Un enorme mar de nuevos sentimientos habían comenzado a invadir el corazón de la Idol de cabello morado desde aquél dulce beso que compartió con el pelirubio, mismos sentimientos que aquélla fémina de flamante apellido Hoshino todavía no entendía del todo a causa de su nula experiencia al momento de interpretarlos, tratándose de unas desconocidas emociones que al parecer simplemente lograban confundir de una manera sumamente inmensa a la bella ojimorada.
Adolescente de sólamente dieciséis años de edad que a su vez había intentado descubrir por sí misma lo que aquél gran mar de nuevos sentimientos significaba, aunque lamentablemente la joven de ojos con singular forma de estrellas fracasando una y otra vez en cada intento en el cuál trataba de entender sus emociones, siendo un hecho que obligó a la Idol en ascenso a dejar pasar un poco por alto todo lo que su corazón sentía cada vez que veía al Rockstar más famoso del país.
Chico nombrado Naruto Uzumaki que con cada radiante sonrisa no hacía más que conquistar más y más a su compañera, aunque esta no logrará darse cuenta por completo que su corazón se encontraba poco a poco en total dominio del ojiazul, hecho que al parecer sólamente se podía distinguir siendo notado por cierta fémina de bellísimos e intensos orbes vinotinto.
Mujer llamada Miyako Saitou que a su vez era la única que lograba darse cuenta del enorme interés y posible enamoramiento que la Idol poseía hacía el joven pelirubio.
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Tokyo - Japón.
3:00 de la tarde.
Por otra parte, en las instalaciones de un gran edificio comercial ubicado en la zona central de la ciudad, más precisamente en aquél nombrado Diver City Tokyo Plaza, dos hermosas féminas se podían apreciar actualmente movilizándose una a lado de la otra mientras que a su vez platicaban sobre diferentes temas de conversación, mujeres llamadas Ai Hoshino y Miyako Saitou que al mismo tiempo se distinguían observando con una notable tranquilidad en sus expresiones los diversos comercios.
Comercios que además se encontraban recibiendo con amabilidad a las personas que en ese momento recorrían las instalaciones del Diver City Tokyo Plaza, individuos de diversas edades que al parecer estaban logrando pasar por alto la presencia de la Idol más popular de la gran capital del tecnológico país Nippon, tratándose de un acontecimiento que simplemente estaba agradandole a más no poder a la joven de solo dieciséis años portadora de unos orbes color morado.
Pelimorada que constantemente revivía en su mente los recuerdos de aquélla noche lluviosa que compartió con el pelirubio, siendo un hecho que no hacía más que provocar que sus mejillas se tornarán completamente de un intenso color rojo, facción facial por parte de la adolescente que a su vez se encontraba haciendo sonreír a la mujer de cabello rubio cenizo.
Misma mujer que al parecer se daba un idea de lo que en ese preciso instante ocurría en la mente de aquélla dulce Idol perteneciente a Ichigo Productions.
Miyako: Dime, ¿te la estas pasando bien?.
Preguntó con un poco de curiosidad al estar movilizándose lentamente junto con la bella pelimorada a través de uno de los concurridos pasillos de la plaza comercial, fémina de vestimenta casual que solo se mantenía sonriente mientras disfrutaba del agradable momento en compañía de la hermosa mujer que consideraba su madre.
Mujer de ojos color vinotinto que a su vez apreciaba con mucho cariño a la joven que actualmente era considerada como la Idol más influyente de toda la ciudad de Tokyo.
Ai: Si, sabes que me encanta salir contigo.
Respondió con sinceridad antes de decidir otorgarle una pequeña sonrisa a su acompañante de cabello rubio cenizo, misma mujer de apellido Saitou que únicamente procedió a posar una de sus manos sobre una de las mejillas de la Idol, de esta simple manera Miyako comenzando a acariciar con demasiada suavidad y cariño aquélla misma mejilla.
Miyako: Siempre encuentras la manera de introducirte más y más en mi corazón niña.
