Tan solo un par de semanas después de todos los acontecimientos ocurridos con anterioridad en las respectivas vidas de los dos artistas más populares de Tokyo, la noticia finalmente había sido dada, Ai Hoshino tomaba la inesperada decisión de pausar de una manera sumamente indefinida su maravillosa carrera musical, estruendosa decisión que además dejaría totalmente paralizada a una gigantesca parte de la gran población que habitaba el país rodeado por un majestuoso océano.
Inesperada noticia que a su vez sería revelada en una rueda de prensa por el mánager de aquélla misma Idol y actual presidente de la gran Ichigo Productions, noticia que tal como se esperaba, no había sido recibida de la mejor forma posible por las diversas cadenas de comunicación de la ciudad más grande del bello país, las cuáles sólamente comenzarían a tachar a la joven de solo dieciséis años como la típica artista que no logró soportar lo que representaba ser la número uno de Japón.
Incluso, llegando a tachar su colaboración musical con el cantante de Rock más famoso del país llamado Naruto Uzumaki como una total pérdida de tiempo, ya que para ellos era lamentable como un joven tan popular había malgastado su talento con una Idol que a su forma de ver, no fue capaz de agradecerselo en lo más mínimo.
Críticas de parte de la prensa local, que no habían hecho otra cosa más que enfurecer a niveles enormes al elegante hombre de cabellera rubia nombrado Ichigo Saitou, mismo representante que al parecer había tenido que guardarse absolutamente todo por el bien de la bella cantante juvenil que en poco tiempo se convertiría en madre.
Siendo todo lo contrario a aquélla misma dulce Idol, la cuál a diferencia de su padre adoptivo, había logrado tomar con calma las duras críticas de parte de la prensa, calma que se debía al hecho de saber a la perfección que una vez que realizará su increíble regreso, lograría callar a todos aquéllos que criticaron su clara decisión.
Semblante que únicamente había logrado dejar orgullosos a los dos adultos que ejercían el papel de padres para ella, los cuáles llevaban como nombre, Ichigo y Miyako Saitou, mismos que habían prometido apoyar bajo cualquier medio posible a la cantante juvenil más grande de su gran empresa Ichigo Productions.
Fémina de ojos con forma de estrellas que de ahora en adelante, no haría más que concentrarse absolutamente en la nueva vida que crecía dentro de su lindo vientre, misma vida a la cuál se encargaría de mantener completamente alejada de las estresantes cámaras pertenecientes a las numerosas cadenas de comunicación, hecho que además lograría realizar completamente en compañía del ahora chico más importante en su mente, joven que portaba un flamante apellido Uzumaki.
Popular individuo de sólo diecisiete años que a su vez acompañaría de una manera sumamente fiel en su larga travesía a la mujer que más amaba en todo el mundo.
Tokyo - Japón.
12:00 de la tarde.
En el tiempo actual y después de varios días repletos de una abundante polémica a causa de la inesperada decisión tomada por la Idol más popular de todo Japón, una importante conversación se podía visualizar llevándose a cabo en ese momento en las gigantescas instalaciones de una residencia sumamente lujosa, misma maravillosa vivienda que además se encontraba ubicada en una de las zonas residenciales más exclusivas e importantes de la gran ciudad de Tokyo.
Elegante residencia que a su vez le pertenecía al productor de talentos más importante e influyente de todo él país Nippon conocido como Kakashi Hatake, siendo este mismo el que se apreciaba llevando las riendas de la conversación que se distinguía desarrollándose dentro de las instalaciones de su amado hogar.
Conversación que además se visualizaba incluyendo la participación de los dos cantantes juveniles que en poco tiempo se convertirían prematuramente en padres, los cuáles se ubicaban juntos y en total compañía del flamante peligris en la amplia zona del comedor perteneciente aquélla gigantesca vivienda de concreto, aunque más precisamente, ubicados de una manera sumamente cómoda en las respectivas sillas complementarias a una hermosa mesa con forma redondeada.
Mesa de madera fina que al parecer era la única que se apreciaba presenciando la conversación de los tres individuos de apellidos Uzumaki, Hoshino y Hatake, conversación que en poco tiempo le daría una enorme sorpresa a los dos jóvenes originarios de la ciudad de Tokyo, aunque más respectivamente al joven pelirubio.
Ya que el destino, o mejor dicho una decisión de su padre adoptivo, haría que se reencontrará con una persona de su pasado, con la cuál no se llevaba muy bien.
Kakashi: Al final, él plan que yo e Ichigo realizamos resultó mejor de lo que se esperaba.
Comentó con un notable asombró en sus palabras al estar observando de una manera sumamente detenida su celular, celular inteligente que en ese preciso instante se encontraba posado en una de las manos del elegante representante, el cuál además se visualizaba otorgándole información al peligris respecto a todo lo que rodeaba actualmente a la famosa Idol.
Tratándose de un plan que a pesar de haber resultado a la perfección, no había sido del completo agrado del Rockstar de curiosas marcas zorrunas en sus mejillas, siendo este hecho más que debido a las gigantescas críticas que se llevó la linda mujer que en ese momento se encontraba llevando a su inesperado hijo en su vientre.
Naruto: Todos los que trabajan en la prensa son unos verdaderos imbéciles.
Dijo con demasiada molestia en su voz al estar recordando las constantes críticas provenientes de las numerosas cadenas de comunicación existentes en la ciudad, tratándose de un comentario que a su vez ocasionaría que una pequeña sonrisa adornara por completo el angelical rostro de la fémina de intensa cabellera morada.
La cuál en ese momento se visualizaba sentada cómodamente justo a un costado del chico de solo diecisiete años de edad y portador de un alborotado cabello rubio.