El día transcurría como otro normal, llegaba a su puesto de trabajo, revisaba la agenda de su jefe, se puso al día en lo que tenía atrasado, en ese momento terminó de hacer unas llamadas y se disponía salir a almorzar.
Llego al ultimo piso donde su amiga Carmen quien era la recepcionista y salieron.
Llegaron al restaurante de todos los días, hicieron su pedido y esperaron. Se quedo pensativa mirando por la ventana del lugar sin escuchar la charla de su amiga que hablaba sin parar de su novio y sus constantes salidas, se quedo pensando en su vida, no se quejaba, había sido una vida tranquila sin muchos sobresaltos, bueno, no últimamente… y recordó.
Había nacido en una familia acomodada, era la primera hija de tres, sus padres habían sido muy estrictos con su educación, los mejores colegios, la mejor universidad pero bajo un régimen casi militar, no tenía permitido salir con amigos y mucho menos tener novios, sus otros dos hermanos tenían un poco mas de libertad por ser hombres, pero sus padres no los dejaban involucrarse con cualquiera.
Esos años infantiles no habían asistido a los cumpleaños de sus amigos, paseos escolares y todas esas diversiones que tenían los niños normales, ellos siempre estaban en casa, la única salida era a la escuela y cuando su padre daba las fiestas en sus empresas; pero no se quejaba, su mama era la mejor del mundo, nunca dejo que esto afectara a sus hijos, celebraba sus cumpleaños a lo grande aunque los únicos invitados eran ellos mismos, tenían muchos regalos y siempre un pastel gigante, inventaba juegos en los que su encierro se hacía mas llevadero, su mamá era la mejor y no dejaba que ellos anhelaran mucho la vida fuera de su casa; su padre los amaba, a su manera, pero los amaba. Lo peor llego cuando terminó la universidad y su padre decidió que era hora de formar una familia aparte, todo se convirtió en caos, la obligó a escoger entre los hijos de sus mejores amigos, “escoger” entre comillas por que los candidatos los seleccionó el, según sus palabras, tres hombres hechos y derechos que podían llevar su apellido con dignidad y harían de ella la mujer mas feliz del mundo.
Lloró muchas noches por lo que su padre la obligaba a hacer, sus hermanos quisieron ayudarla pero por miedo a las reprimendas de su padre no lograron hacer mucho y su mama realmente no pudo hacer mayor cosa, después de miles de lagrimas derramadas, suplicas a su padre y resignación escogió casarse con el que parecía un poco mas tierno, Fabian Montes.
La boda se celebro 3 meses después de su elección, su padre les regalo el viaje de boda, la ceremonia fue muy sencilla con familiares de parte del novio y los amigos de su papá. Su mama no dejo de llorar hasta después que salieron de la iglesia, sus hermanos se veían muy dolidos por no hacer nada pero ella los reconfortó y les aseguro que todo iba a salir bien, y así fue.
Fabian resultó ser un joven muy tierno y amoroso, y aunque estaba consiente de la forma en que llego a darse su unión, era comprensivo y muy paciente con ella. Después de su viaje de novia se instalaron en una bella casa de dos plantas a las afueras de la ciudad, el se iba todas las mañanas a trabajar y ella se quedaba en casa, el le dio la libertad que su padre nunca le dio, pero ella no sabía que hacer, le enseño a conducir y a seguir sus estudios, no quiso seguir en la universidad y se dedico a hacer cursos cortos de culinaria, repostería, floristería, bordado y cuanto cursos manuales se les atravesaba, Fabian la apoyaba en todo y llego el momento en que sentía que realmente lo amaba.
Después de dos años de casado y nada de hijos le comentó a su esposo que quería trabajar y el la apoyo, su padre por supuesto puso el grito en el cielo pero admitió que ya tenía poder sobre ella y que su esposo decidiera y así fue como llego a la empresa Working Inc, su jefe era un amigo de Fabian que necesitaba una asistente y el trabajo le quedo de maravilla, de eso hacían ya dos años, se acopló de maravilla, su jefe era un amor, sus compañeros la querían y su esposo la apoyaba.
Su esposo, ese que en su corazón sentía que amaba, que le había enseñado la libertad, que la apoyaba en todo lo que se le ocurría, pero que su cuerpo no anhelaba. Se sentía egoísta por pensar así, el era un hombre maravilloso, tierno, amoroso, pero sentía que le faltaba algo, su mama le decía que necesitaba un hijo para que todas sus dudas se erradicaran pero por mas que lo intentaba no quedaba embarazada.
Tenía una vida sexual activa, agradable, pero podía vivir fácilmente sin estar con Fabian por meses, aunque el no lo permitía y jamas se lo había dicho, siempre le cumplía su deber de esposa.
Metida en sus pensamientos y recuerdos, no escuchó que la llamaba su amiba Carmen
La miró y sonrió. Su amiga era una lora a la hora de hablar, era muy difícil interrumpirla cuando se centraba en describir su vida amorosa.
La miro pensativa, la fiesta. No le había comentado nada a Fabian y no entendía por que lo había dudado, el nunca le negaba nada, pero tenía un leve presentimiento respecto a esa fiesta.