Comentó al seguir acariciando la mejilla de una de las cantantes juveniles más populares de todo el gran país Nippon, esto a su vez que ambas féminas continuaban recorriendo las instalaciones del impresionante Diver City Tokyo Plaza, lugar repleto de numerosos comercios que en ese momento rebosaba de vida a causa del notable número de visitantes.
Ai: Esa es mi mayor habilidad, introducirme totalmente en el corazón de las demás personas con mucha facilidad.
Habló con demasiado orgullo al momento de estar recordando al gigantesco número de personas que la seguían fielmente a causa de su inigualable talento musical, mismas personas que a su vez estaban produciendole una tremenda ganancia monetaria a la mediana empresa productora llamada Ichigo Productions.
Miyako: Incluso...en el corazón de Naruto?.
Decía con un ligero toque de diversión al estar observando expectantemente a la joven mujer de dieciséis años que se podía visualizar caminando justo a su costado, la cuál al parecer no pudo evitar tornarse tan roja como si de un tomate se tratara mientras la imagen del flamante pelirubio invadía de una manera inevitable su mente.
Ai: De...de qué...estás...estás hablando.
Dijo de una forma entrecortada debido al enorme nerviosismo que en ese instante se apreciaba apoderado de su corazón, tratándose de un acontecimiento que además provocó que Miyako Saitou iniciará a reír con demasiada insinuación, insinuación que no hizo más que ocasionar que la fémina de largo cabello morado detuviera su tranquilo recorrido.
Miyako: No te hagas la desentendida.
Exclamó divertidamente antes de detenerse tan solo unos pasos más adelante de la joven de ojos morados, para después simplemente contemplar como la angelical Idol decidía bajar su sonrojada mirada en dirección al suelo, misma fémina de apellido Hoshino que actualmente no podía sacar de su mente al chico de curiosas marcas en sus mejillas.
Joven de diecisiete años y de inigualables ojos azules que además no hacía más que acelerar rápidamente su corazón cada vez que le dedicaba una mirada o una sonrisa.
Angelical chica de cabello morado que a los pocos segundos pudo notar como la mujer que consideraba su madre había decidido posarse justo enfrente de ella, misma mujer de larga cabellera rubia que a continuación procedió a posar de una manera sumamente cariñosa una de sus manos sobre la cabeza de su hija adoptiva, de esta forma provocando que la cantante juvenil de la ciudad de Tokyo decidiera levantar nuevamente su mirada ante una fémina que le sonreía con mucha calidez.
Mujer llamada Miyako Saitou que además pudo visualizar como la estrella más grande de Ichigo Productions mantenía aún sus mejillas totalmente sonrojadas, sonrojo que simplemente delataba más y más el gigantesco interés que aquélla Idol de ojos con forma de estrellas poseía por aquél Rockstar de intensa cabellera rubia, tratándose de un interés que en vez de molestar, se encontraba llenando de una enorme ilusión a la fémina que continuaba acariciando la cabeza de la adolescente.
Ya que lo que ella más quería, era que aquél chico nombrado Naruto Uzumaki pudiera enseñarle lo que era amar de verdad a la joven de lindos ojos morados, mujer de dieciséis años que durante casi toda su vida careció de amor, dando como resultado que Ai Hoshino no supiera en lo más mínimo lo que era amar o ser amada.
Siendo esta la razón por la cuál a la hermosa cantante juvenil se le dificultó demasiado conectar de una manera real con sus abundantes y fieles seguidores, acontecimiento que poco a poco iba cambiando en la vida de Ai gracias a los consejos otorgados constantemente por el chico más popular del gran país Nippon.
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Tokyo - Japón.
3:20 de la tarde.
Mientras tanto, completamente paralelo a lo que se encontraban viviendo en ese preciso momento las dos lindas féminas pertenecientes a Ichigo Productions, en una de las tantas estaciones del metro de Tokyo ubicadas en diferentes puntos de la enorme zona urbana, se podía visualizar actualmente de pié a un joven pelirubio, mismo chico de intensos ojos azules que además se distinguía cruzado de brazos y escuchando música del gran género Rock a través de sus audífonos de diadema.
