Otra Oportunidad

3. Comienza el caos

Sus labios se tocaron tímidamente al principio, Esteban toma su rostro con ambas manos, se separan un poco y el toca su labio inferior con el pulgar y luego lo toma con su boca suavemente instándola a abrir la boca, ella jadea un poco y el aprovecha ese instante para profundizar el beso, ella solo deja que el haga, la sensación es tan placentera que no quiere moverse para no romper el hechizo, el hunde sus manos en su pelo, la acaricia lentamente mientras se besan como si sus bocas fuera el aire que necesitan para vivir, es tan dulce su aliento que necesita besarla mas y mas, nunca pensó que algo podía ser tan dulce, tan suave, tan tierno, tan bello…

Ella se separa de el bruscamente y sin dar tiempo a decir algo se baja del auto, Esteban esta sorprendido que tarda unos segundos en comprender lo que ha pasado, baja rápidamente y la sigue, ella esta parada en la acera y se abraza así misma. La calle esta desierta, el se le acerca

  • Lo… lo siento – le dice tímidamente – yo…

Camila levanta la mano para que no siga hablando

  • No digas nada Esteban, no me hagas sentir peor
  • Es que… no se… sigue titubeando Esteban
  • Por favor. Dejemos las cosas así. Olvidemos esto
  • Esta bien como quieras. Seguimos? – le dice señalando el auto
  • Lo mejor es que me vaya en un taxi
  • Por supuesto que no, yo te llevo. Te prometo que no va a pasar nada mas

Ambos suben al auto y siguen el camino en un silencio sepulcral. Esteban de vez en cuando mira de reojo a Camila quien no quita su vista de la ventanilla. Llegaron a la casa, Camila descendió del auto rápidamente con un gracias entre los dientes, no espero a que el le respondiera y entro rápidamente al refugio que ese momento representaba su casa. Cerró la puerta y se quedo pegada a ella con lágrimas en los ojos. Estaban bajo del auto y se quedo sorprendido a l ver a su amiga prácticamente correr y esconderse, aun no entendí muy bien lo que les había pasado, tal vez fue el furor del momento, el efecto de los tragos… el no estaba borracho. Se quedo un momento mas mirando la puerta deseando que Camila saliera con esa bella sonrisa que siempre tenía en su rostro, que lo abrazara y le dijera “amigo” con esa voz tan dulce, pero nada. Pasaron los minutos y el aun esperaba un milagro, ¿Qué había hecho? Ella era la única amiga sincera que tenía, que no se le tiraba encima o perseguía, siempre le pasaba esto con las mujeres, terminaba llevándoselas a la cama y arruinando cualquier indicio de amistad, y no era por que el siempre lo quisiera así, las mujeres se dejaban llevar por su físico y cuando descubrían sus estados financieros, si que era imposible quitárselas de encima, pero Camila era diferente, ella nunca lo había mirado con ojos diferentes a los de la amistad, nunca le había interesado de donde provenían sus ingresos, simplemente se hicieron amigos, una sincera, limpia y genuina amistad, recordó en ese momento el primer día que la vio, su amigo y socio Jorge la había comentado que un amigo suyo le había pedido emplear a su esposa y ya que el necesitaba una asistente personal, quien mejor. Le había tocado hacer la inducción a el ya que Jorge estaba de viaje y al ser el, el segundo al mando era su deber.

Su empresa era una de las mejores en el campo, la habían fundado su padre y el padre de Jorge y ahora eran ellos quienes la dirigían bajo los consejos de su padres quienes aun no confiaban del todo en ellos. Ese primer día Camila llego radiante, recordó gratamente, con esa cabellara negra recogida en un moño que la hacían ver muchísimo mayor de lo que era, se la imagino con el pelo suelto debería verse hermosa. Su vestido era bastante señorial pero aun así se notaban sus curvas y lo que mas le impacto de ella fueron sus ojos, unos ojos verde esmeralda rodeados de unas espesas pestañas negras y largas, sus ojos eran igual, verdes, pero un verde mas claro, pero los de ella eran de un verde que te podían hipnotizar, en su otra vida debió ser una reina árabe o algo asi. No tenia mucho maquillaje, no lo necesitaba y cuando le sonrió, el reamente vio el cielo. A pesar de su atuendo bastante recatado, se notaba la belleza de la mujer.

Ese día pasaron todo el día juntos mientras el le explicaba la historia de la empresa, su funcionamiento y los deberes de ella, le impacto agradablemente la rapidez con que ella captaba las cosas, las preguntas tan interesantes que le hacía y las sugerencias que le dio sin sonar grosera o prepotente, tomo nota mental de recomendarla muy bien con su amigo Jorge, siempre se mostro amable sin pasarse a lo confianzuda y lo trataba de usted; al final del día le pido que le dijera Estaban y ahí empezó una amistad que ya llevaba dos años.

Por su cargo de subgerente de la empresa debía ir mucho a la oficina de Jorge y siempre aprovechaba para hablar con ella, siempre tenía un apunte interesante que aportarle, era agradable hablar con ella por que siempre tenía un tema diferente y no se limitaba a hablar solo del trabajo, con ella podías hablar de cultura, de ciencia, de deporte y siempre lo molestaba cuando su equipo de futbol favorito perdía, era increíble que una mujer tan bella y joven pudiera hablar de tantos temas, no como las demás con quienes siempre se aburría, Camila nunca se mostro coqueta o intentando mostrarse interesante a propósito para caerle bien, simplemente era ella, y el simplemente podía ser el delante de ella.




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