Llevaba horas visitando las tumbas de los criminales más despreciables que he podido conocer; cada vez que tenía la oportunidad venía a verlos para recordar que ya no podían regresar del infierno a causarme daño; había ratas iguales o peores que ellos que todavía estaban sueltos causándole daño a familias como la mía y a mujeres mucho más jóvenes y débiles que yo.
Quisiera matarlos uno a uno, sin embargo, no podía permitirme desilusionar o poner en peligro a mis padres; por primera vez tenía que dejar de pensar en los demás y pensar en los que amaba; era una tarea difícil, por años mi propósito de vida fue vivir para exterminar a personas como Marcus, claramente todo eso cambio cuando conocí a mis padres.
Para ser sinceros no entendía porque nuestra naturaleza era tan irracional, los humanos éramos conocidos por siempre buscar nuestra propia satisfacción a costa de cualquier cosa, así eso implicara la vida de otra persona; la pregunta es ¿Cuántas vidas de inocentes cargaríamos en nuestra conciencia solo por a satisfacernos un poco?
Debemos estar muy enfermos para no que no nos importara el dolor humano, suspire alejándome de la tumba de Marcus; jamás lograre responderme que tienen en la cabeza a estas personas, fui una criminal como ellos y no había ningún sentimiento satisfactorio al causar dolor en mujeres, niños y hombres inocentes; no podía eximirme de culpas, sé que el odio que habita en mi, me convirtió en un monstruo como ellos, y no me arrepiento, en ocasiones la única forma de batallar contra estas personas es ser como ellos.
Me aleje lentamente y saque un cigarrillo de mi bolsillo, camine sin rumbo durante unos minutos, ya estaba bastante tarde, antes de irme a dormir a casa quería visitar a tumba de mi madre biológica; quería cerrar este ciclo con ella, dejarla ir y que descansara en paz, quería dejar de soñar con ella y de atormentarme por algo que no fue mi culpa, me acerque a su tumba lentamente.
-Hola Natasha- dije, no me atrevía a llamarla mamá, ella solo había dado su ADN para que yo naciera, no la sentía como mi madre; le agradecía inmensamente al dar su vida por mí, me permitió vivir y conocer personas maravillosas, personas que hoy en día hacen mi vida una maravilla. Si no tienes una vida de ensueño no tienes por qué ser un cobarde y acabar con ella; tienes que luchar por ti, por tu vida y por aquellos que te la otorgaron
-Ya han pasado 17 años desde que me dejaste; desde que salvaste mi vida- suspiré tratando de soltar las palabras- y en esos 17 años nunca pude comprender tus palabras- dije con dolor; no comprendía el tipo de amor que expresaba aquella que fue mi familia- todo lo hacemos porque te amamos-dije cerrando mis ojos- sigo sin comprenderlas - pronuncie lentamente, dolía pensar en ellos, muy en lo profundo de mi ser, anhelaba que me quisieran.
-Te agradezco por decirlas, me dio fuerza para afrontar todo lo que me paso de niña- dije limpiando las lágrimas que salían sin control alguno- me permitió tener la vida que tengo ahora- le dije sonriendo-no te recuerdo, son cosas muy pequeñas las que recuerdo de ti, te agradezco porque me enseñaste a ser valiente a luchar por algo; tener un propósito en mi vida, gracias por traerme a este mundo- dije sonriendo, soltando todos los sentimientos que reprimí por años -Si tenía que nacer para ser una Parker y ese era mi destino; no importa cuanta sangre en mis manos posea o cuentas lagrimas tenga que derramar volvería a nacer una y mil veces- dije soltando todo lo que sentía- espero que tu fueras muy feliz con Gabriel y tus hijos- bese su tumba como si realmente ella pudiera sentir mis caricias - y donde quiera que estés espero que seas muy feliz.
-Eso fue lo más hermoso que he escuchado en mi vida-dijo una voz que conocía perfectamente y que extrañaba muchísimo; creí que era un sueño y simplemente cerré los ojos, había ocasiones en las que lo escuchaba, hasta había soñado con el varias veces- voltea a verme hermosa- me dijo y empecé a temblar- no voy a desaparecer Cassie.
-¿Sa..sa...amuel?- dije yo con voz temblorosa, me voltee con mis ojos cerrados tenía miedo, si fuera un sueño no lo soportaría; lo necesitaba, mi vida no estaría completa sin él, apreté mis manos para que no temblaran.
-Cassie- dijo este de la misma manera- abre los ojos cariño- dijo, no lo hice por temor- anda pequeña déjame ver esos hermosos ojos- me suplico, con mucho miedo, lo hice, abrí mis ojos y efectivamente era él, dude por un momento, y cuando estuve segura que era él, me lance a sus brazos, ya no era una pequeña, y lo necesitaba como si lo fuera.
-Eres tú- le dije llorando en su hombro- después de tanto tiempo- toque su rostro como si fuera un espejismo- por fin estas acá- él me abrazó más fuerte; trate de liberarme para verlo nuevamente, no me soltó, cuando por fin lo hizo me acaricio el rostro como estaba acostumbrado a hacer; cerré mis ojos llena de satisfacción, me sentía completa después de tantos años extrañando a mi hermano.
-Nunca me fui Cassie- me dijo luego de un largo y cómodo silencio; lo miré sin entenderle-siempre estuve cerca sin que me notaras, siempre estuve cerca.
- ¿Por qué nunca me lo dijiste? - le dije llena de dolor, no podía creer que todo este tiempo estuvo ahí- te necesitaba Sam- le dije, me aleje de él; me tomo las manos jalándome sin permitir alguna distancia entre nosotros, siempre hacia eso cuando discutíamos.
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Editado: 17.02.2021