De esta forma el Rockstar más popular de todo Japón dejando pasar por alto a las numerosas personas que poco a poco iban llegando a la gran estación del metro, las cuáles no habían podido evitar enfocar su absoluta atención hacia el joven de curiosas marcas en las mejillas que simplemente se mantenía en tranquilidad, siendo sólamente unos cuántos individuos de mediana edad los únicos que se habían atrevido a acercarse al cantante juvenil poseedor de un alborotado cabello rubio.
Chico de solo diecisiete años que a su vez se había encargado de atender con demasiada amabilidad y atención a las personas que decidieron acercarse a él, mismas personas que al parecer quedaron completamente satisfechas con el amable comportamiento que recibieron de parte del joven más influyente del país Nippon.
Ojiazul de flamante apellido Uzumaki que además había quedado con una pequeña sonrisa adornando su mirada después de atender a sus amigables seguidores.
Naruto: ( Qué ambiente tan diferente ).
Pensó mentalmente al estar recordando la noche lluviosa que se había apoderado por completo de la gran ciudad de Tokyo, siendo ahora un clima cálido y soleado el que se encontraba surcando la bella zona urbana repleta de grandes edificaciones, mismo clima que en ese preciso momento parecía estarle encantando demasiado al chico de curiosas marcas en las mejillas.
Cantante de música Rock que durante los siguientes minutos sólamente se mantuvo escuchando sus audífonos de diadema mientras esperaba la llegada del metro.
Aunque siendo al final, solo cuestión de poco tiempo para que aquél largo metro llegará finalmente a las instalaciones de la estación repleta de abundantes personas, mismo metro que una vez estacionado, inmediatamente procedió a abrir sus respectivas y numerosas puertas, de esta manera dejando entrar poco a poco a un notable número de buenos ciudadanos, entre ellos al popular chico de alborotado cabello rubio como el brillante sol e inigualables orbes azules cómo el océano.
El cuál únicamente procedió a sujetarse de uno de los gruesos barrotes mientras que a su vez seguía escuchando su música a través de los audífonos que portaba, ojiazul que además podía observar como el largo vagón del metro continuaba llenándose rápidamente de un enorme número de personas de diversas edades.
Tratándose de un acontecimiento que al parecer ocasionó qué aquéllas mismas personas comenzarán a amontonarse a causa del poco espacio dentro del vagón.
Naruto: ( Ya había olvidado por completo lo que era viajar en metro ).
Volvió a pensar al seguir apreciando como más y más personas continuaban adentrándose dentro de las instalaciones, incluso en ocasiones el flamante pelirubio recibiendo algunos empujones a causa de lo apretado que se encontraba el lugar, dando como resultado que en vez de molestia, una pequeña sonrisa llena de diversión apareciera en su gran expresión.
Naruto: Sinceramente...extrañaba esto.
Susurró con sinceridad en sus palabras antes de observar como el largo vagón del metro cerraba totalmente sus puertas, para después sólamente comenzar a avanzar poco a poco ante la mirada del ojiazul que todavía seguía sonriendo, ya que desde que se convirtió en Rockstar, el joven pelirubio había dejado de utilizar el metro como su medio de transporte.
Siendo el paisaje pasar rápidamente a través de las ventanas lo que más le encantaba de aquél transporte público al chico más popular de Konoha Productions.
Por su parte, a un par de metros de donde se encontraba de pié aquél chico ojiazul, una hermosa chica de profundos ojos marrones, lindo cabello negro y liso que llegaba hasta la parte baja de su espalda, se apreciaba visualizando mientras se distinguía sentada en uno de los asientos del vagón todo él paisaje de la bellísima ciudad que se alzaba con absoluto orgullo.
Misma fémina que al parecer se podía visualizar portando una camisa blanca de manga corta con un bolsillo y una cinta roja en el cuello, además de estar vistiendo también un bonito chaleco anaranjado, vestimenta que estaba siendo complementada con una falda gris, siendo más precisamente un vestuario escolar lo que la pelinegra se distinguía utilizando.
Aunque lo que más resaltaba de ella, era un listón de intenso color rojo, el cuál se encontraba atando totalmente su cabello negro como la gran oscuridad de la noche.
