Otra novia para papá

Capítulo 9: Demasiado parecidas

Lizzy
Conduzco hacia mi casa con una sonrisa en mis labios, debo agradecer a mi hija, gracias a ella volví a ver a Christopher y ya empecé con mi plan, no le soy indiferente y siendo sincera, el golpe a su auto no fue sin querer

— ¿Mamá de verdad no estás enfadada? — miro a Rachel, mi hija es tan buena e inocente

— Claro que no mi amor, ya te dije, devuelve lo que te hagan

— Es que ahora me siento mal, le pegué muy duro

— No es tu culpa que el libro pesara tanto hija— freno frente a la casa—si te quita la culpa un poco piensa que el escritor del libro es el culpable por hacerlo tan grande y pesado— mi hija ríe y ambas bajamos del auto

— ¡Lizzy! — chilla Melissa— ¿ Qué le pasó a tu auto?

— Ah eso— miro el golpe— si ves como quedó el otro— entro a la casa riendo con mi amiga detrás

— Mandaré a arreglar tu auto ahora mismo y

— No— la detengo y sonrío— quiero que llames a mi abogado y que junto a Miguel me compren uno de esos autos

— ¿Qué autos? — ruedo los ojos y me quito los zapatos que me están matando

— Te suena el nombre Christopher Lewis, quiero su auto nuevo

— Son edición limitada y

— Si, sé lo que valen, ya dile a Miguel— mi amiga asiente sin dejar de mirarme cuando me lanzo a mi cama— Ah, de ser posible que sea rojo, quiero que llame bastante la atención y lo quiero para hoy en la noche

— ¿ Qué vas a hacer Lizzy? dime que ya desististe de tu plan?

— Desistir? — río a carcajadas — yo nunca desisto amiga y menos ahora, luego de comprobar que a Christopher no le soy indiferente, si ves como lo dejé— muerdo mi labio— menudo problemón en sus pantalones

— ¿Qué hiciste? cuenta todo — río cuando mi amiga se sube a la cama—acaso tú y él ya

— Qué? no Melissa, no seas tan sucia — ambas reímos y comienzo a contarle todo, al terminar me quedo mirando el techo en silencio

— Miguel y yo nos acostamos— miro a la velocidad de la luz a mi amiga que está mirando el techo

— ¿ Cuándo, cómo, donde? — ella ríe

— Cada vez que queremos — la confesión me deja con la boca abierta — pero para él es solo sexo, me lo ha dejado claro

— ¿Y tú estás enamorada?

— Como una loca— sonrío y me acomodo para mirarla mejor

— ¿Y por qué crees que él no lo está de ti? Miguel y tú hacen una bonita pareja

— Está enamorado de otra—me mira con tristeza — y solo me usa porque la ve a ella como inalcanzable

— Bueno, pero puedes enamorarlo, apuesto a que eres mejor que esa otra— mi amiga niega

— No, ella es inteligente, bella, es perfecta, no puedo competir contra ella

— No digas eso Melissa— río y me levanto de la cama, le extiendo mis manos que toma y hago que se levante — eres bella, inteligente y perfecta también

— No como ella— se me queda mirando, luego sonríe y aparta la mirada— pero no quiero hablar sobre eso

— Conquístalo amiga, no te des por vencida, ha tenido algo él con esa otra?

— No

— ¿Y tiene posibilidad?

— Creo que no

— Entonces no debes preocuparte — la atraigo hacia mí y la abrazo— es más te ayudaré para que conquistes ese corazón, Miguel será tuyo— asiente y se aleja de mi

— Lo llamaré ahora para lo del auto, ya que no te puedo quitar la idea de la cabeza entonces te ayudaré con tu loco plan

— Eres la mejor— le lanzo un beso y se va mientras llama a Miguel.

Mi teléfono suena y al ver que es Owen lo cuelgo enseguida, seguro quiere hablar de la ridícula demanda y está más que loco si cree que tiene alguna posibilidad de ganarme a mí en algo, menos en eso

— De verdad que se parecen— murmura Miguel a mi lado mientras vemos las fotos en mi lapto de la difunta esposa de Christopher y un mal sabor se instala en mi boca, somos demasiado parecidas

— Aún no tanto, pero ya verás luego— sonrío, me mira raro

—¿Luego de que Lizzy?, ¿ qué vas a hacer?

— Miguel soy idéntica al amor de la vida de Christopher y usaré eso a mi favor

— Son iguales más bien— Melissa entra a la habitación — excepto por los ojos y el cabello— ignora por completo a Miguel

— Todo tiene solución — musito y sonrío mirando las fotos de la chica, ¿por qué nos parecemos tanto?

— Mira ya contacté con la mejor abogada de la ciudad para lo de la demanda de Owen — miro con orgullo a Melissa— es una amiga de la Universidad, le hablé que necesitaba un favor y accedió a conocerte, aún no le he dicho de qué se trata ni quien eres, pero ella es la mejor

— Si dices que es la mejor entonces te creo

— ¿Tú la apoyas con la locura de Christopher? — Miguel le habla a Melissa que lo mira

— Tanto como tú, compraste el auto

— Solo porque es un buen auto— yo río

— A ver, si no se sienten bien ayudándome, no tienen que hacerlo, seguirán siendo mis amigos

— Liz— Miguel toma mis manos y mira mis ojos— jamás dejaré de apoyarte, estoy contigo y aunque no me guste lo que hagas estoy a tu lado, aunque sigo pensando que es una locura y que van a salir muchos heridos de esto

— Gracias Miguel — acaricio su rostro con mi mano y el golpe de la puerta cuando Melissa sale casi me causa un infarto — ¡Dios! esta loca me va a matar de un susto— Miguel ríe

— Bueno ahora cuéntame todo tu plan, ¿ cómo entrarás a la empresa y cómo enamorarás al millonario?

