Christopher
La veo desvanecerse frente a mí y no sé que demonios hacer, jamás imaginé que algo así pudiera pasar, la veo tratar de respirar, pero es como si no pudiera hacerlo y parece una niña indefensa con miedo al encierro. Saco mi teléfono, es obvio que no tengo señal pero enciendo la linterna
— Lizzy mírame— toco su rostro para que abra los ojos— ¡mírame! — repito y ella abre sus hermosos ojos cautivándome con ese azul que me hipnotiza— no estás sola, estoy contigo ¿si? — asiente levemente — no dejes de mirarme, respira, imagina que estas en otro sitio— acaricio sus mejillas — imagina tu lugar favorito, ¿cuál es Lizzy?
— mi casa— murmura y entrecierro los ojos, ¿en serio? — con mi hija
— Pues imagina que estás ahí con tu hija Lizzy, respira con calma, no estás sola— la abrazo y se abraza de mí con fuerza — estas en casa, con tu hija, ¿ Qué les gusta hacer?
— Nos gusta — ella toma aire antes de seguir— nos encanta cocinar
— Es perfecto— sonrío y acaricio su espalda— respira lentamente Lizzy, todo está bien— cierro mis ojos y la imagen de Siena viene a mi cabeza, de pronto las luces se encienden y las puertas del ascensor se abren, el ruido, la música y las luces me sacan de mi trance y me pongo de pie ayudando a Lizzy
— Gracias Christopher — ella sonríe, mira hacia fuera y
—¡Lizzy! — digo, pero se ha desmayado en mis brazos.
La dejo con cuidado en la cama de una de las habitaciones, mirándola así con los ojos cerrados es como si estuviera viendo a Siena, el mismo rostro y más ahora que ya no es rubia, paso mi mano por su mejilla y mis ojos se llenan de lágrimas, es como volver a tocar a mi esposa una vez más
— Siena— musito sin dejar de mirarla, pero abre los ojos y al ver ese azul despierto de mis recuerdos— Lizzy
— Christopher — se sienta en la cama sin dejar de mirarme — ¿ Qué pasó?
— Te desmayaste, estamos en una de las habitaciones del club
— Gracias— ella me sonríe débilmente
— ¿ A qué juegas Lizzy ? ¿ por qué cambiar tu color de cabello por el mismo que tenía Siena?
—¿ Quién es Siena? — la miro entrecerrando los ojos
— No te hagas la tonta, sabes que es mi esposa
— Christopher yo no conozco...no conocí a tu esposa, lo siento
— Deja de mentir, no te creo nada, ¿por qué cambiar el color?
— No lo sé, fue un arrebato
— Claro— río y niego con la cabeza— ¿me crees tonto? No has dejado de jugar conmigo, ¿ qué pretendes?
— Chris no juego contigo— sonrío, Siena también me llamaba así
— Soy Christopher, llámame de esa forma— alza una ceja— y deja de mentir, odio las mentiras Lizzy, no las soporto ni las perdono
— Ok— ella respira hondo— no te mentiré Chris... disculpa Christopher, hazme las preguntas que quieras, responderé sin jugos y sin mentiras
— Bien— me siento frente a ella— por qué cambiaste el color del cabello?
— Ya te dije— rueda los ojos— una locura, me cansé del rubio y quise probar, cosa de mujeres— suspiro hondo buscando la mentira en sus ojos pero no encuentro nada
—¿Por qué criticar mi proyecto frente a todos? ¿ por qué querer destruir mi empresa? trabajas con la empresa de tu esposo?
— En primer lugar es mi ex— ella baja la mirada — y quiero que sepas que no quería arruinar tu proyecto ni tu empresa ni tu imagen, ese día estaba harta de que me insistieras con lo mismo, odio los autos— vira los ojos—si tengo uno es porque odio más caminar— río sin poder apartar mis ojos de los suyos —en fin, en esa fiesta discutí con Owen, no te diré el por qué, solo te diré que perdí la razón y bebí de más, luego desquité toda mi rabia contigo, Christopher — ella pone una mano sobre la mía — te juro que mis disculpas son sinceras, no quería ni quiero hacerte daño— su caricia en mi mano no me permite pensar en más nada
— ¿Ibas a venir a las habitaciones con Jackson? — sonríe y niega
— Nop, venía a los juegos
— Casi todos esos juegos terminan con sexo
— ¿Celoso? — alejo mi mano de la suya y me pongo de pie
— De usted? Claro que no, ahora debo irme, mi novia está abajo esperándome — su mirada cambia por completo
— ¿Prometida o novia? — volteo cuando la escucho y sonrío
— Futura esposa— respondo y ahora ¿quién es la celosa? Sonrío, su mirada es de decepción total, está celosa, se nota y salgo riendo de esa habitación.
— Qué hacías con ella? — me encuentro a una Diana que se nota ha bebido demasiado y está furiosa
— Le daba apoyo, ya nos vamos
— Christopher— Diana se aleja de mí— puedes estar con cualquier mujer pero no con esa arpía
— No estoy con ella Diana, ya vámonos — agarro su brazo y camino con ella hacia la salida, pero cuando iba a subir a mi auto esa voz me detiene
— Chris— se acerca a mí sonriendo— ¿me llevas? aún no estoy bien— sonrío mientras Diana resopla
— Voy con mi novia señorita Smith — ella deja de sonreír, al parecer el rechazo no le gusta — pero le llamaré un taxi si desea
— Váyase al infierno — murmura ya que hay varias personas cercas y la veo caminar hacia su auto
— Ya vamos Christopher—Diana me llama, subo a mi auto, pero espero a que Lizzy suba al de ella, luego conduzco detrás de ella, no es por nada, pero quiero saber dónde vive, miro a Diana que se ha quedado dormida y al mirar al frente me desconcierta ver el auto de Lizzy que ha perdido el control, ¡qué demonios! acaso olvidó como se conduce?
— Lizzy — murmuro cuando su auto sale de la carretera y termina contra un árbol, mi corazón late a mil mientras voy hacia ahí y mis manos están sudando —¡ Lizzy! — me siento culpable, no debí dejarla sola después de todo.
Abro la puerta del auto que ha quedado destrozado y saco a la chica que está inconsciente y con sangre en la frente
— Despierta — murmuro mientras la tengo en mis brazos, Diana aparece — Llama a una ambulancia! — le grito, pero esta se ha quedado en shock mirando a Lizzy — ¡Diana! — vuelvo a gritar y reacciona entonces alejándose con el móvil en la mano
— Vamos Lizzy, no me hagas esto, abre los ojos — mis lágrimas se juntan en mis ojos, la frase que tanto dije en el pasado cuando sostenía el cuerpo de Siena en mis brazos es la que repito una y otra vez— abre los ojos, por favor— y esta vez funciona porque Lizzy abre los ojos y me mira, sonrío como tonto
— ¿Llorabas? — es su pregunta al verme y toca mi rostro
— Diablos! te dije que no deberías tener carnet de conducir
— Y yo que tu auto era una porquería, los frenos fallaron — frunzo el ceño y ambos sonreímos
—¿ Estás bien?
— No— se sienta y termina demasiado cerca de mi rostro para luego poner una mano en mi mejilla— ¿ por qué llorabas Chris? — cierro los ojos con el tacto de su mano y luego siento sus labios rozar los míos, Lizzy me besa y yo me dejo llevar por el momento correspondiendo a la caricia de sus labios, no quiero dejar de besarla pero
— ¿Qué Diablos ocurre aquí? — grita Diana y de golpe me separo de Lizzy