Mitsuha: Qué bella es la ciudad de Tokyo.
Comentó con tranquilidad al seguir observando el gigantesco paisaje urbano a través de la ventana que se encontraba ubicada justo a un costado de su asiento, aunque al mismo tiempo estando sumergida en sus propios pensamientos e ignorando por completo a las demás personas presentes en aquél largo vagón.
Incluso tan concentrada estaba en su mente que no logró notar a la mujer de muy avanzada edad que en ese momento se distinguía llamándola con amabilidad, siendo solo segundos para que la fémina nombrada Mitsuha pudiera sentir los pequeños golpecitos que aquélla misma mujer le daba en uno de sus hombros.
De esta forma la joven de lindo cabello negro procediendo a enfocar sus ojos marrones sobre la mujer que simplemente le estaba otorgando una sonrisa amigable.
Mujer: Disculpa jovencita, ¿serías tan amable de cederme el asiento?.
Preguntó con una suma amabilidad en su voz al estar apreciando a la bella joven ojimarron y de total vestimenta escolar, la cuál inmediatamente asintió a la petición que estaba recibiendo de parte de la cansada mujer de larga cabellera blanca, así procediendo a ponerse de pié para poder cederle su asiento a la amigable anciana que lo necesitaba más que ella.
Lamentablemente para la suerte de la linda pelinegra, un movimiento brusco por parte de aquél metro lleno de personas, hizo que la fémina de profundos ojos marrones se fuera de lleno y topará contra una de aquéllas mismas personas, ocasionando que aquél individuo soltara un pequeño quejido de dolor gracias al fuerte e inesperado impacto recibido.
Mismo Rockstar de curiosas marcas en las mejillas que inmediatamente pudo visualizar como aquélla joven levantaba su mirada para poder observarlo a los ojos, fémina que a su vez no pudo evitar mostrar un semblante repleto de asombro e incredulidad a causa del gran chico que se ubicaba de pié justo enfrente de ella.
Mitsuha: Lo...lo siento, no fue mi intención.
Se disculpó con una notable preocupación en su mirada antes de sujetarse del mismo barrote en el cuál también se encontraba sujetado el chico más popular de Japón, pelirubio perteneciente a la empresa productora llamada Konoha Productions que sólamente decidió regalarle una ligera sonrisa a la joven de intenso cabello negro.
Naruto: No te preocupes, fue un accidente.
Habló amigablemente al decidir poner en pausa la música Rock que fluía desde su celular inteligente hacia los audífonos de diadema que actualmente portaba, para después sólamente contemplar como aquélla joven fémina de listón rojo continuaba observándolo con un notable asombró reflejado en su bellísima mirada.
Debido a esto, un profundo silencio se formó entre ambos jóvenes mientras que a su vez seguían apreciándose de una manera sumamente fija a los ojos, siendo al parecer el ruido de las personas y el de aquél veloz vagón del metro los únicos que se distinguían proporcionando un estruendoso sonido en ese momento, mismo sonido que a continuación parecía haber ocasionado que la chica de orbes marrones decidiera desviar su mirada hacia otra dirección del gran escenario.
Escenario que no hacía más que apretar los cuerpos de los dos jóvenes uno contra el otro debido al enorme número de personas abordo del vagón del metro, tratándose de un acontecimiento que estaba resultandole un poco incómodo al chico de intensos ojos azules a causa de lo cerca que estaba de aquélla linda fémina, joven mujer de largo cabello negro que solo se podía distinguir con sus mejillas blancas ligeramente sonrojadas mientras seguía con su bella expresión desviada.
Fémina llamada Mitsuha Miyamizu que además se apreciaba observando de vez en cuándo a las diferentes personas que se ubicaban dentro del gran vagón, de esta manera la ojimarron tratando de encontrar a una persona en específico, siendo esta la razón por la cuál había decidido venir a la bella ciudad de Tokyo.
Acción de parte de la hermosa pelinegra que simplemente había confundido un poco al joven de alborotada cabellera rubia y curiosas marcas en las mejillas, mismo cantante juvenil perteneciente a Konoha Productions que únicamente seguía sujetándose de uno de los barrotes mientras permanecía en un total silencio.
