pared del fondo. Deben ser los miembros del jurado. Sin embargo, al reconocer al fin unos rostros en la última fila de asientos, es cuando empiezo a sentir un terrible nudo en mi garganta.

Quiero ir hacia ellos, quiero abrazarlos, llorar en sus hombros y pedirles perdón por todo esto, pero ahora, en lugar de eso, sólo me obligo a seguir a delante sin despegar la mirada de ellos. Estoy segura de que un nuevo brillo han adquirido mis ojos...

Ahí se encuentran los padres de Berit, la señorita Baerman, la mujer que me protegió desde bebé. Al lado de ella se encuentra la mayor de las superioras, su rostro me muestra frialdad y decepción, eso aumentando más el dolor en mi pecho y, finalmente, logro encontrar a Berit, Marín y a Connor observándome con dolor y preocupación, aunque ahora lo traten de disimular con algunas sonrisas que pretenden ser reconfortantes para mí. Lo es. El verlos aquí me trae un poco de luz a mi lastimada y angustiada alma, pero también el saber que van a estar presentes para escuchar quien sabe cuantas cosas horribles de mí... me hace querer gritar de la desesperación.

No quiero que ellos sean testigos de esto, no quiero que presencien mi derrota.

No estoy lista para enfrentar esto, tengo mucho miedo, pero es algo que ya no puedo evitar, por más que lo intente. Sólo queda suplicar por mi alma, porque es ella la que más corre peligro de ser destruida. Porque ya lo está siendo. Así que, con el poco valor que me queda, me animo a levantar la mirada y, al llegar al lado de mi abogado, trato de tranquilizarme con varias respiraciones profundas. Este trata de animarme, no luce tan nervioso, sólo serio, y eso para nada me hace sentir confiada. No sé por qué sigo esperando un milagro de él, sé que ya la tenemos de perder, pero aún así, una parte ridículamente esperanzada dentro de mí, me sigue diciendo que aún puede haber una oportunidad.

Me empieza a hacer las mismas preguntas de siempre, pero yo lo interrumpo antes de que me inste a seguir con esa conversación irrelevante;- Escuche, yo aún no entiendo el manejo de esos exámenes que se me han hecho. Me dijeron también que el psiquiatra que me atendió daría su diagnóstico hoy aquí y...-

- Oh sí, eso sería posible hasta este día, pequeña.

- ¿Entonces usted no sabe aún los resultados?

Sólo niega, dedicándome una mirada de disculpa.

-Fue orden de los altos de la fiscalía conservar secreta esa información hasta hoy, pero no te preocupes, que yo no vengo con las manos vacías. - me guiña el ojo después.

¿Qué rayos...?

Me quedo divagando en sus últimas palabras, antes de atreverme a preguntar;- ¿Qué? ¿De qué habla?

- Evidencia del ataque previo de ella hacia ti, antes de caer por esas escaleras- mi cuerpo se congela después de escuchar eso y me quedo viéndolo, perpleja-. Eso he dicho. Nosotros no nos quedaremos cortos con las pruebas, porque por supuesto que existen aquellas que han demostrado que tiene razón tu versión. Ya lo verás...




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