Alrededor de una semana después de que la Idol de apellido Hoshino conociera al chico que salvaguardaría su vida ante toda situación en las instalaciones del hospital, la inmensa polémica sobre la decisión tomada por aquélla misma cantante juvenil había comenzado a tranquilizarse al menos un poco en aquél país Nippon, o al menos así estaba siendo de parte de las numerosas cadenas de comunicación, ya que por parte de los fans, el asunto aún seguía hirviendo de una forma gigantesca.
Fanáticos que incluso habían llegado a ir a las flamantes instalaciones de la empresa Ichigo Productions buscando alguna buena explicación de los altos mandos, explicación de parte de aquélla misma empresa de talentos y de la maravillosa Idol ojimorada conocida como Ai Hoshino que lamentablemente jamás llego, tratándose de un hecho que no hizo más que molestar todavía mucho más a una buena parte de la numerosa fanaticada que se ubicaba en la ciudad de Tokyo.
Fanaticada que a su vez se encargó de criticar y desprestigiar a la dulce pelimorada a través de las redes sociales existentes en aquél bello país Japonés, críticas que para la mala suerte de los fans, no habían logrado llegar en lo más mínimo a la hermosa mujer de singulares ojos morados con forma de estrellas.
Hecho que al parecer estaba siendo posible gracias a la inmensa protección de parte de los dos flamantes presidentes de la gran empresa Ichigo Productions, elegantes individuos llamados Ichigo y Miyako Saitou que a su vez habían prometido proteger completamente a su bella hija adoptiva costara lo que costara.
Inmensa promesa que ambos habían realizado prácticamente desde que adoptaron a la hermosa fémina de largo cabello morado algunos años atrás.
Tokyo - Japón.
10:00 de la mañana.
Linda fémina que actualmente, se podía visualizar ubicada dentro de lo que parecía ser un elegante automóvil de color negro y en total compañía de otras personas, mismo automóvil que en ese preciso momento se encontraba movilizándose a una mediana velocidad a las afueras de la gigantescas zona urbana llamada Tokyo, aunque más precisamente, a través de una de las numerosas carreteras existentes que conectaban la capital Nippona con otros lugares de aquél majestuoso país.
Larga carretera que en ese preciso instante se contemplaba siendo orbitada por un maravilloso cielo azul y repleto de un pequeño número de nubes blancas, escenario que no estaba haciendo más que dejar sumamente encantada a la famosa cantante juvenil que dentro de nueve meses se transformaría en madre, encanto demostrado por parte de Ai Hoshino, que además estaba dejando enamorado a uno de los individuos que se ubicaban junto con aquélla misma Idol.
Siendo aquél respectivo individuo, el chico más popular de los últimos tiempos en el exigente mundo artístico del país Nippon, joven de profundos ojos azules que a su vez se ubicaba sentado justo a un costado de la mujer que más amaba en el mundo, Idol que en ese momento, se encontraba tomando cálidamente una de las manos de aquél popular cantante de música Rock.
De esta forma ambos cantantes juveniles pertenecientes a diferentes empresas logrando disfrutar a más no poder del largo viaje en automóvil que les esperaba.
Sasuke: ( Debo admitir que ambos verdaderamente se ven bien juntos ).
Pensó mentalmente mientras observaba de reojo a los dos jóvenes que se ubicaban sentados justo a un costado de él, chicos que en ese instante se podían visualizar apreciando el paisaje que pasaba velozmente a través de las ventanas, mismo paisaje que a su vez se distinguía repleto de exuberante vegetación y de algunas cuantas medianas estructuras.
Escenario que en ese momento también se apreciaba siendo recorrido por numerosos vehículos de distintas marcas, los cuáles se movilizaban a una mediana velocidad a lo largo de la carretera ubicada a las afueras de la ciudad de Tokyo, carretera perteneciente a Japón que actualmente se apreciaba en uno de sus puntos más concurridos del día.
Hecho que no parecía estar molestando en lo más mínimo a los individuos que se transportaban dentro del elegante vehículo de intenso color negro ónix.
Sasuke: Tengo algo que decirles niños.
Comentó con una suma tranquilidad al decidir dirigir sus ojos negros en dirección a los dos jóvenes artistas que todavía se distinguían observando el gran paisaje, los cuáles a los pocos segundos, habían procedido a enfocar sus respectivas expresiones hacia el guardaespaldas contratado por sus elegantes mánagers.
Siendo el popular pelirubio el que a su vez le dedicó una mueca de disgusto al pelinegro a causa del término que aquél mismo utilizó para llamarlos a los dos.
Sasuke: Tanto Kakashi como Ichigo me han informado de todo, así que poseo conocimiento sobre el plan que ambos idearon para lograr ocultar el embarazo.
Habló con aquél tono tranquilo apoderado de su voz al momento de estar apreciando fijamente a cada uno de los dos artistas, chicos dedicados al mundo artístico que simplemente permanecieron en silencio mientras escuchaban al guardaespaldas, individuo de profundos ojos negros que además en ese preciso instante se encontraba cruzado totalmente de brazos.
Sasuke: Sé que ambos deben permanecer totalmente fuera del ojo público, así que debo mantener total cautela sobre cualquier persona que se les acerque.
Dijo tranquilamente al estar recordando las claras indicaciones que había recibido días atrás por los dos elegantes mánagers más importantes de los últimos tiempos, los cuáles deseaban a más no poder, que todo el asunto que rodeaba el inesperado embarazo de la bellísima Idol Ai Hoshino permaneciera en un absoluto secreto.
Secreto que sólamente se le sería revelado a los trabajadores pertenecientes al gran hospital rural bajo un contrato que asegurará la confidencialidad del asunto.
Sasuke: Los dos permanecerán bajo mi vigilancia la mayor parte del día, todo lo que deban hacer en privado, primero tendrán que informarmelo a mí.