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Tokyo - Japón.
3:35 de la tarde.
Regresando de nueva cuenta a las gigantescas instalaciones de aquélla tecnológica estructura llena de numerosas personas llamada Diver City Tokyo Plaza, tanto Ai Hoshino como Miyako Saitou habían decidido seguir con su trayecto a través de los diversos comercios mientras disfrutaban del gran ambiente familiar, tratándose de un concurrido escenario repleto de abundante ruido que a su vez parecía estarle fascinando demasiado a la cantante juvenil de largo cabello morado.
Idol ojimorada qué además seguía con sus mejillas ligeramente sonrojadas a causa de aquélla incomoda insinuación otorgada momentos atrás por su acompañante, misma acompañante de intenso cabello rubio cenizo qué de vez en cuándo le regalaba pequeñas sonrisas llenas de abundante diversión a su hija adoptiva, fémina de solo dieciséis años de edad que únicamente trataba de evadir las constantes miradas interrogativas de parte de la mujer de ojos color vinotinto.
Mujer perteneciente a la mediana empresa Ichigo Productions que a continuación pudo apreciar como aquélla joven decidía entrar a un pequeño establecimiento, el cuál a su vez parecía estar totalmente especializado en la venta de un inmenso número de libros y en la distribución de diversos mangas de autores populares.
De esta simple manera dejando un tanto confundida a la bella pelirubia, ya que normalmente la Idol de apellido Hoshino no solía entrar a ese tipo de lugares.
Miyako: Vaya, no sabía que te gustaban este tipo de artículos.
Comentó con un poco de duda después de haber decidido entrar tranquilamente al pequeño establecimiento lleno de libros, estando actualmente ubicada de pié justo a un costado de la joven de maravillosos ojos con singular forma de estrellas, linda pelimorada que simplemente se dedicaba a observar los numerosos productos con una notable duda reflejada en su mirada.
Ai: Realmente no, pero, digamos que entré al establecimiento porque quisiera regalarle algo especial a una persona.
Habló con un tono suave en sus palabras antes de proceder a tomar con mucho cuidado uno de los tantos mangas que se apreciaban exhibiéndose en los estantes, siendo al parecer un manga llamado Dragon Ball el que en ese preciso momento la Idol más popular de Tokyo se encontraba sujetando entre sus manos.
Tratándose de una singular escena que sólamente ocasionó que la mujer de orbes vinotinto mostrará una gigantesca insinuación en su angelical expresión.
Miyako: Creó que le encantará a Naruto.
Dijo insinuantemente al estar observando cómo su hija adoptiva apreciaba aquél manga que sostenía con un sumo cuidado, misma joven que al escuchar las palabras de parte de su acompañante únicamente pudo sentir cómo su corazón se aceleraba, aunque a su vez manteniendo sus lindos orbes morados absolutamente enfocados sobre el gran producto creado de papel.
Ai: Dime...¿crees que en verdad le guste?.
Preguntó con una suma duda en su angelical voz al continuar enfocando sus ojos sobre el manga llamado Dragon Ball, Idol que a los pocos segundos pudo sentir como su madre adoptiva posaba una de sus manos sobre uno de sus hombros, de esta forma provocando que Ai Hoshino procediera a dirigir su mirada en dirección a la mujer de largo cabello rubio cenizo.
Fémina que en ese instante se podía visualizar regalándole una sonrisa llena de cariño a la joven de orbes morados que actualmente pedía su importante opinión, mujer que en ese momento se distinguía portando una gigantesca ilusión en su mirada, siendo algo que la individuo de apellido Saitou logró notar totalmente.
Miyako: Si, y más si es por parte tuya.
Contestó con demasiada seguridad al estar observando fijamente y de una forma sumamente cariñosa a los ojos a la Idol más popular de la ciudad de Tokyo, la cuál a continuación sólo había decidido volver a enfocar completamente su flamante mirada hacia el manga que todavía sostenía entre sus suaves manos.
