Oscuros. Origen de los oscuros. Guardianes 3.

Capítulo 28: Revelaciones

Capítulo 28:

Revelaciones

Selt

 

La mansión Santamaría no fue restaurada, no queda nadie para que reviva ese apellido, y si lo hay, seguramente le debe dar vergüenza llevarlo. En el pasado fue una familia de renombre y fue manchada por los oscuros.

Sigo de largo hacia la cabaña, mientras estoy en pétalos de oscuridad, vuelve a posicionarse en el mismo sitio que años atrás. Alguien me ha estado siguiendo, es cuidadoso, silencioso, para mi juicio es un felino. Sería apresurado decir quién es, aunque presiento que trabaja para mi hermana.

Tomo el camino habitual, sin desvíos. Ella sigue queriendo poner sus manos en la cabaña, conocer el camino no la ayudará a encontrarla.

Me dejo caer en el tercer escalón. Ya no puedo sentir la presencia del felino, seguro se ha perdido. Me restan fuerzas para ir a tocar la puerta. Cándida, en poco tiempo se dará cuenta de que estoy aquí.

Lo que va de día me ha agotado al extremo, el encuentro con Tanils fue aterrador, por un instante pensé que me convertiría en su marioneta. Le temo a muchas cosas, y perder mi voluntad es una de las que encabezan mi lista. Puede pasar el tiempo, hay miedos que no se superan, fantasmas que no te abandonan.

—Te ves muy pálida, bruja blanca —le doy una sonrisa forzada. Su peculiar mecedora aparece justo detrás de la puerta—. ¿Te sucedió algo interesante, que despertó tus peores temores?

—Así, es. Pero será importante una vez que me cuentes la historia.

Sonríe con la mirada triste.

—Imagino que sí.

La primera vez que ella lo vio, se encontraba desecha en las ruinas de su propia casa. Él estaba allí, observándola desde las sombras. Cándida era una jovencita de apenas once años, había quedado huérfana y desamparada en un mundo que no la entendía. Una pequeña con habilidades mágicas en medio de una población humana, que aborrecía a las brujas.

 Verlo se hizo recurrente, y con el pasar de los días un puente de comunicación se alzó entre ambos. Ella aprendió mucho de él, pasado algunos meses fue encontrada y rescatada por una mujer mayor, un sanador que la llevo a Enmerald y le dio techo y cobijo. Una nueva vida lejos de los conflictos humanos. Pasaron muchos años, para que se reencontrara con ese ser de las sombras.

—En esa oportunidad lo convoqué. Ya tenía muchos conocimientos, pero mi mayor ambición seguía sin ser alcanzada y lo recordé. Lo invité a venir —la mecedora de Cándida se encuentra justo en medio de la puerta de la cabaña. Con la punta del pie la mantiene en movimiento. Por mi parte, no tuve fuerzas para subir más allá de los escalones, postrada en el suelo, aun con atolondrada por lo sucedido en el callejón—. Me dio más herramientas para ser poderosa. El libro negro fue una recopilación de sus enseñanzas. Dijo: Tu linaje será poderoso y trascenderá en la historia. En ese momento no llegue a imaginar a qué se refería, mi enfoque no iba tan lejos en el tiempo.

Pues tuvo razón. Nuestra familia es una de las más poderosas y temidas, y ni hablar de nuestra presencia a lo largo de los años.

—Me parece que quiere mi ayuda para recuperar algo —comento. Todavía no le cuento todo.

—No hagas ningún tipo de tratos con él. Promételo, Selt —lo hago. La abuela se muestra muy preocupada. En este extraño y perverso juego de las Riquelme, él es una carta inesperada, que podría cambiarlo todo—. Hice lo que hice, y condené a todos mis descendientes.

—Algunos han tomado pésimas decisiones.

—Sigo siendo la responsable de ponerlo en el camino de tu madre, o quizás pudo haber sido otro de mis hijos. Nunca lo sabremos, fue Sonia la que lo encontró primero. Desde el primer momento en que le permití entrar en mi vida, se hizo una atadura entre mi descendencia y él.

—¿Qué significa? —pregunto con temor. Una atura es como un lazo, una conexión de la que puede sacar provecho. Siento miedo al pensar que podría resultarme imposible negarme a sus deseos.

—Su fuerza proviene de las Riquelme. Nosotras le hemos dado más poder para sostenerse entre los vivos. Al principio, me pareció que él era solo un fantasma que sabía muchas cosas, luego fui descubriendo que era algo más.

El alivio cala a mis huesos. Con todo y ataduras, sigue necesitando ser invitado, convocado.

—Asumo que supiste que era un demonio mucho antes de engendrar un hijo, y aun así no te detuviste.

—Sí, así fue. Me di cuenta de mi error cuando intento apoderarse del cuerpo de mi bebé sin haber nacido. Luche con todo para salvar a mi pequeño.

La angustia de voz es un reflejo del miedo que le tiene a ese ser.

El nacimiento de Simón fue el detonante para que ese ser se debilitará por años, dado una falsa creencia de que esa atura se había quebrantado. La abuela se confió demasiado, rehizo su vida, tuvo más niños y él esperaba en las sombras su momento para levantarse y conseguir lo que quería desde un principio.

—Tu madre le dio lo que no pude. Le dio el poder de caminar entre los vivos, un cuerpo resistente e inmortal. Lo encontraste, ¿verdad? —por primera vez desde que estoy aquí, me mira directamente a los ojos—. Es por eso que has venido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.