Oscuros. Origen de los oscuros. Guardianes 3.

Capítulo 19: Bienvenida

Capítulo 19:

Bienvenida

 

—¡¿Cuánto tiempo, querida nieta?!

Cándida me recibe en la entrada de la cabaña. Con la punta del pie mantiene en movimiento su mecedora. El cabello rojizo derramado sobre sus hombros, y luciendo el mismo vestido que tenía al morir. Es todo, menos una abuela adorable. Intenta corregir los errores que cometió en el pasado, pero sigue siendo la bruja oscura que lo inicio todo.

Buscar redención después de tantos años no cambia lo que causó. No borra el pasado. No revive a todos aquellos que murieron en manos de las Riquelme. Lo que sí, intenta con fervor liberar a este mundo de toda la oscuridad que ella misma inicio. Y por eso, mi inmortalidad se convirtió en nuestra mejor carta. Acabar con mi familia es una lucha de años, y de paciencia.

—Dieciséis años —ocupo mi lugar a poca distancia de ella.

Sentarme en una mecedora en el porche de la cabaña es como nuestro momento de reunión familiar, solo que ella está muerta y yo viva. La cabaña es un pequeño infierno creado por mi madre y al que toda mi familia está condenada. Cándida impide que esa puerta libere a sus demonios, o por lo menos lo intenta.

La noche es muy oscura, no hay luces en el cielo. Como toda esa oscuridad que representa a mi familia. Un pronóstico de maldad acechando al mundo.

—El libro fue abierto —comenta.

—¿Puedes sentirlo?

—Más que eso, puedo predecir los pasos que dará Tanils.

Interesante.

El libro de los oscuros está lleno de misterios infernales que no deben ser desatados en este mundo. Cándida en busca de ser madre hizo tratos con un demonio, y llevo en su vientre a su hijo. Ese mismo demonio le revelo una cantidad de hechizos prohibidos que reposan entre las páginas del libro negro. Mi madre nació siendo un buscador de almas, pero no se sintió plena con su habilidad, así que busco manipular la magia oscura y para convertirse en una bruja sacrifico a su propia familia. Padres y hermanos, asesinados en esta misma cabaña.

—Imagino que se le hizo grande la responsabilidad de seguir el legado familiar e intenta traer de regreso a Nariel.

Mi hermana es bastante predecible, ahora que se pueda llegar a detener tal posible hecho, no lo creo posible. Cándida detiene el movimiento de su silla.

—Precisamente eso me temo. Ese libro contiene una forma de burlar a la muerte. Si eso sucede traerá más muertes a este mundo. Tu hermana no descasara hasta despertar la cruda oscuridad en la bestia que han forzado a nacer.

Eso pensé. Una oportunidad que Nariel no dejará pasar. Desde el momento en que entregué a mi madre a los guardianes, deje libre a otro ser igual de perverso que Sonia.

—Es inevitable. Mis hermanas nunca tuvieron intensión de seguir las órdenes de mi madre —reflexiono. Cándida asiente, poniendo en movimiento de nuevo su mecedora—. Aprendieron todo lo que pudieron de Sonia Riquelme, y se aprovecharon de que la entregue a los guardianes para tomar el poder.

—Eso es lo que muchos llaman karma. Sonia sacrifico y traiciono a su familia. Y su destino no fue tan diferente, traicionada por sus tres hijas. Trabajó muy duro por un poder que al final, disfrutará otro. Nada es gratis en esta vida. Y la magia prohibida cobra todo.

—¿Puedes decirme de que va ese hechizo?

—Si lo supiera, quizás. Ese hechizo en particular nunca llegue a leerlo. Era muy tentador, y quería una vida normal con mi familia. Ya sabes, ser feliz, envejecer, tener mi final y descansar. —Suena ilógico cuando ella fue la primera bruja oscura. —Probé demasiada oscuridad, es adictiva y me costó mucho sellar cada página de ese libro como para quedarme con esa información.

—¿La maternidad te dio otra perspectiva de vida? —Nos miramos por un instante. Ella sonríe, y no parece ser una mujer malvada. Solo una mujer que no vivió la vida que pensó que había conseguido.

—Sí. Simón me salvo. Él hizo que mi vida cambiara. Si tuvieras hijos lo entenderías.

Quizás. Alguna vez quise lo mismo que ella, mi propia familia, hijos… Con todo y los buenos pronósticos de la última adivina que se cruzó en mi camino, dudo que se me pueda hacer realidad.

—Pues a mi madre los hijos no la cambiaron.

—Bueno, pequeña bruja blanca. No todas las mujeres deberían ser madre —dice con el peso de sus propios errores. —Volviendo a mí libro. No sería bueno para nadie que una Riquelme regrese de la muerte.

—Mejor lo hubieras destruido.

—Sí. Y ese fue mi mayor error. No pareces preocupada de que Nariel pueda volver a este mundo. ¿Tramas algo?

Demasiada tentación entre páginas antiguas, sellarlo fue su mejor antes que destruirlo.

—Es posible.

Muchas revelaciones del destino tienen mis manos atadas, pero otras dibujaron un camino, un difuso sendero para ganar. Solo tengo que ser paciente y esperar.

—Me dirás qué.

—No. Dicen, que de lo que mucho se habla poco se cumple. Así que me guardaré mis planes y esperaré.




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