Ai: Cómo...cómo sabes si te interesa una persona, que...qué es lo qué sientes?.
Decía con muchísima duda al seguir apreciando únicamente la portada del manga que contenía cientos de páginas, siendo una pregunta que a su vez dejó en un total silencio a la mujer que se ubicaba de pié justo a un costado de la bella Idol, misma mujer perteneciente a Ichigo Productions que además podía visualizar la verdadera duda en la mirada de su hija.
Joven de intenso cabello morado que por más que quería, no lograba entender lo que sentía por aquél famoso cantante de música Rock llamado Naruto Uzumaki.
Miyako: Cuándo te interesa una persona, su sola presencia suele llenarte de una enorme calidez y tranquilidad, incluso, una simple facción facial por parte de él puede hacerte sentir miles de sensaciones, como, nerviosismo, felicidad, cariño, ese impulsó de protegerlo de cualquier daño.
Exclamó con una notable tranquilidad en su mirada después de haber permanecido en silencio durante unos cuantos minutos, mujer de apellido Saitou que al parecer estaba conciente de las tremendas dudas que Ai Hoshino poseía en su corazón, tremendas dudas que normalmente solían atormentar por completo la mente de aquélla chica de dieciséis años de edad.
Mujer de ojos con forma de estrellas qué a los pocos segundos procedió a rodear con sus brazos aquél manga de Dragon Ball, para después acercarlo totalmente a la zona donde se ubicaba su palpitante corazón repleto de abundantes dudas, gigantescas dudas que ella tenía pensado destruir con la ayuda del chico de cabello rubio y curiosas marcas en las mejillas.
Miyako: Y lo más importante, quisieras permanecer siempre a su lado y jamás separarte de él...él se vuelve tu mundo.
Mencionó suavemente mientras que a su vez no podía evitar pensar en su amada pareja sentimental de corto cabello rubio y actual presidente de Ichigo Productions, mismo hombre de elegantes lentes negros que al parecer había logrado atrapar completamente todo su corazón, para después, ya no volver a soltarlo nunca más.
Individuo llamado Ichigo Saitou que además le había otorgado todo lo que necesitaba tanto a ella como a la bella chica pelimorada que consideraba su hija.
Ai: 🎶 Sabes bien, se me dificulta hacerte saber, se me dificulta ver, quiero estar a tu lado, sabes que te amo y no lo aguanto...no lo aguanto 🎶.
Tarareo cómo un simple susurró al momento de seguir posando aquél pequeño artículo nombrado Dragon Ball sobre la zona de su palpitante corazón, este hecho al mismo tiempo que también se podía visualizar manteniendo sus bellísimos e inigualables ojos con forma de estrellas completamente cerrados, tratándose de un tarareo lleno de ilusión que sólamente provocó que la fémina de orbes color vinotinto decidiera apreciar a la Idol con muchísimo cariño maternal.
Fémina de largo cabello rubio cenizo que a los pocos minutos pudo visualizar como aquélla cantante juvenil procedía abrir de nueva cuenta sus lindos ojos morados, para después comenzar a caminar de una forma sumamente apacible rumbo al mediano mostrador que se ubicaba casi en la entrada del gran establecimiento, lugar en el cuál se podía apreciar a una hermosa joven de cabellera negra, la cuál parecía ser la única encargada de aquél lugar repleto de absolutos libros y mangas.
Joven que a su vez se dedicó a atender con demasiada amabilidad a la flamante chica más popular de aquélla gigantesca ciudad llena de edificios llamada Tokyo, pelimorada que en todo momento estuvo manteniendo una pequeña sonrisa en su expresión mientras que no dejaba de pensar en aquél Rockstar de ojos azules.
Popular cantante juvenil de apellido Uzumaki que al parecer había llegado a la vida de aquélla linda mujer de intensos ojos morados para quedarse para siempre, siendo un acontecimiento que no le desagradaba para nada a la fémina que en ese instante estaba pagando el obsequió que le otorgaría a esa persona especial.
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Tokyo - Japón.
3:50 de la tarde.
