Otra estúpida historia de Amor

27.

capitulo 27
ZAYN
Estoy en el aeropuerto Estambul esperando que nuestro vuelo a Suiza. Mientras caminó con desesperó de un lado a otro.
—Calmate, MacMiller. Spencer no tiene tiempo de hacer nada a Tyler. Está desesperado por tener lo que desea, además ya tiene mucho encima con tener a Hadassah de rehén.
—Si, bueno es mi mejor amigo. Quedo en silla de ruedas por mi culpa...
Trago salíva al recordar cómo fue.
—Déjalo ir, no hacen falta las cargas del pasado, tenemos un caos justo ahora, ademas ya hay que embarcar.
Catalina musito llevándome a la calma temporal, juntos embarcamos y pudimos dormir un par de horas en el avión porque el cansancio nos invadió.
El avión aterrizó en Zúrich en medio de una noche helada. Catalina y yo descendimos con pasos medidos, conscientes de que cada segundo contaba. Nos dirigimos a un punto de encuentro previamente acordado, un café discreto en una de las calles menos concurridas de la ciudad. La tensión era palpable; el peso del trato con Spencer me quemaba por dentro, pero no podía permitirme fallar. Hadassah dependía de esto.
Zahra nos esperaba en una mesa al fondo. Su mirada era afilada, calculadora, pero en sus ojos oscuros brillaba un ápice de reconocimiento cuando me vio. No confiaba en mí, lo sabía, pero estábamos en el mismo bando. Nos sentamos frente a ella sin perder el tiempo.
—¿Lo tienes? —pregunté en voz baja.
Zahra deslizó un sobre envuelto en una bolsa de seguridad sobre la mesa. Lo tomé con cuidado, como si fuera un objeto sagrado.
—Este sobre puede hundir a Spencer y a toda su red. Pero no puedes ir solo —advirtió Zahra—. Si algo sale mal, Hadassah morirá.
Catalina apoyó los codos sobre la mesa, inclinándose hacia nosotros.
—La única manera de asegurarnos de que Spencer no nos traicione es atraparlo en el acto. Necesitamos pruebas y una estrategia de escape.
Respiré hondo. No había margen de error.
—Zahra, ¿puedes asegurarte de que la policía suiza esté lista para intervenir? Nosotros llevaremos a Spencer al lugar de intercambio y lo expondremos. Cuando intente quedarse con el sobre y Hadassah, los agentes podrán intervenir.
Zahra asintió y se levantó.
—Nos veremos en el punto de encuentro mañana. No falles, Zayn.
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AMARAH (HADASSAH)
Las esposas mordían mis muñecas mientras Spencer me escoltaba fuera del avión privado. Mis piernas apenas me sostenían, pero no podía permitirme mostrar debilidad. La brisa helada de Suiza cortó mi piel mientras avanzábamos por la pista.
—Espero que Zayn no intente hacerse el héroe —murmuró Spencer a mi lado—. Sería una lástima que todo terminara aquí para ustedes dos. Tengo planes mas creativos para ustedes.
El auto nos llevó a un edificio abandonado en las afueras. Dentro, solo había una mesa, dos sillas y varias sombras armadas en los rincones. No había escapatoria.
Minutos después, la puerta se abrió y Zayn entró con una chica a su lado. Su mirada se fijó en mí de inmediato, su alivio disfrazado de determinación. En su mano, el sobre amarillo.
—Aquí tienes lo que querías —dijo, extendiéndoselo a Spencer—. Ahora, suéltala.
Spencer sonrió con suficiencia, tomó el sobre y lo abrió. Sus ojos recorrieron las páginas mientras su expresión cambiaba de satisfacción a preocupación.
—¿Qué es esto? —preguntó, frunciendo el ceño.
—Pruebas suficientes para que pases el resto de tu vida en prisión —respondió Catalina.
Los disparos resonaron antes de que pudiera reaccionar. Catalina empujó a Zayn y sacó su arma. El caos estalló. Me tiré al suelo mientras los guardias de Spencer abrían fuego.
Entonces, las sirenas sonaron.
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Las fuerzas especiales irrumpieron en el edificio con precisión quirúrgica. Zahra había cumplido su parte. Los guardias de Spencer cayeron uno a uno hasta que solo él permaneció en pie, con el arma apuntando a Hadassah.
—¡No des un paso más o la mato! —gritó, desesperado.
Zayn levantó las manos, su mirada fija en Hadassah.
—Ya perdiste, Spencer. No tienes escapatoria.
Los agentes avanzaron en formación. Spencer apretó la mandíbula, sopesando sus opciones… y entonces, sonrió.
—Tal vez no, pero aún puedo ganar algo —susurró antes de presionar el gatillo.
El disparo resonó. Hadassah cerró los ojos.
Y la oscuridad la envolvió.
El estruendo del disparo sacudió la habitación. Hadassah sintió el impacto antes de procesarlo. El aire se le escapó de los pulmones, pero el dolor no llegó. Cuando abrió los ojos, vio a Spencer tambaleándose hacia atrás, su pistola cayendo de su mano.
Catalina bajó su arma lentamente, con el cañón aún humeante.
—No vuelvas a amenazar a una mujer frente a mí —dijo con frialdad.
Spencer cayó de rodillas, con una herida sangrante en el hombro. Apretó los dientes, pero la furia en sus ojos no desapareció ni siquiera cuando los agentes lo rodearon, apuntándole con sus armas.
Zayn corrió hacia Hadassah y la tomó entre sus brazos, palpando su cuerpo en busca de heridas.
—¿Estás bien? —su voz era ronca, desesperada.
Ella asintió, aún en shock.
Los agentes esposaron a Spencer y lo levantaron a la fuerza. Su traje, impecable minutos atrás, estaba arrugado y empapado en sangre. A pesar de su estado, sonrió.
—Esto no ha terminado, Macmiller—susurró, sus ojos oscuros fijos en Zayn—. Nunca termina.
Zayn lo observó con la mandíbula tensa mientras lo arrastraban fuera del edificio. No se permitiría creer en sus amenazas. No ahora.
Hadassah se apoyó contra él, su cuerpo aún tembloroso.
—Terminó —susurró Zayn, envolviéndola en sus brazos—. Al menos por ahora....




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