Han transcurrido solo un par de semanas desde que el maravilloso concierto se llevó a cabo en aquél gigantesco estadio olímpico ubicado en la ciudad de Tokyo, y desde ese entonces, un inmenso ajetreo laboral se ha apoderado absolutamente de la vida de la ahora Idol más popular del majestuoso país rodeado por el océano, tratándose de un acontecimiento al cuál la fémina llamada Ai Hoshino había tenido que aprender a sobreponerse para lograr permanecer en lo más alto de la música.
Hecho que a su vez había provocado que un notable estrés y cansancio físico se introdujera de una forma constante en el cuerpo de la mujer de cabello morado, linda fémina que a pesar de eso, siempre daba lo mejor de sí misma en todo lugar en el cuál tenía que presentarse para atender a sus miles de fieles seguidores, mismos seguidores de diversas edades que además tenían catalogada a la bellísima ojimorada como una de las artistas más sociables del medio musical.
De esta forma la Idol reafirmando que ahora poseía una popularidad comparada a la que portaba él chico de cabello rubio, joven de apellido Uzumaki que al parecer no había dejado de procurar a su amiga a pesar de ya no tener trabajo en conjunto, siendo esto demostrado en los consejos que le daba sobre cómo lograr controlar la presión que conllevaba ser la número uno.
Consejos que a su vez le habían servido muchísimo a aquélla mujer perteneciente a la ahora segunda empresa productora de talentos más importante de Tokyo.
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Tokyo - Japón.
10:00 de la mañana.
Cantante juvenil de maravillosos ojos morados con singular forma de estrellas que en ese preciso momento se podía visualizar ubicada en su departamento, aunque siendo más precisamente en la zona perteneciente al cuarto de baño, lugar donde la pelimorada se distinguía de rodillas justo enfrente del gran retrete, misma fémina de sólamente dieciséis años de edad que además se apreciaba sumamente pálida y con una inmensa agitación reflejada en su angelical mirada.
Siendo este hecho más que debido a las gigantescas e insoportables náuseas que últimamente se apoderaban de la chica de largo cabello morado llamada Ai Hoshino, mismas nauseas que en ese instante mantenían a la chica más popular de todo Japón regresando el delicioso desayuno que se había preparado minutos atrás, tratándose de una acción que al parecer solía desagradarle demasiado a la mujer que en ese momento mantenía una de sus suaves manos posadas sobre su vientre.
De esta manera la Idol de apellido Hoshino tratando de tranquilizar al menos un poco las fuertes y terribles náuseas, aunque a su vez ella sabiendo a la perfección que aquéllas mismas náuseas se irían calmando con el pasar de los minutos, minutos que al parecer se volvían una gigantesca eternidad para la hermosa mujer perteneciente a Ichigo Productions.
Cantante juvenil de cabellera morada que en sus bellísimos ojos se encontraba reflejando un gran cansancio debido a la molestia que le provocaba aquél malestar.
Ai: Esto...esto es realmente desagradable.
Comentó con un poco de cansancio en sus palabras antes de simplemente comenzar a incorporarse de una manera cuidadosa del suelo del cuarto de baño, para una vez de pié, sólamente dedicarse a observar con desagrado el líquido que se encontraba ubicado en ese momento dentro de aquél retrete de color blanco.
Líquido al cuál la hermosa mujer de dieciséis años estaba comenzando a acostumbrarse gracias a las constantes náuseas que poseía en los últimos días.
Ai: Hasta...hasta nunca.
Susurró con molestia al momento de bajar inmediatamente la palanca de metal que se ubicaba en la zona superior del retrete, siendo solo cuestión de segundos para que todo aquél desagradable líquido desapareciera a través de la larga tubería, tratándose de un hecho que al menos provocó una ligera sonrisa en la expresión de la mujer más popular de la Metrópolis.
Misma bellísima mujer pelimorada que a continuación había procedido a lavarse las manos sobre el pequeño lavabo que se ubicaba dentro del gran cuarto de baño, de esta simple forma la Idol tratando de desaparecer cualquier rastro de líquido que hubiera salpicado sobre ellas mientras lo expulsaba de una manera desagradable, siendo eso lo que más le molestaba de las náuseas, el tener que ensuciarse partes de su cuerpo a causa de no poder controlar el enorme impulsó de regresar lo que ingería.
Ai: Con esto será suficiente.
Dijo al estar observando cómo sus suaves manos se distinguían actualmente libres de cualquier rastro de terrible suciedad, tratándose de un hecho que no hacía más que alegrar de una gigantesca medida a la cantante juvenil de lindo cabello morado, manos que a su vez se encargaría de secar con lo que parecía ser una delgada toalla de color blanco con ligeros tonos rojizos.
Así que una vez que estuvo lista, Ai Hoshino sólo había decidido caminar de una manera lenta y tranquila en dirección a la puerta del cuarto de baño, acción que además la hermosa ojimorada realizaba mientras un inmenso número de pensamientos se encontraban apoderados en ese preciso instante de toda su mente.
Pensamientos que al parecer no trataban de otra cosa más que sobre la posible causa de sus náuseas, las cuáles se solían producir más que nada en las mañanas.
Una vez fuera del cuarto de baño, la mujer de ojos con forma de estrellas únicamente había procedido a enfocar su mirada sobre lo que parecía ser un mediano calendario, mismo calendario de papel que además se encontraba posado en una de las paredes y el cuál se podía distinguir portando algunas cuántas tachas en color negro, tal como si la fémina de apellido Hoshino hubiera estado realizando un conteo con los días que estaban tachados justo en la hoja que contenía todos los meses del año.
Idol que al parecer finalmente había logrado aceptar que se había pasado desde hace varios días atrás del límite que tenía marcado aquél mediano calendario, hecho que además provocaría que un semblante ligeramente serio se apoderará por completo de la bellísima expresión de la cantante juvenil perteneciente a Tokyo.