Poco a poco el largo vagón del metro fue quedándose sin personas a causa de las numerosas estaciones que se encontraban ubicadas por toda la enorme zona urbana, de esta manera provocando que aquél famoso chico de inigualables ojos azules pudiera sentirse más cómodo debido al amplio espacio que portaba actualmente, mismo joven perteneciente a la empresa Konoha Productions que a su vez se podía visualizar disfrutando demasiado del veloz recorrido a través del transporte eléctrico.
Flamante metro que además tenía la gran capacidad de recorrer una increíble cantidad de kilómetros en poco tiempo, siendo esa velocidad, uno de los aspectos que más le había gustado a los individuos que utilizaban ese medio de transporte, transporte que ya llevaba muchos años operando gracias a las fuertes inversiones económicas de parte del gobierno Nippon.
Transporte que al parecer había dejado sumamente impresionada a la linda joven de intenso cabello negro y de bellísimos ojos marrones de gran apellido Miyamizu, la cuál además se encontraba observando de una forma detenida aquél increíble paisaje urbano que se lograba filtrar a través de las distintas ventanas del metro, misma fémina de vestimenta escolar que en ese preciso momento continuaba ubicada de pié justo a un costado del Rockstar de alborotada cabellera rubia.
Pelirubio llamado Naruto Uzumaki que de vez en cuándo apreciaba de reojo a la linda chica que portaba un listón rojo, fémina ojimarron que en ese instante parecía poseer un notable semblante sumamente dudoso en su bella mirada, tratándose de un semblante que simplemente era notado por aquél cantante juvenil de marcas en las mejillas.
Joven de profundos ojos azules que aún seguía sosteniéndose de aquél barrote mientras ahora sus audífonos de diadema se encontraban alrededor de su cuello.
Naruto: Disculpa, estás perdida o algo por el estilo?.
Preguntó con un tono amigable al proceder a observar por completo a la mujer que actualmente se apreciaba como si estuviera buscando algo en específico, adolescente de cabello negro que a continuación decidió enfocar sus ojos marrones en dirección a los ojos azules de aquél chico más popular del país Nippon.
Fémina de listón rojo que sólamente se dedicó a apreciar al Rockstar por unos cuántos segundos en un total silencio antes de animarse a tomar la palabra.
Mitsuha: Digamos qué...estoy buscando a una persona.
Respondió con un ligero nerviosismo antes de bajar su hermosa mirada hacia el suelo de aquél flamante vagón del metro, mismo transporte que actualmente seguía movilizándose a una enorme velocidad a través de las vías repletas de electricidad, estructura que en ese preciso momento solo se encontraba transportando a unos cuántos individuos de diversas edades.
Naruto: Y tienes su número de celular, algo con el cuál puedas comunicarte con esa persona, o al menos sabe que tu lo buscas?.
Volvió a preguntar con un poco de duda en sus palabras al estar contemplando como aquélla joven de intenso cabello negro seguía con su linda mirada baja, misma fémina portadora de unos profundos orbes color marron que además se podía visualizar sumamente pensante y sin saber qué decir realmente.
Mitsuha: Ni...ni siquiera...se su nombre.
Contestó con una ligera vergüenza al volver a dirigir su expresión hacia la de aquél gran cantante de apellido Uzumaki, el cuál no pudo evitar que una pequeña gotita repleta de confusión resbalara de una manera lenta por la zona de su sien, siendo un hecho que al parecer provocó que las mejillas de Mitsuha se tornarán de rojo a causa de aquélla misma vergüenza.
Naruto: La ciudad de Tokyo es gigantesca, como harás para ubicar a esa persona si ni siquiera sabes como se llama.
Comentó dudosamente al decidir enfocar sus ojos azules hacia las grandes ventanas pertenecientes a aquél veloz metro de la ciudad repleta de gigantescos edificios, de esta manera el Rockstar más popular del majestuoso país Nippon y de curiosas marcas en las mejillas logrando observar el tecnológico escenario urbano de Tokyo.
Mitsuha: No lo sé, creo que...me dejaré guiar por mí corazón, debo confiar en él.
