Otra estúpida historia de Amor

25

Capítulo 25

Zayn

—Joder, no lo entiendo el capitán Spencer está furioso, me ha dicho de todo... Pensé que eso era lo que quería, pero el solo no deja de hablar de un sobre amarillo...— Catalina musita preocupada mientras camina de un lado a otro dentro de la habitación del hotel. Yo estoy sentado en la cama mirando hacia la nada misma. —¿Cabo MacMiller me estás escuchando?— Catalina me incordia. Me levanto furioso.

—¡No tenías que matarla! ¡NO ERA NECESARIO!— le gritó, ella me mira atónita.

—Si, tal vez no debía hacerlo. La necesitábamos vivas para conseguir el sobre. Pero eventualmente iba a suceder, y si no estás preparado para afrontar esas consecuencias es porque este no es tu trabajo, te equivocaste de profesión — me grita con furia.

— La única razón por la que estoy aquí es porque no he tenido opciones para negarme está no fue la profesión que elegí — musitó decepcionado mientras caminó hacia el clóset.

—Ve a cambiarte, aún tenemos que asistir a la fiesta. La cosa se pondrá fea, seremos los principales Sospechosos sino vamos — masculla con frialdad.

Yo me quito el Blazer, y lo cuelgo. Saco cuidadosamente de él las cosas que tomé de la casa de Fátima Ahmadi. Y lo guardo en el bolsillo de mi pantalon. No confío en Catalina, no puede saber que tengo información. Me saco la camiseta sucia y cojo una nueva. Hago lo mismo con mi Americana.

Miro mis manos y aunque ya están limpias aún siento la sangre de Fátima Ahmadi en ellas. Me da náuseas, se me revuelve el estómago.

Catalina sale del baño después de retocar su maquillaje. Apenas y me dirige la palabra, es lo mejor porque no me apetece hablar con Ella. Solo la sigo en silencio. Llegamos esta ves al parking del hotel, Catalina me avienta una manojo de llaves.

—Tu conduce— agrega. Entrando al asiento de copiloto del Tesla Negro. No respondo nada, me subo y conduzco en silencio hasta el lugar donde será la fiesta que está a escasos minutos del lugar donde nos hospedamos. — Estacionate al menos dos cuadras atrás — agrega. Y yo obedezco. Ella sale del auto una vez yo apago el motor, yo le sigo el paso dejando al menos medio metro de distancia entre ambos.

Aprovecho y saco el teléfono satelital que compré y desde el que he estado llamando a Tyler. Lo enciendo y le marco rápidamente mientras la veo caminar a lo lejos. Tyler me lo coge al primer tono.

—¡Zayn! Joder tío gracias a Dios —

—Tyler necesito que me pongas a Amirah al teléfono — le digo rápidamente.

—No puedo, el capitán Spencer junto a otros militares se la han llevado. La acusan de crímenes de estado y la deportan a oriente de inmediato — estoy atónito de escuchar lo que me dice. El corazón se me paraliza y el aire entra y sale rápidamente de mis pulmones. Ellos van a matarla porque la han descubierto. — ¡Zayn! ¡Zayn! ¿Tío que hago? Estamos desesperados — los gritos de Tyler me hacen entrar en razón. No tengo idea que hacer, debo proteger el sobre amarillo, es fue el encargo de Fátima Ahmadi, debo entregarlo a alguien, pero no puedo dejar que regresen a Amarah, la matarán.

— No puedo hablar más, pero escucha con atención. Quiero que le digas al capitán Spencer que tengo el sobre amarillo que tanto busca y que solo se lo daré si me entrega a Amarah—

—¿Sobre amarillo? ¿Que te entregue Amarah? ¿QUE ESTA PASANDO?— Tyler intenta entender.

—lo mejor para ti es que no sepas más de lo que deberías, dile lo que te he dicho, es la única manera de salvarla... Volveré a llamar en dos días y pararemos el intercambio... Cuidate mucho y también cuída a mamá — cuelgo de inmediato al ver a Catalina mirarme de brazos cruzados.

—¿con quien hablabas? — Cuestiona alzando la ceja.

—Con mi mujer, necesitaba consuelo— miento vilmente, espero que sea suficiente para que no haga más preguntas.

—¿Lo obtuviste?— agrega, yo asiento en respuesta. —Bien, ahora concéntrate en hacer la actuación de tu vida, compartiremos un rato, nos iremos a Istambul y de ahi volaremos a América — agrega y yo asiento.

Ella me toma de brazo y caminamos hasta la entrada del evento donde entrega la invitación. El guardia de seguridad la revisa minuciosamente y luego de un rato nos las entrega.

—Bienvenidos— Musita.

—Muchas gracias — le responde Catalina.

Entramos a la fiesta que está llena de personas que parecen ser muy importantes. Ella toma un par de copas de una bandeja. Me entrega una y bebe la otra de un sorbo. Luego de eso se acerca hacia un grupo de mujeres que claramente son de oriente Medio. Lo sé por el Hijab negro que cubre sus cabellos.

Me quedo a lo lejos mientras observó que mierda hace. Las mujeres la miran con recelo al principio, pero luego ella comienza a hablarle en árabe y se gana un poco su confianza. No entiendo a Catalina, a veces parece que obedece ciegamente órdenes, otras me parece que está infiltrada, otras veces me parece que es parte de ellas, de las abejas.

— Estoy paranoico— mascullo bebiendo de un sorbo mi copa, después de todo ya no confío en NADIE. Si Amirah quien pensaba era inocente y frágil, fue capaz de engañarme de esa manera, Catalina peor, todos mienten a su conveniencia, debo jugar con precaución.

Luego de un rato se va con las mujeres y la pierdo vista. —¡ joder!— musitó enojado y comienzo a buscarla entre la multitud. No está por ningún lado. Camino por todos los rincones del salón y no le veo. —Si no está aquí dentro debe estar fuera en el jardín — me digo a mi mismo. Salgo de forma disimulada para no llamar la atención.

Me asomó en el balcón y por fin la veo. Está hablando en la parte de abajo con una mujer rubia, con rasgo rusos. ¿Quién diablos será?

Sigo observando y veo como de de repente una luz roja le apunta a Catalina en la cabeza.

—Francotirador— cojo otra copa y aviento el líquido de forma disimulada ella se mueve un poco ante el contacto con el líquido y alza la mirada, hago la seña que acordamos hacer cuando hay una emergencia, ella lo entiende y se mueve la luz se va por segundos pero vuelve a aparecer. Catalina está intranquila pero no entiende que pasa. Tampoco puede demostrar que algo sucede.




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