Estaba en mi habitación con un retrato de Cassie en mis manos, una foto de ella dormida en mis brazos cuando era solo un bebé; solté un sollozo; todos creerán que enserio soy un bastardo desalmado, y en cierto modo lo soy, extrañaba a mi hermana, y no hacia nada porque ella me perdonara, mas hipócrita no podía ser.
No creí que la volvería a ver después de tantos años, estaba tan hermosa; era toda una mujer hecha y derecha, ya no era mi niña rebelde y respondona, es toda una mujer fuerte y decidida, conservaba su mirada ausente, perdida, triste y severa; ahora tenia un hogar y una familia, Samuel se encargó de hacérmelo saber durante todos estos años, no compartí esa información con nadie, quería que la dejáramos en paz de una buena vez y tuviera lo que siempre soñó, una familia.
-Camedon- dijo Samantha entrando a la habitación- ¿pol qué llodas?
-Por nada pequeña- dije escondiendo la foto; le indique que se sentara a mi lado en la cama; después de llegar a Londres nuevamente y que Samuel nos abandonara, mi madre dio luz más de dos veces y todos los bebes nacían muertos; tras varios intentos y cuidados, hace 4 años pudo traer al mundo a las mellizas Samantha y Lucía, dos angelitos con un poquito de problemas para controlar su naturaleza, mis hermanitas nacieron hermosas, con tan solo tres añitos de edad eran inteligentes, conscientes y trataban de hablar como un par de adultas- soy un tonto me acordé de una historia triste.
-Pedo no llodes- dijo secando mi rostro con sus pequeñas manitos- papá dice que si llodas te ves feo- son unos seres llenos de bondad y amor, que cualquiera amaría, incluida la misma Cassandra, me recordaban a la niñez de mi hermana, cuando ella conservaba un corazón puro lleno de amor, las mellizas al nacer Ángeles maduraban y crecían con mayor rapidez que un niño humano, con solo tres años, su personalidad, su madurez y su forma de ver el mundo, era similar al de un niño de 7 años superdotado, no obstante, para sorpresa de todos su crecimiento físico era lento, no tanto como el de un humano, y si lento para ser un par de Ángeles.
- ¿Papá te dijo eso? - ella asintió muy animada; solté una carcajada, haciéndole cosquillas, provocando que sus pequeñas alitas se salieran sin que lo pudiera controlar, lo mas triste era que mamá había tenido la misma actitud con ellas, así como con Cassandra, las miraba con desdén y en muchas ocasiones nosotros teníamos que salvarlas de sus malos tratos y golpes.
Las pequeñas detestaban a su madre, y Gabriel nunca quiso creernos, para él su amada Natasha era una santa, lo peor de todo es que Miguel, Rafael y Bryon, se unían a ella, defendiéndola y protegiéndola con mi padre, dejándonos a Jasón, Damon y a mí como unos mentirosos.
-Es muy cierto, no quiero que llores nunca-la abrace tratando de reconfortar mi dolor y esta se removió incomoda, las muestras de afecto siempre habían sido un problema para ellas, se sentían incómodas, mi madre les había enseñado mediante golpes que el amor era para débiles.
-Oye enconte esta foto- dijo la pequeña estirándome un retrato de Samuel y Cassandra- ¿Quiénes son ellos? - pregunto de manera inocente- Jasón siempe lloda con esta con esta foto igual que tú.
-Ellos- me puse muy nervioso no sabía que responder, podía decirle la verdad, decirle que son sus hermanos y están en un viaje muy largo, se perfectamente que eso no le gustaría para nada a mamá- papá, mamá- grite, inmediatamente todos llegaron asustados y me vieron como si fuera idiota.
- ¿Qué pasa hijo? - dijo mi padre asustado, en su rostro había unas ojeras pronunciadas y sus ojos demostraban como el dolor lo estaba consumiendo con el paso de los años- ¿por qué gritaste?
-Por esto- le dije estirando la fotografía- Samantha me está preguntando por ellos – todos se pusieron pálidos y Miguel rodó los ojos, como si no fuera nada importante, como si esa foto solo fuera un trasto inservible.
-Niña ellos son unos amigos de hace mucho tiempo- dijo Miguel con simpleza-ya no están- dijo con sencillez, esa explicación podría darla yo, realmente no quería mentirles a mis hermanas y quería que ellas amaran a Cassandra y Samuel como lo hacíamos algunos- deja de ser una metiche en las cosas de tus hermanos- le dijo fastidiado, ella bajo sus ojitos triste por el trato de miguel.
-Deja de tratarla así- le dijo Damon enojado tomando en brazos a Samantha y dándole mimitos que ella disfruto.
-Meno- dijo bajándose de los brazos de Damon- y ¿por qué siempre llodas cuando los ves? -le pregunto la pequeña a Jasón.
-Porque- suspiro él sonriéndole y agachándose a su altura- los extraño muchísimo.
-Enonces tenes que deciles que los extlañas- le dijo Lucia -no hay nala más impoltante que las pelsonas que tu queles- todavía no pronunciaban bien algunas letras y se escuchaba muy tierno cada vez que hablaban, mi madre trato de hablar y decirle algo cruel, Jasón la miro muy mal haciendo que se callara.
-Tienes razón- dijo Jasón junto a ella-ahora llévate a tu hermana a jugar y enciérrate en mi habitación hasta que yo llegue- dijo mi hermano.
-Meno- dijo la pequeña y juntas se fueron batiendo sus colitas a su habitación dejándonos solos; y como todos lo habían predicho eran unos pequeños seres muy inocentes.
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Editado: 17.02.2021