Habló con una suma seguridad en su tono de voz antes de que una sonrisa llena de esperanza apareciera en su bella mirada, misma sonrisa que a los pocos segundos fue totalmente contemplada por aquél cantante juvenil de intenso cabello rubio, el cuál además pudo apreciar la verdadera ilusión en los lindos ojos marrones de aquélla fémina de total vestimenta escolar.
Mujer de listón rojo que simplemente decidió sumergirse en un total silencio mientras no dejaba de pensar en aquélla persona que se encontraba buscando, aunque este simple hecho a su vez bajo la absoluta mirada apacible del chico perteneciente a la gigantesca empresa productora llamada Konoha Productions.
Mismos jóvenes que al poco tiempo transcurrido pudieron visualizar como el metro detenía su recorrido en una de las estaciones más grandes de la ciudad, siendo solo cuestión de unos cuantos segundos para que aquél largo transporte público de color blanco procediera a abrir lentamente sus numerosas puertas, de esta manera dejando entrar de nueva cuenta a un gigantesco número de ciudadanos, los cuáles portaban un semblante ordinario en sus expresiones.
Totalmente contrario a lo que el joven de alborotado cabello rubio realizó, ya que aquél chico llamado Naruto había decidido bajar en la estación en la cuál él metro se ubicaba detenido, de esta forma dejando poco a poco detrás a una mujer pelinegra que sólamente lo observaba alejarse con una notable tranquilidad en aquélla acción.
Chica de apellido Miyamizu que a continuación pudo distinguir como el individuo ojiazul procedía a ubicarse a un par de metros de la entrada del vagón, cantante de música Rock que actualmente se encontraba portando una sonrisa en su mirada mientras mantenía sus manos ocultas en los bolsillos de su pantalón.
Naruto: ¿Cuál es tu nombre?.
Dijo amigablemente al estar observando desde afuera del vagón a la mujer de bellísimos y profundos ojos marrones, fémina que a su vez estaba tratando de no ser empujada por las personas que seguían entrando totalmente al metro, numerosos individuos que además se podían visualizar llevando artículos como mochilas, portafolios y ese tipo de cosas.
Mitsuha: Mi nombre es Mitsuha...Mitsuha Miyamizu.
Decía con suavidad en sus palabras al haber logrado ubicarse en una mejor zona de aquél vagón repleto de personas, aunque aún así manteniendo una buena vista de aquél flamante chico de inigualables ojos azules como el océano, cantante de sólo diecisiete años que únicamente seguía observando a la pelinegra con un semblante amigable.
Naruto: Espero que encuentres lo que estás buscando Mitsuha.
Exclamó con una notable tranquilidad tan solo justo antes de distinguir como las numerosas puertas de aquél vagón del metro procedían a cerrarse totalmente, mismas palabras llenas de buenos deseos que al parecer habían sido escuchadas con demasiada claridad por aquélla linda joven de cabello negro y bellos ojos marrones, fémina llamada Mitsuha Miyamizu que sólamente decidió regalarle un semblante repleto de agradecimiento al chico más popular de la gigantesca ciudad de Tokyo.
Individuo de curiosas marcas zorrunas en las mejillas que a continuación pudo apreciar como aquél metro comenzaba poco a poco su veloz y gran movilización, chico de cabello rubio que aún seguía con sus dos manos ocultas en los bolsillos de su pantalón mientras continuaba observando como el transporte se alejaba, transporte eléctrico que actualmente transportaba a una fémina que llevaba días viviendo un increíble acontecimiento vinculado con el listón rojo del destino.
Tratándose de una antigua leyenda que tiene su origen en la cultura oriental, tanto en China como en Japón, la cuál decreta que un hilo rojo invisible conecta a aquéllas personas que están destinadas a encontrarse, además de que no importa el tiempo transcurrido, la lejanía del lugar o lo adverso de las diversas circunstancias.
Ese bello listón rojo siempre llegará a su destinó, mismo listón que posiblemente era el total responsable de estar uniendo a los dos cantantes llamados Naruto y Ai, chicos dedicados a la gran industria de la música que al parecer habían quedado entrelazados desde la primera vez que se vieron de una forma mutua a los ojos.
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