Otra Oportunidad

9. Alas

Camila lloró desgarradoramente al terminar de leer la carta de despedida de Fabian, por que Dios se lo había quitado, por que las cosas tenían que ser de esa manera, lloro y lloro por horas, su mama intento entrar a la habitación pero ella le había puesto seguro a la puerta, no quería ver a nadie solo quería morirse e irse con su amado, se quedo dormida llorando con sentimiento y con la carta abrazada, cuando despertó no supo cuanto había pasado y se dio cuenta que no había terminado de leer.

En las dos hojas siguientes Fabian le explicaba las instrucciones que le había dado a su abogado, todos sus bienes habían pasado a su nombre, le comentaba que sus padres no habían puesto ninguna objeción, a parte de los bienes a su nombre, de los cuales el abogado le iba a dar una lista completa, le dejaba un fideicomiso por una suma extraordinaria que le suministraría una cantidad de dinero para su manutención por el resto de su vida, para que no tuviera que depender de nadie.

Camila leía una y otra vez las líneas sin entender la magnitud de lo que Fabian había hecho. En que momento organizo todo eso? Como había coordinado cada detalle? También le daba instrucciones para confrontar a su padre. Como se había anticipado a lo que Rafael haría? Respiro hondo y decidió que desde ese instante su vida cambiaría, lo haría por Fabian, el le dio alas y las utilizaría para volar.

Se levanto y ducho, busco la ropa menos holgada y mas juvenil que tenía, y oh sorpresa toda su ropa parecía de una persona mayor, se decidió por unos jeans y una camiseta se recogió el cabello en una cola alta, salió de su habitación directo a la cocina donde encontró a su madre con la cocinera, su madre al verla sonrió

  • Hija, que bueno que saliste de tu habitación
  • Necesito hablar contigo
  • Claro hija, dime

Miro de soslayo a la cocinera y luego a su madre

  • A solas

Su mama miro a la cocinara, tomo a Camila y se la llevo al pasillo que conectaba la cocina con el comedor

  • Que pasa? – le pregunto su madre curiosa
  • Quiero que nos vayamos de esta casa

Su madre le sonrió nerviosa

  • De que estas hablando?
  • Mamá, me voy de aquí y quiero que tu vengas conmigo
  • No puedo hacer eso
  • Por que?
  • Por que estoy casada con tu padre
  • Que no es mi padre
  • Ya discutimos eso. Le debo mi lealtad y fidelidad a tu padre
  • Por Dios mama, en serio?, no puedo creer que me estés diciendo esto, ese hombre te maltrata
  • Nunca me ha puesto un dedo encima
  • Sabes muy bien que también se puede maltratar de palabra, mírate, vives prácticamente en una cárcel
  • No exageres
  • Mama, dime la verdad ¿quieres vivir lo que te queda de vida así? ¿no quieres explorar otras cosas? Vámonos, ven conmigo, viajemos, conozcamos el mundo

Su mama la miro pensativa

  • No puedo Camila
  • Mama – Camila lloro y abrazo a su madre – te iras conmigo quieras o no, no te voy a dejar con este señor
  • Con que señor Camila?

Ambas se sorprendieron al escuchar la voz de Rafael

  • Con usted señor, le informo que mi mama y yo nos vamos de su casa
  • A si? Y con permiso de quien?
  • No necesitamos permiso de nadie, somos dos personas adultas
  • A ver personas adultas, para donde se van a ir? Con que dinero? Que yo sepa no tienen nada
  • Te equivocas, mi esposo, ese que te encargaste en conseguirme, que para tu desgracia y la mía murió, me dejo una herencia
  • Enserio crees que eso te va a durar toda la vida? Me atrevo a hacer una apuesta que en menos de un año te has despilfarrado toda esa “herencia” que deben ser unos tres pesos

Camila lo miro asombrado, de verdad su padre no tenía ni idea de la magnitud de la fortuna de Fabian, y si era así mucho mejor, con lo ambicioso que era podía tramar cualquier artimaña para no dejarlas ir y quitarle todo

  • No importa si son tres pesos, veras que los voy a administrar bien, y si se me acaban no importa, puedo trabajar
  • Ja, ja, ja – dijo sarcásticamente Rafael – trabajar, en que? De secretarucha como estabas? Con eso piensas mantenerte y de paso a tu mama también? Te recuerdo que ustedes están acostumbradas a vivir bien, a tenerlo todo, por favor, crees que con ese sueldo lo vas a lograr? Camila, madura
  • No me importa lo que pienses, nos vamos de aquí
  • Sobre mi cadáver
  • Ya lo veras – tomo a su mama de la mano e intento irse. Su mama no se movió ni un milímetro

Camila la miro sorprendida

  • Mama, vamos
  • Ya viste? – Rafael señalo a su mamá – Cecilia esta acostumbrada a la vida bien, a tenerlo todo
  • Te equivocas Rafael, sabes muy bien que yo viví en la pobreza y no me importaría volver a vivir así
  • No digas una palabra mas – la amenazo Rafael
  • Que vas a hacer Rafael? Para que lo sepas, Camila ya sabe toda la verdad

La cara que hizo Rafael era un poema, Camila miro a su mama y no podía creer que tuviera el valor de decirle a su esposo que le había confesado todo

  • De que estas hablando?
  • Camila ya sabe quien es su verdadero padre
  • Como fuiste capaz? – dijo Rafael lanzándose sobre Cecilia con la mano levantada, Camila se interpuso en su camino tomándole del brazo
  • No te atrevas a tocarla – Rafael bajo el brazo y se arregló la camisa
  • Lárguense las dos, no quiero volver a verlas
  • Con mucho gusto – Camila tomo la mano de su madre y ambas salieron con unas nuevas alas y dispuestas a usarlas.




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