Han pasado 8 horas y no sé nada de Hugo, su camioneta se estrello en un edificio y tenía impactos de bala, el medallón estaba destrozado, pero él no estaba ahí, no había un cuerpo, no había rastro de él, solo sangre espesando en los vidrios rotos.
Cuando cierro los ojos, solo imagino lo que sucedió, el miedo que le provocó, el dolor, la desesperación y el sentimiento de culpa me invade, me transporta de nuevo al lugar en que todo sucedió.
Sentí que el alma se salía de mi cuerpo, que me caía a pedazos y el corazón dejaba de latir. Mi hermano siempre fue mi compañero, mi ancla, mi apoyo y yo lo dejé, no estuve ahí para protegerlo y ahora no sé dónde está ni si está vivo.
De reojo miro a Javier saliendo del despacho de mi padre, la ira me ciega, me acerco bruscamente a él con la intención de golpearlo, pero me detiene, sin pensarlo desenfundo la beretta que tenía fajada en la pierna y le apunto a la cabeza
-Piensa bien lo que estás haciendo- dijo sin soltarme del brazo
Coloqué tiro arriba y tomé el gatillo – No sé dónde estuviste anoche y no me interesa qué estabas haciendo, pero tu puesto de jefe de seguridad no es para usar autos lindos y alardear con armas. Y la traición no la perdono- respondí exponiendo mi ira
-El cargamento no llegó a Barcelona y Hugo se enteró anoche- soltó mi brazo -Tampoco sé que fue lo que sucedió ni porque sus escoltas no estaban con él, pero ahora están muertos. La sangre no era de Hugo, si no del escolta y tuve que llevarme el cuerpo porque el casquillo que lo mató pertenecía al arma que tienes en la mano -
-Hugo estaba involucrado con personas que no piensan ni preguntan razones antes de disparar a la cabeza, se envició en apuestas, perdió el control y…-
-le vendió su alma al diablo- susurré.
- ¿qué quieres decir? - preguntó
- que quiero que te largues ahora de mi casa y que, por una maldita vez, hagas bien tu trabajo- grité. Ya no podía contenerme un momento más, mi hermano está por ahí y no sé si está herido o si está muerto – No me importa lo que creas que haya hecho, si quieres mantenerte con vida encuéntralo y tráelo de vuelta. No me interesa que tengas que hacer ni como lo hagas. -
Se acercó, me tomó de la mano y me abrazó. Quería romperlo todo, pero solo yo me desmoroné, se rompió cada parte de mí, pero me hizo sentir unida, intacta y el mundo comenzó a hacerse pequeño y oscuro.
Desperté sin saber exactamente lo que sucedió ni en qué momento me quedé dormida, el sol enardece y los rayos atraviesan la cortina, posándose sobre mi mejilla, intento evadirlo con la palma de mi mano y así poder abrir los ojos, miro a mi alrededor y estoy en una habitación que no es la mía, en una cama que no es la mía y con demasiada confusión, me levanto en un movimiento al escuchar que tocan la puerta, busco cualquier objeto a mi alrededor para poder defenderme y al no encontrarlo me dirijo al baño.
La puerta se abre lentamente y alguien entra, por la perilla solo logro distinguir unas botas negras tácticas, intento ver algo más y escucho pasos acercándose, abro la puerta un poco y miro a un hombre alto, de complexión atlética.
- ¡JAVIER! - exclamé sorprendida - ¿pero qué rayos?
En seguida volteó a mirarme con la misma sorpresa -Emma, lo siento, creí que ya te habías ido, en la madrugada escuché la puerta
- ¿Qué ya me había ido? Ni siquiera sé que estoy haciendo aquí
-Lo siento, no quise evadir tu privacidad entrando a tu habitación ¿no recuerdas lo que sucedió? Perdiste la conciencia,
- ¿y Cómo se supone que lo recuerde?
-creo que fue exceso de cansancio, ya que te encontrabas bien en general, te traje aquí para que descansaras, quiero aclarar que yo no dormí aquí
- Por tu bien eso espero ¿qué sabes de Hugo?
-En realidad nada, tu padre viene hacia acá para reunirse con el jefe de la policía
- si tú que tienes el acceso necesario para encontrarlo dices no saber nada ¿qué te hace creer que esa persona le dará buena información? Solo son cortinas de humo que mi padre usa para que no depositen su atención hacia nosotros y renovar el contrato.
-Eso lo sé Emma, pero al parecer saben algo que nosotros no y quieren “hablar”
- ¿Acaso creen que pinocho puede negociar con el cuentacuentos? Les deseo suerte para que no les arranquen la lengua. Con permiso
- ¿A dónde vas?
- A veces si no haces tú misma el trabajo, no se hace como debería. Por cierto, explícale a mi padre que su cargamento desapareció y que crees que su hijo lo robó- -tal vez haga más que cortarte la lengua- dije entre dientes
Tomé mi bolsa y salí de la habitación, saqué mi teléfono y tenía un mensaje
HUGO 2:30 AM: No puedes deshacerte de mí tan fácil
-NO PUEDE SER- salí rápidamente de la casa, subí al auto y le llamé a su celular, la llamada se fue directamente a buzón, así que dejé un correo de voz – Hugo sé lo que sucedió, no tienes que hacer esto, por favor llámame. Iré por ti a dónde estés.