****
Me miro al espejo por última vez, al final me decidí por un vestido blanco ajustado y algo corto en la parte delantera, toco mi cabello que está suelto y quedó perfecto, sonrío y pinto mis labios de rojo, tan rojos como el auto que me espera, es magnífico y subo a él sin pensarlo dos veces.

Las fiestas de Jackson siempre son con alfombra roja y todo, las personas más importantes se reúnen, beben, hablan y cierran negocios, no es una fiesta como cualquier otra, el club de Jackson es único y especial y sus fiestas son así también, en palabras simples, no aptas para menores de edad ya que no hay reglas, ni leyes ni límites, solo uno, disfrutar al máximo.
Al llegar estaciono mi auto con cuidado, auto que llama la atención de todos principalmente de los reporteros, los cuales vienen hacia mí en cuanto me ven bajar

— Señorita Smith, llamó autos de porquería a los autos de Lewis, pero acaba de llegar en uno— son las palabras de uno de ellos, sonrío y lo miro

— Como toda persona perfecta yo uso cosas perfectas y amigos míos, este auto debía ser mío — los comentarios no se hacen de esperar y continúo caminando

— ¿ Está diciendo que se retracta de sus palabras? — volteo a ver al otro reportero

— Estoy diciendo que sé rectificar mis errores y pedir perdón por ellos

— ¿Entonces como califica a Christopher y su nuevo proyecto? — vuelvo a sonreír y mis ojos viajan a los de él que me está mirando y acaba de llegar, pero los reporteros están sobre mí

— No se puede calificar porque nadie es su rival, hay autos y autos perfectos, Christopher crea lo segundo y por esa razón hoy llegué en uno de ellos

—¿Entonces será su rostro el que de a conocer estos autos? — miro al periodista que acaba de hablar

— Eso solo si el Dios de los autos acepta — le guiño un ojo a Christopher y sigo mi camino ignorando las exclamaciones y las preguntas, entro al club sin dejar de sonreír

— Ha llegado el alma de mi fiesta! — grita Jackson cuando me ve y camina hacia mí— estás preciosa Lizzy

— Como siempre ¿no?

— ¿Serás mi acompañante esta noche? — puedo sentir la mirada de Christopher sobre mí y acepto la mano que Jackson me extiende, también puedo sentir la mirada de Diana, la cual llegó agarrada de su brazo cosa que me descolocó, pero ya veré como me libro de ella

 Las bebidas pasan frente a mí, la música ensordece, los ricos no dejan de apostar, bailar y beber

— ¿Quieres ir a la segunda planta? — pregunta Jackson en mi oído y sonrío, esa planta es el infierno mismo donde hay todo tipo de juegos, pero también están las habitaciones

— ¿Por qué no? — él sonríe satisfecho con mi respuesta, me da la mano y me guía hacia las escaleras, pero una camarera choca contra él derramando la bebida que traía en Jackson

— ¿Eres ciega? — le grita a la chica que baja la mirada— mi cielo — me mira— voy a los baños ve subiendo — asiento y lo veo alejarse, pero cuando solo doy dos pasos hacia las escaleras unos fuertes brazos me rodean y me llevan hacia el elevador

— ¡Salvaje! ¿qué te pasa? — le reprocho a Christopher que me mira serio y hace que las puertas del elevador cierren, me sujeta cuando intento escapar, no puedo estar aquí dentro

— Vamos a hablar

— acá no, Christopher— detiene el ascensor y trago en seco— déjame salir, no juegues así—siento como si las paredes de esto se hicieran más pequeñas

—¿Jugar? — me agarra y me pega a una pared — ¿soy yo el que está jugando? ¿Y por qué demonios llevas el mismo color de cabello que Siena? — mi respiración se descontrola mientras él me mira confundido, sí, ya no soy rubia y el castaño me pega tanto que parezco el vivo retrato de su esposa.

— Déjame salir, hablamos fuera, yo — las luces se apagan de un segundo a otro y solo veo como Christopher intenta darle marcha al ascensor y este no funciona, mi corazón comienza a latir demasiado fuerte y

— Bueno, algún problema hay— escucho que dice, pero yo solo puedo oír bien los latidos de mi corazón — estamos encerrados Lizzy, mejor así hablamos sin problemas — me mira y frunce el ceño al verme

— Encerrados, estamos encerrados— repito y siento que el aire me falta, necesito oxígeno, pero por más que respiro siento que menos me llega y a cada segundo que pasa encuentro el espacio más pequeño

— ¿Lizzy qué pasa? — Christopher pone las manos en mi rostro, pero siento que las piernas me fallan

— Sácame de aquí, saca— intento respirar, me es imposible y las lágrimas salen de mis ojos— no puedo respirar

— ¡Joder! ¿eres claustrofóbica? — no logro responder lo obvio — ¡Lizzy! —caigo al suelo escuchando mi nombre y mirando sus ojos que parecen preocupados —¿Lizzy?



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En el texto hay: humor, niños, romance

Editado: 03.06.2023

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