Leslie
Han paso semanas desde que Karen se fue, la casa se siente vacía sin la presencia de nuestra querida amiga. Nicolae también está afectado por esto, viene todos los días a preguntar si Karen ha llegado o si la hemos visto, pero eso aún no ha pasado...
Pero no todo es gris, Dayana va todos los días a entrenar con Scarlett, es tan fascinante verla usar sus poderes, casi me da envidia. No todos los entrenamientos son fáciles, a Dayana a veces le toca pelear contra Scarlett, poder contra poder, y como era de esperarse Dayana siempre perdía en este tipo de entrenamientos, pero el tiempo lo arreglara todo. Kilian y Dayana hacen una bonita pareja, al igual que Ban y yo.
Alex al igual que Nicolae, siempre pregunta por Karen. Ha él no le afectado mucho el asunto de Karen, porque él se mantiene optimista, siempre nos dice que hay que tener fe, que ella volverá, intentamos creerle...
La semana pasada, viajamos aquella ciudad donde vivíamos antes, al parecer no hay rastro de Karen. Scarlett ya no sabe en qué parte se podría encontrar, ni su magia nos ha podido ayudar. Pero esperamos que en donde este, se encuentre bien y que pronto la volvamos a ver...
Me encuentro acomodando la mesa para comer, música de fondo se escucha, Dayana está tocando una hermosa y melancólica melodía en su piano. No sé por qué, pero aquella melodía, me trae recuerdos de cuando Karen aún vivía con nosotras, recuerdos felices, pero a la vez tristes. Al principio Dayana tocaba con esfuerzo y pasión, pero cada segundo que pasa la melodía se hacía más débil, ella trataba de seguirla con esmero. Acabo su melodía con un tono delicado y suave.
Al fin pude terminar de poner la mesa. Puse la comida en los platos y nos serví un poco de jugo. Dayana se sentó sin decir nada, movía su comida con la punta de su tenedor, al parecer no tenía ánimos de comer. Yo no dije nada y me concentre en comer.
Leves golpes se escuchaban provenir de la entrada. Dayana se paró de inmediato y corrió hacia la puerta con esperanzas. Al abrir la puerta se encontró con Scarlett quien estaba de espaldas, y Nicolae quien estaba hablando con ella. Scarlett se volteó rápidamente hacia Dayana y sonrió.
-Hola chicas. –Decía alegre.
-Buenas tardes. –Dijo formal, Nicolae.
-Hola, pasen. –Dayana se hizo a un lado para dejarlos pasar. – ¿A qué se debe tu visita?
Scarlett vio a Nicolae y nuevamente a Dayana.
-Se me ocurrió algo. –Se sentó en el sofá. –Puedo comunicarme con Karen a través de su mente.
-Sí, eso ya lo sabes, pero eso no funciono. –Le comente.
-Sé que eso no funciono, pero esto sí. Puedo hablar con Karen a través de sus sueños, puedo dejarle breves mensajes. Ya lo hice en varias ocasiones, y si funciono. ¿Quién dice que esta vez no será así?
-Tu idea me gusta, ¡Hagámosla! –Sonrió Dayana.
-Lo haremos, pero tiene que ser hoy en la noche. –Dijo serio Nicolae. –No quiero que sea después, porque hay una posibilidad que Scarlett no pueda comunicarse con ella luego de un tiempo...
-Está bien, lo haremos hoy. –Suspire.
Karen
Ya había pasado un tiempo desde que me fui de Vamwolstaen. Todos los días me pregunto cómo están mis dos queridas amigas, ¿Acaso me extrañaran? Tal vez... ¿Debería volver? Ni loca...
Cuando me fui del pueblo, vague días por una ciudad vecina, hasta que pude conseguir un trabajo y un lugar donde quedarme. Estaba viviendo en un pequeño cuarto de alquiler, pero no me importaba. Luego de que me fui, empezaba a tener sueños raros, los cuales no me dejaban dormir en algunas ocasiones, las pesadillas y los sueños se apoderaban de mí.
Me encontraba vagando por un bosque sola sin compañía, me había alejado un poco de mis compañeros, porque quería explorar un rato este nuevo lugar. Estaba caminando de una forma tranquila y ligera, pero por instinto pare en seco. Pude escuchar como las ramas de unos árboles se movían, pero no era el viento. Volteé rápidamente sacando mi espada y poniendo la punta de esta en el cuello de aquella persona que me perseguía.
-¿Qué quieres? –Pregunte insolente.
-... –La Destructora de Almas se mantenía callada, lo único que hacía era mirarme de manera silenciosa.
-No respondes, eh. Mejor vete antes que algo malo te pase. –Baje mi espada para luego guardarla.
Empecé a caminar nuevamente de manera lenta y tranquila, de reojo, podía ver a la chica en el mismo lugar, seguía sin decir nada, no se inmutaba. Suspire tensa. Di media vuelta y la mire.
-¿Qué? ¿Quieres venir? –No decía nada. –Si es eso, puedes venir. –La chica empezó a caminar de manera tranquila hacia mí. –Pero quédate callada.
-... –Ella solo asintió.
La chica se mantenía a unos pocos metros de mí, no decía nada, en su cara se veía una expresión neutra. Ella pasaba una mano por las plantas y troncos del lugar. Yo acelere un poco el paso, ella aún no se daba cuenta de esto, porque se había entretenido viendo una criatura pequeña, de cola un poco larga y rojiza, al parecer ella le llamaba Zorro.
Cada vez me alejaba de ella, pude ver a lo lejos una gran roca filosa, a unos metros de ella, en el suelo, había unos símbolos que no descifraba. Aparte algunos arbustos para acercarme a este lugar, pero algo aterrizo enfrente de mí. La Destructora de Almas me impidió el paso, me volteó y puso sus manos en mis hombros, alejándome del lugar.
-No puedes entrar ahí. –Por fin había hablado.
-A mí nadie me lo impide. –Rápidamente me zafe de su agarre, dando una leve vuelta, aparecí en aquellos símbolos. Le sonreí a la chica quien estaba a unos metros de mí.
La chica se quedó quieta sin hacer nada, me parecía un poco raro. Al distraerme, mis sentidos se habían ido por un momento, al no estar alerta, no sabía que peligros se habían acercado. Sentí una leve respiración en mi nuca, un gruñido se escuchó cerca de mi oído. Reí de manera macabra. Ya no estaba sola, no había una criatura, sino siete.
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Editado: 03.11.2021