Capítulo 26
Amarah
Estoy parada frente al capitán Spencer quien me mira con un desprecio absoluto.
—¡Quítenle las esposas!— ordena con mucha rabia. Los hombres le obedecen y me liberan. Luego me toman con fuerza del hombro y me sientan de culo en la silla. —Bien Amarah, te diré que no estás en posición de negociar nada, habla por las buenas o te arrancaré las uñas.
Su voz es tenebrosa, si me hablara en mi lengua natal diría que es tan cruel como la de los líderes del orden.
—Podrás hacer lo que desees y no voy hablar igualmente. Parece que se te olvida con quién tratas— le amenazó. Tengo miedo, pero no puedo demostrarlo. Nunca más volveré a tenerle miedo al miedo.
Él suelta una risa tenue y luego le hace señas a uno de sus hombres quién se acerca a mi y me golpea el estómago tan fuerte que me saca el aíre...
—Dejaras este estúpido juego o te arrancaré el aguijón puta abeja desorientada, tu y todas las tuyas me tienen harto de tanta estupidez ¿Qué pensaban? ¿Qué podrían tener algún valor aquí afuera? ¡son solo objetos que nacieron para ser usados y desechados!.
Le escupo en la cara, eso lo hace enfurecer aun mas y evidentemente su violencia sube de nivel.
—Quemare el puto panal y acabare con todas ustedes de una vez por todas— Él vuelve a amenazarme. — Y así tu no hables encontrare el puto sobre amarillo, quemare todas sus estúpidas pruebas y... — él va a golpearme otra vez pero se detiene al oír que alguien le llama.
—Capitan, Tyler al telefono— En su defecto golpea la mesa con fuerza.
— AHORA NO ESTOY PARA ATENDER PENDEJADAS—
—¡Pero no son pendejadas! Dice que Macmiller tiene lo que usted busca, que le llamara en breve para pactar la entrega y evidentemente las condiciones—
Zayn esta vivo, que alegría me da escuchar eso...
—¡JODER! ¿COMO QUE VIVO? ORDENE QUE LOS LIQUIDARAN A AMBOS EN LA FIESTA.
Spencer grita furioso y toma el teléfono con desagrado. Escucha todo lo que Tyler le dice y mientras lo hace me mira un par de veces con frutración. Luego que la llamada se acaba lanza el teléfono con furia al suelo.
— ¿Disparo?— uno de sus hombres pregunta apuntándome con un arma en la cabeza.
—Te diría que sí, pero aun no puedo deshacerme de ella... Tanto ella como su noviecito resultaron ser una piedra en el zapato— Musita levantándose de la silla y acercándose. — Eres como un puto gato Amarah, pero ya se te van agotando las vidas— me vuelve a sacar el aire de un puñetazo.
Las lagrimas se me salen y lo miro mareada...Estoy apunto de perder la conciencia, pero mientras lo hago recuerdo las palabras de mi hermana el día que decidimos iniciar este movimiento que le costo la vida a muchas de nuestras hermanas, pero que ha salvado a un sin numero de mujeres y niñas.
Dos años atrás:
Oriente.
—Lo que vamos a iniciar es una sucesión de peripecias que en su mayoría serán desfavorables, muchas de nosotras puede morir en el camino, pero la idea, el movimiento no, la llama continuara encendida, y será una luz de escapatoria para aquellas que están destinas a llegar al final del camino. Así que si nos atrapan se vale sentir miedo, se vale sentir dolor, pero nunca se negocia la libertad a cambio de información, porque si lo hacemos entonces estaríamos no solo cavando nuestra propia tumba, sino también estaríamos poniendo fin a la libertad del movimiento, a la vida de todas nuestras hermanas, y estaríamos envenenando el panal de nuestra colmena. Nunca confíen por completo en un hombre chicas, por favor métanse eso en la cabeza.
Fátima Amhadi musita con fervor sus instrucciones en la Reunión realizada a escondida en el sótano de Yamal Admet, un hombre practicante de otra religión, con ideas diferentes, que apoyaba la causa y junto a la chica fundaron la misión.
Hadassah mira confundida la pizarra con indicaciones y el plano de la misión, pero lo que le causa aun mas ruido, desconfianza e impresión es la presencia de Yamal Admet en el lugar. Levanta la mano para intervenir, y presentar sus dudas a su hermana.
—¿Si Hadassah?— Fátima musita con un tono débil y sonriéndole con ternura a su dulce e inocente hermana menor.
— Me ha quedado claro que si nos atrapan no podemos revelar información, que así nos torturen debemos guardar silencio, que morir por la causa es nuestra forma de ser libres y la manera de mantener la llama del movimiento libertador encendida. Pero lo que no entiendo es como dices que no podemos confiar en los hombres y tienes como mano derecha a Yamal Admet, un hombre...— la interrogante de Hadassah causa murmullo entre la docena de chicas y mujeres presentes en la Reunión. Fátima sonríe ante la intrépida pregunta de su hermana.
— A menos que ese hombre se gane tu entera y absoluta confianza, con hechos que hablen por si solos, no con palabras...— Fátima contesta y su respuesta no aclara la duda de su hermana.
— ¿Qué ha hecho de diferente Yamal Admet para merecer estar en este lugar escuchando nuestros planes y nuestras estrategias? además de prestarnos su sótano, claramente— Hadassah se levanta y mira con dudas a Yamal. Otras chicas tambien se levantan y la apoyan.
—Hadassah tiene razón ¿Qué nos garantiza que este hombre no va a vendernos a los fundadores del orden?— Otra de las chicas pregunta alterada. Fatima pide calma, pero ninguna les escucha, el miedo se ha apoderado de la mayoria. Es entonces cuando Amarah se levanta.
—¡Yo soy su esposa y se los garantizo! Yamal Admet es el hombre mas leal e integro que he conocido en mi vida.
— Tu opinión no vale, es tu marido. Duermes con el— Hadassah exclama con recelo.
—¡Hadassah!— Fatima le reclama, pero Amarah le interrumpe.
— Mis padres me vendieron a él por una mísera cantidad de dinero cuando era una niña. Se que saben como funcionan las cosas para nosotras aquí, y las pocas oportunidades que tenemos. Se que saben como funciona también el proceso después de la boda, lo que se tiene que hacer...— Amarah hace una pausa, todas le miran con dolor, ella simplemente continua — él jamás me ha tocado desde que estamos juntos. Ese hombre no solo ha respetado mi integridad, sino que ha nutrido mi mente con conocimiento, me ha amado de una forma diferente y me ha enseñado todo lo que sé. Asi que podéis dudar de cualquier hombre, pero nunca de uno que sea capaz de sacrificar su endereza, su masculinidad y poner el riesgo su vida por cuidar de una mujer.
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Editado: 22.02.2025